El amor es confuso... ¡Y asqueroso!

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Sus parpados se mantenían lo más tensos que eran capaces, la tráquea se le obstruyó quien sabe con qué provocando que su respiración fuera cada vez más lenta y tortuosa, ¿Siquiera se encontraba respirando?, las manos las sentía sudorosas y sumado a eso temblaban cual gelatina. Intentó cerrarlas un poco y casi pudo escuchar su rechinar, ¡Dios santo! Todo su cuerpo podía sentir la presión de ese momento; buscó mojar sus labios pasando su lengua sobre estos sin tener mucho éxito, la boca se le había secado desapareciendo casi por completo su saliva. No podía con tanto, la situación le superaba.

Y es que él, Portgas D Ace, un joven en sus resplandecientes quince primaveras se encontraba frente a un chiquillo de no más de siete años de edad quien logró petrificarle en menos de un segundo. Porque, sencillamente, no daba crédito a lo que había escuchado. Algo como aquello no podía estarle pasando a él, justamente a su persona no. Era el cliché más estúpido y, valga la redundancia, repetido de las historias favoritas de las colegialas, esas niñatas deseosas del amor de primavera y que soñaban despiertas con quien les jurara amor eterno ¡Puaj! Podían meterse el romance por donde mejor les entrara. Lastimosamente en más de una ocasión fue víctima de dichas historias cuando sus amigas -simples conocidas- no paraban de contar y hablar sobre estas por horas y horas. De tan solo recordarlo le entraron unas terribles arcadas.

Y por esa pequeña razón es que aquella situación se le antojaba de lo más ridícula; y aunque, en caso tal de ser así, no le repudiaran todas esas cuestiones amorosas ¡Él no era una maldita chica, joder!

"Estoy enamorado de ti, Ace." Fue lo pronunciado por el niño que muy serenamente le clavaba la mirada cual garfios en la piel sentado desde uno de los muebles de su sala mientras devoraba galletas felizmente. Aquello tenía que ser una maldita broma, una cámara escondida o tal vez había escuchado mal. Su vecinito, ese niño ultra hiperactivo de enormes ojos brillantes, ingenuo e inocente como todo niño de su edad o incluso más, él, su niño favorito que había aprendido a adorar como un hermano menor no podía decirle eso. ¿Dios, que se supone había hecho mal en su corta vida de quince años?

Trago grueso sintiendo como la resequedad de su garganta le quemaba. Los nervios comenzaban a hacer de las suyas por lo que en un intento desesperado en intentar fingir que no estaba ahí posó su mirada en uno de los vasos con refresco sobre la mesa, notó como el hielo lentamente se derretía a causa del calor del verano, como las gotas de agua fría resbalaban por el contorno del vaso iguales al sudor de su nuca que mantenía húmedos los cabellos de esa zona y pegados a su cuello.

Jugueteó con sus manos, apretándolas entre sí en un vano intento de darse fuerzas y ánimos él solo. Soltó un largo y lastimero suspiro por la nariz antes de regresar su mirada a la menuda figura del menor.

- Luffy... - Pronunció a duras penas, ¿Cuánto aire le había costado decir solo el nombre del chiquillo? Aclaro su garganta y lo intento de nuevo. - Luffy, eso que acabas de decir no es... creo no sabes lo que... - Patético, lo único que podía hacer era balbucear palabras imprecisas mientras la vista del moreno menor estaba sobre él, esperando que dijera algo coherente con su cabeza ligeramente inclina a un lado dando a entender que tenía que explicarse mejor. Seguramente estaba haciendo el ridículo. ¡Bravo Ace! Se felicitó a sí mismo. Mordió su labio inferior y tomó aire de nuevo. - No puedes estar enamorado de mí, Luffy. - Terminó por decir de manera suave, tanteando las posibles reacciones del menor.

- ¡Sí que puedo! - Sentencio inmediatamente el jovencito ante lo dicho por su vecino.

- No, Lu, escucha. - Suspiró pesadamente, conocía esa mirada y sabía que sería muy difícil de convencer al menor de otra cosa. - Eso no es posible, tú aun eres muy pequeño como para saber qué significa eso. - El ceño fruncido del menor le decía que no estaba de acuerdo con él. ¡¿Cómo mierda se le hace entender a un niño de 7 años que está equivocado?! ¡Sobre todo si ese niño es Luffy! - Creo que estás confundiendo algunas cosas.

Inocente amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora