Aquella noche, tarde algunas horas en dormirme. Recuerdo que fue pensando, seriamente, que en los tiempos que corren, la inteligencia del ser humano es incapaz de agotar la realidad. Continuando en mi monologo interior, descifre que lo esencial y propio del hombre es la anticipación, el constituirse mentalmente en aquello que todavía no es. Aquellos que piensan algún proyecto, sienten y van hacia algún lugar, van con esperanzas, caminan erguidos, sabiendo que en sus pasos, caminan su realidad. Van mejor.
Al mediodía siguiente, después de tantos días de placer sibarita, ellos regresaban al camino. Ellos, los que un día llegaron y crecieron en su conversación. Ellos, los viajeros de quien sabe donde. Ellos, quienes regresaron una y otra vez. Si, ellos, siguieron su viaje.
El deseo en el ultimo abrazo, antes del partir, fue que lo recorran con Virtud. Si la felicidad es el objetivo, tiene que ser por medio de la virtud que nos regalo la vida, aunque la virtud de hoy no es la misma del pasado, porque todo evoluciona, todo cambia en el camino, todo cambia en el tiempo.- les dije mientras nos abrazábamos.
-¿y tu? preguntaron
Yo...yo voy por un viaje al más acá, no al más allá. Esta es mi casa, la hermosa Casamono...mas que un restaurant.
...Y así fue, que escribí esta historia que estas leyendo, con momentos de inspiración, que son uno de los grandes misterios y triunfos de la mente y que comparto para disfrutarlo mejor, ya que la alegría es mejor cuando es compartida.
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