Gorugo v.X: Wolf In Sheep's Clothing

Esperanza (Capítulo 4)

Tras presenciar aquella cruel escena, los chicos fueron dirigidos a sus habitaciones, sin más.
Lo único en lo que conseguía pensar Gorgue mientras se revolcaba en su cama, era la expresión de César durante su ejecución. En que la desesperación lo había consumido. En que todo aquello era innecesario.
Tras darle vueltas al tema por un buen rato, quedó sumido en un profundo sueño.
A la mañana siguiente, fue despertado por aquella odiosa voz.
-¡Buenos días, buenos días! ¡Felicidades, chicos, habéis desbloqueado una nueva zona del instituto! ¡Dirigíos al final del pasillo principal!
Con gran parsimonia, se levantó de la cama y se sentó al borde de ésta. "¿Cómo que una nueva zona...?" Pensó mientras se dirigía hacia la puerta. La abrió y fue directo a la zona indicada.
Allí sólo se encontraban Lucas y Hugo, quienes parecían muy inmersos en su conversación.
-Parece que somos los primeros, ¿eh? - Gorgue dijo, con pesadumbre.
-Así es - contestó Hugo - Pero... ¿Qué era todo eso de una nueva planta? Las escaleras siguen bloqueadas por una especie de valla.
-Señor Obviedades, eso ya lo sabíamos -  dijo Lucas, cortante.
Cinco minutos después, todos los chicos se encontraban ante aquellas extrañas puertas.
-¿Qué se supone que es esto? - preguntó Sebastián, con una mano en la nuca.
-Pronto lo sabremos - contestó Ana, cruzándose de brazos.
La voz de los altavoces volvió:
-¡Qué emocionados os veo, chicos! ¡Tranquilos, que ya va!
De repente, un estruendoso chirrido llenó el pasillo, y, a su vez, las puertas que bloqueaban las escaleras, comenzaron a abrirse, verticalmente.
Gorgue miró a los chicos.
-¿Qué hacemos?
-Subamos. - dijo Javi.
-¡Eso! - gritó Adrián, entusiasmado.
Por primera vez en mucho tiempo, sonrió.
-¡Venga! - replicó Hugo, subiendo las escaleras.
Los demás le siguieron, cada uno a su ritmo.
Al llegar al segundo piso, se encontraron con una gran piscina cubierta, una especie de salón arcade y una biblioteca, pero ninguna salida.
Aun así, Gorgue no iba a rendirse aún. Los sacaría a todos de ahí. Tenía la certeza de que lo haría.
Absorto en sus pensamientos, fue espabilado al oír a Irene hablar:
-Chicos, chicos. Antes de nada... Me gustaría pediros un favor. Todos tenemos que prometer una cosa.
-¿Qué cosa? - preguntó Lucas, sin mirarle.
-No más asesinatos, ¿vale? Saldremos de aquí todos. Vivos.
-Está bien - dijo Javier - No más asesinatos, es una promesa.
Vigorizados, los chicos prometieron uno a uno que harían todo lo posible para evitar que alguien más muriese. Aunque, en el fondo, sabían que eran palabras vacías.
-¡Tenéis tiempo libre, chicos, haced lo que queráis! - volvió a hablar la voz de los altavoces.
Tan pronto como oyó esto, Adrián se acercó a Gorgue y le susurró:
-Hay una piscina. ¿Sabes lo que eso significa?
-¿Agua?
-No, parguela. Chicas.
-Ah. Oye, te... te está sangrando la nariz. Creo que paso.
Sebastián, en cambio, se acabó uniendo a Adrián, quien ahora estaba sentado en uno de los banquillos de la piscina, mirando a las chicas desde lejos.
-Esto podría estar bien al fin y al cabo.
-Seh - dijo Sebastián, estirándose - Podría estar bien.
Mientras tanto, Lucas y Hugo se encontraban en el salón de arcade, jugando juntos a los videojuegos que allí habían.
-Hugo.
-¿Sí?
-¿No te parece un poco extraño el hecho de que tengamos todos estos lujos de gratis?
-Ahora que lo dices, sí. - dejó de mirar la pantalla. - Pero la verdad, no me quejo. Si no fuera por lo de que podemos morir y eso, estaría bastante bien.
-Ya ves.
Ana y Javi, por su parte, estaban en la biblioteca, buscando información sobre el lugar donde se encontraban, sin mucha suerte, al parecer.
-A este paso no vamos a terminar nunca. Aquí hay demasiados libros como para consultarlos todos. - Se quejó Javier.
-Tranquilo, seguro tiene que haber un documento que nos dé alguna pista.
-Eso espero - suspiró.
Gorgue entró a la biblioteca, mirando a su alrededor.
-¿Interrumpo algo?
-No. Puedes ayudarnos, si quieres. - contestó Javier - Por ahora no hemos encontrado nada interesante.
Luego de un rato en silencio, Gorgue habló.
-Eh... ¿Y esto?
Sostenía una especie de sobre cubierto de polvo.
-Déjame ver - intervino Javi, cogiendo el sobre. Lo abrió con cuidado, lo que dejó ver una única hoja de papel en su interior.
Comenzó a leer en voz alta las primeras palabras que aparecían en el texto:
-Durante muchos años, la academia Sofía se ha dedicado a la formación de talentos a escala mundial...
-¿Qué significa eso?
-Déjame seguir. La academia, bajo una sanción especial del gobierno, tiene una tradición a los graduados de más alta calidad, en todos los campos.
-¿Es todo? - preguntó Ana.
-Hay más. No obstante, la situación actual ha provocado el cese actual de nuestras actividades. Lamentamos tener que tomar esta decisión, pero el grave problema no ha dejado otra alternativa.
Tras decir esto, Javier dejó la hoja en la mesa más próxima que tenía.
-¿Qué...? - murmuró Gorgue - No deja de mencionar un supuesto problema, pero no sabemos nada de él.
-Ya veo... - comenzó Javi. - Parece que la academia Sofía ha cerrado sus puertas oficialmente.
-Y, a juzgar por el polvo del sobre, esto sucedió hace bastante tiempo - añadió Ana.
-Probablemente la "Mente Maestra" ha podido utilizar la academia como ha querido al estar abandonada... - comentó Javi.
-Pero, cuando llegué aquí hace unos días... No había nada que indicara que hubiera cerrado, ni nada parecido.
-

Será mejor si lo dejamos a un lado, por ahora. Sólo nos complicaremos más - finalizó Ana.
Luego de un rato, Gorgue decidió ir a hablar con más gente, simplemente para conocerles mejor. Primero fue donde se encontraban Adrián y Sebastián.
-¡Hombre, Gorgue! - gritó Adrián a todo pulmón - ¡Te has perdido todo lo bueno!
Gorgue miró a la piscina.
-Creo que mejor así - suspiró. - Oye, ¿sabes dónde está Hugo? No ha aparecido aquí en todo el día...
-Creo que en el salón arcade, con Lucas.
"Con Lucas, ¿eh?" Pensó.
-Gracias.
Decidió acercarse al salón arcade. Como dijo Adrián, Lucas y Hugo se encontraban allí.
-Gorgue... - dijo Lucas, sin dejar de mirar la pantalla - ¿Qué te trae por aquí?
-Simplemente estaba dando una vuelta, investigando.
Hugo se giró, y se dejó caer en la pared.
-¿Quieres unirte a nosotros?
-No, gracias... Quizás luego - contestó, dispuesto a irse.
-Espera, Gorgue. - ordenó Hugo. - ¿Podemos hablar en privado?

CONTINUARÁ...