Obsesión Sin Límites | Harry Styles.

22×Parte II.

Lágrima tras lágrima, nada se compara con el sufrimiento de una traición. Tu amor, el único amor que has sabido valorar es el primero que te traiciona. Nada de lo que puedas hacer para tratar de olvidarlo logrará que algún día olvides por completo a ese gran amor. Todo giraba alrededor de esa persona, te creaste un mundo con ella, pero terminó siendo peor porque te ilusionaste irreparablemente. Y al sentir la desilusión, sentiste como si tu mundo se hubiera venido abajo.

Eso era lo que sentía ___, su sufrimiento era grande por la traición que sufrió. Nadie podía sacarla de aquel sufrimiento que estaba viviendo. Todo justamente sucedió el día de sus 15 años.

Las lágrimas que brotaban de sus bellos ojos desataban el sufrimiento de cualquiera, cada sollozo que soltaba su garganta rompía el corazón de cualquiera. Ver a esa preciosa castaña llorar, no le era fácil a nadie. Siempre fue alegre, viva, divertida, pero tuvo que llegar aquella persona a destruir aquel ser tan maravilloso. La convirtió en una persona triste, desilusionada, que cada día lágrimas resbalaban por sus mejillas, que a cada minuto un sollozo se escuchaba de su parte. ___ ya no era la misma de siempre, había cambiado totalmente, pasó de ser una persona alegre a una triste, pasó de ser divertida a una amarga, ya no era la misma.

Harry Styles había cambiado por completo su mundo, la forma en que ella veía la vida, había arruinado sus ilusiones, había acabado con aquel ser tan perfecto.

Se encontraba tumbada en el suelo en posición fetal llorando, las lágrimas salían y salían, los sollozos brotaban de su garganta rompiendo ésta, su precioso rostro rojo e hinchado. Había cerrado con pestillo la puerta de su habitación, no quería que nadie la descubriera en ese estado. Todo el mundo sentiría lástima por ella, no podría confiar en nadie que sintiera lástima hacia ella. No quería seguir llorando por aquel ser tan insignificante, que no merecía sus lágrimas, pero aquellas gotas saladas y cristalinas salían sin control. Sus piernas estaban entumecidas por el tiempo que había estado en esa posición, su nariz ardía por tantos fluídos nasales que sorbía, sus ojos estaban irritados y dolían por tantas lágrimas que brotaban de ellos. Su mente vagaba en recuerdos, sólo recuerdos, pero eran recuerdos en donde ella seguía siendo aquella persona viva y alegre, recuerdos donde ella sonreía por felicidad y no por falsedad, recuerdos donde era feliz al lado de ese perfecto hombre.

Ella sabía perfectamente la diferencia de edad que existía entre Harry y ella, pero no le importó, le entregó todo lo puro que tenía; su virginidad. Le entregó todo lo que una persona que ama de verdad podría entregar. Le entregó todo lo que tenía, todo lo que tenía valor para ella. La diferencia de edad no destruye una relación en la cual existe un verdadero amor, pero en aquella relación no existía ningún amor. Harry nunca la había amado, solamente fue una relación pasajera, en la cual él recibía su pureza y carisma, mientras que él sólo daba pequeñas migajas de lo que ya le había entregado a otras. El había matado el amor que ___ sentía hacia él. Harry había acabado con el corazón de aquella castaña; había acabado con todo.

Se levantó del suelo con la cara en alto, limpió sus lágrimas agresivamente y trató de mantenerse de pie durante unos segundos. Caminó hacia su cuaderno de canciones y comenzó a escribir otra canción. Al cabo de una hora tenía otra composición, en total poseía 3 canciones nuevas. Se acercó al piano que se hallaba en una esquina de su habitación y se sentó en el banco de madera para comenzar a emitir una preciosa melodía lenta, pero a la vez triste porque así se sentía ella; triste. Emitió otra con un ritmo más rápido y un poco más alegre, pero la letra era un poco rompecorazones y a la última emitió una preciosa y lenta melodía, sus lágrimas amenazaban con salir y no se opuso, las dejó brotar de sus lindos ojos.

Ya cansada de tanto llorar, las limpió y se levantó del banco. Tenía que hablar con alguien, con alguien que pudiera escucharla y aconsejarla. Agarró su teléfono y marcó un número en especial, al paso de tres pitidos aquella voz masculina y gruesa se escuchó.