Capitulo 7: Wings

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El nivel de las caricias aumentaron como la ansia de sus lenguas disfrutándose, Bang arrinconaba al menor en la pared en aquel solitario callejón sus labios vagaban insistentemente por un amplio cuello color nieve sus dedos se fueron colando por debajo de esa playera rasgando esa piel su muslo rozaba una entrepierna excitada, Jun rozaba con desesperación buscaba más contacto, la ropa parecía estorbarle, la piel, los milímetros separados eran impedimentos absurdos se aferro a una espada llevando sus labios a la oreja del contrario la cual termino lamiendo.

—Vamos a tu departamento.—Sugirió sumergido en el más profundo deseo que despertaba de su lujuria aprendas por esos cinco años.—No aguanto más.

—Debemos avisar.—Susurro acercando su boca para morder su labio inferior, Jun negó con la cabeza.—¿Estas seguro?

El mayor no necesito una respuesta debido a que el grisáceo devoro su boca como un ser hambriento que ha existido con la necesidad desde el instante que llego al mundo la pareja corrió a donde dejaron estacionado el auto al momento de ingresar no pudieron detener su imperiosa necesidad, Bang encendido el vehículo enfocando su vista en el camino Jun lo observo de reojo y una maldad se hizo presente en su mente como un pequeño grillo animándolo a realizar una travesura, una perversa sonrisa se dibujo en aquellos labios hinchados, su mano se deslizo por unos muslos hasta llegar a cierre del pantalón el cual bajo para insertar sus dedos y acariciar una notable erección, el contacto al inicio fue extraño, sus sentidos despertaban después de años en hibernación mordió su labio inferior con hambre sin pensarlo llevo su boca a esa zona Bang trataba de negarse pero no podía evitar que le fascinaba la idea su vista se enfocaba en el camino vacío pero su mente se ahogaba en los más terribles placeres terrenales creados para disfrute de los humanos.

—Detente, alguien puede vernos. —Hablo tembloroso presionando el freno al ver que el semáforo iluminaba el foco rojo.—Ah, Ahhh No sigas.

—¿No te gusta ? —Cuestiono con un tono infantil simulando a un niño recién reprendido por un juego que él mismo ha creado, su lengua delineo esa extensión que sobre salía por la abertura del pantalón. —Sé mas honesto hyung, admite que te gusta.

Bang echo la cabeza en el respaldo al sentirse adentro de esa humedad boca instintivamente levanto su cadera para ir mas profundo, Jun no se detuvo ante las lamidas disfrutaba del contacto, sus pupilas gustativas entraban en mar de explosiones adictivas ese sabor a sal envuelto en un toque jamas antes conocido, succiono con fuerza loa gemidos provenientes del mayor lo alentaban a continuar escuchaba como el motor del auto se apresuraba aumentar la velocidad, sus labios bajar, subieron esa longitud de carne, YongGuk llego al limite cuando logro estacionar el auto en el espacio designado Zelo se incorporo con un hilo blanco recorriendo la comisura de sus labios ambos se besaron ansiosos, compartieron aquel extraño sabor de sal se adentraron al elevador donde sus miradas se cruzaron es cuando el mundo se detuvo, los cinco años separados disminuyeron su importancia, la estúpida pelea fue minimizada solo quedaban ellos dos a mitad de un desolado desierto ambos elevaron sus manos acariciando el rostro del contrario verificando que el tiempo separados no había modificado algo de sus caras sonrieron como si fuera un efecto espejo, al mismo tiempo, de manera tonta fue entonces que sus labios se volvieron a encontrar succionaban la vida del contrario como si fueran dos sedientos náufragos tomando agua después de años de no probarla, Bang borro de su mente la forma como abrió la puerta del departamento, en su recuerdos solo existió la sensación de sus dedos recorriendo tan bella figura, su ropa como la del extraño salieron volando por distintas direcciones de la habitación,, Bang detuvo sus movimientos cuando su visa capto a esa figura blanca desnuda recostada sobre su cama, era como un sueño, uno de esos que tantas veces cerro los ojos buscándolo en su mente, en sus desgastados recuerdos, se frustraba por olvidar detalles por no retener la sensación que una vez pudo palpar.

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