Casi es hora para que empiece la fiesta. Estoy tan nerviosa que no puedo ocultarlo. No sabría como reaccionar si alguien me hace algún cumplido o si me llegara a encontrar con alguien no deseado. Lo más probable es que le dé la oportunidad a alguien de sacarme a bailar, si es que llega a ocurrir. Como dijo Beth, no todos los hombres son malos y hoy comprobare mi teoría.
Parece que voy a ir a la típica fiesta universitaria a la que todos pintan como la mejor experiencia de la vida. A la que todos quieren asistir pero la mayoría no puede, donde todos los chicos vírgenes quieren asistir para encontrar a alguna chica para follar. La soñada de todos y disfrutada por pocos. Siento honor en parte porque poder asistir a una por fin en una buena etapa de mi vida, en la indicada.
Debo prepararme para lo que podrá depararme la fiesta y la oportunidad que tengo para socializar como lo hace mi amiga Beth. No quisiera sonar urgida pero casi no se tienen estas oportunidades y espero no arrepentirme.
Me aliste con mucho tiempo de anticipación. Me metí en la ducha, primero me enjabone los brazos y pase al cuello, luego las piernas y así. Dejando los pechos para el final. Terminando solo me quedaba ponerme shampoo en el cabello. Me encantaba el aroma que quedaba impregnado en mi cabello, un aroma frutal que me recuerda a las vacaciones pasadas en el campo.
Salí de la ducha descalza y abrí el primer cajón donde tenía mis vestidos preferidos. Tomé el primero pero considere que era demasiado largo y formal para una fiesta de estas.
Elegí una combinación informal pero suficiente para una fiesta. Unos jeans y una camiseta negra con puntitos blancos simulando el universo y sus pequeñas estrellas. Tenía uno de los hombros descubiertos, eran un toque especial. Tenía pensado llevarme unos tenis blancos pero recordé que eran los menos indicados, así que opte por unos negros. Tenía una bolsa cuadrada y pequeña que se lleva bruzada en el hombro. No era lo mejor pero me siento cómoda llevándolo. No soy mucho de usar bolsas llamativas y caras. Iba a una fiesta y no la necesito pero nunca me la quito.
Terminando de arreglarme, me quede recostada en mi cama estudiando algunas cosas sobre la clase de fotografía.
Escuche que alguien tocaba la puerta a la vez que se iluminaba mi habitación con el destello de luz de un coche, la luz entraba por la pequeña ventana tapada por unas cortinas azules. Mi habitación estaba pegada del lado del estacionamiento de la academia, mi habitación está en el primer piso. Una ventaja para llegar rápido a todas partes incluyendo los baños. Me ayuda mucho, pero también me gustaría cambiar de habitación, escucho cualquier ruido de afuera. Aprendí a vivir con eso.
Era literal, una habitación grande para una o dos personas. Así era el sistema en la academia. La misma academia te ofrecía baño y techo. Puedes elegir salir de la academia, a cualquier parte. Solo si no pierdes ninguna clase.
A mi compañera de departamento le hubiera molestado que alguien tocara a esta hora y más si la visita no era para ella. Suerte que casi no está aquí. Menos ahora que está de intercambio, por ahora puedo arreglar la habitación a mi gusto.
― ¿Ya estas lista? ― Grito Beth por encima de la puerta. No conteste porque abrió la puerta al instante. Se quedó observando la pared principal del cuarto, había un gran collage de fotos nuestras y mías individualmente. Sonrió tenuemente al instante.
—Por supuesto, creo que puedes notarlo —Dije sacando el móvil para confirmar la hora.
—Que bien porque no vamos a perdernos el clímax de la fiesta. —Me escaneo con la mirada de arriba abajo.
Desvié mi vista para ver que Todd se acercaba con calma hacia nosotras.
—Bueno, chicas ¿Podemos irnos?
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Te volvería a elegir una vez más
Novela JuvenilUna fiesta que parece empezar después de los exámenes es la soñada de todos: Cervezas, música, amigos, sexo y alberca. Este tipo de ambiente no pertenece al de Kath, prefiere quedarse en sus propios pensamientos. Beth, su mejor amiga la convence p...