Capitulo 10: Love someone

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Las risas de una pequeña niña resonaban en la primera sección de la zona VIP en aquel vuelo proveniente de España con dirección al aeropuerto de Icheon, algunas personas a su alrededor giraban su cabeza a observar a tan peculiar duo, el joven de unos escasos 23 años jugaba con un bebe de un año, le mostraba un peluche en forma de un tigre conocido de Disney, la mayoría de los presentes eran de nacionalidad coreana por ello miraban mordazmente tan bizarra escena, a un lado de esta dinámica pareja se encontraba un segundo hombre quien leía entretenido unos papeles puestos en su regazo, el estado del vuelo era tranquilo pero el ambiente se tensaba ante el escudriño publico de algunos individuos quienes no parecían estar de acuerdo que dos hombres cuidaran de un bebe.

—¿tienes hambre? .—Le cuestiono el chico con una perforación en la nariz y un arillo en la oreja derecha.—Oh mi precioso bebe tiene hambre.—Le dijo animado llamo a la azafata quien en cuestión de segundos se acercó a él.—Me podría traer su mamila por favor.—La mujer asintió y el chico regreso su mirada al niño que atentaba con soltarse a llorar.—No mi amor la comida viene en camino, no llores.—Acercó su nariz para jugar con el estomago del infante quien nuevamente soltó una risa.—¿HimChan logró recuperar el departamento?

—Si, no hubo problemas con eso.—Contesto el pelinegro desviando su vista a sus compañeros de viaje.—¿Crees que el aire acondicionado le cause frío? esta moqueando un poco.—Agrego acercando sus dedos con un pañuelo y limpiar la nariz de la niña.— Hola princesa ya viene tu comida, gracias.—Le dijo a la azafata quien les ofreció el biberón, la chica se sonrojo ante la mirada y la sonrisa de ese apuesto hombre al notar la mirad fría del más joven se alejo apenada—Parece que no puedes olvidar tus celos.—Comentó en forma sarcástica dandole la mamila a la pequeña.—No somos tan malos padres.

Jun le paso a la pequeña para ponerse de pie y buscar una manta en su mochila, odiaba ser el entretenimiento especial de sus compañeros de viaje pero nada podía ser, volver a Corea, a casa significaba recibir tratos injustos, miradas inquietantes, mordidos comentarios hacia la incapacidad de dos hombres de darle estabilidad emocional a un niño, tachándoles de pecadores, amaban su país de origen pero conocía lo cerrados, cuadrados que eran sus ideales, si el resto del mundo se oponía no les importaba, arropó a la menor quien se había quedado dormida con el chupón en la boca sacó el porta bebes para acomodarla en el interior, su mirada se levantó al sentir unos dedos entrelazarse con los suyos se acomodo en su asiento para acercarse y besar a su pareja mientras ambos observaban al infante descansar.

—¿No crees que será pesado cursar tu último año de Universidad con la bebe?.—Le cuestionó mientras lo guardaba en su regazo.— He hablado con el CEO de Queen sobre reducir mi carga de trabajo pero realmente es importante mi opinión para unos detalles.—Jun cerró los ojos, Bang había vuelto a ser el mismo que conoció en la preparatoria llevaba el cabello un poco largo, usaba sacos con camisas y ahora llevaba un sombrero negro al igual que lentes.—No quiero causarte problemas, en verdad quiero que ejerzas tu carrera.

—Soy honesto hace unos años no me veía como padre pero no me desagrada la idea, creo ser capaz de cuidar de ti y de Jun.—Contestó levantando el rostro para volver a besarlo.—Claro que disfrutaré mi carrera me he divertido estos últimos años, no me afecta imaginarme como un hombre hogareño.—Emitió una sonrisa con las mejillas sonrojadas.—Un hijo no tiene que separarnos sino unirnos, es nuestro Bang.—Lo sujeto del rostro emocionado por tal afirmación.—Tuyo y mío.

El mayor afirmó, poco le importaba los murmullos, perjuicios dichos por bocas viperinas que hablaban a sus espaldas si los humanos viviéramos dependiendo de aquellos pensamientos de desconocidos nunca hubiésemos prosperado o avanzado un poco más, Bang le colocó los audífonos a su pareja, a veces, solo a veces el miedo de perderlo lo agobiaba, era un adulto pero ante sus ojos continuaba siendo ese niño al que tanto deseaba proteger del exterior, emitió una sonrisa al sentir como el hombre acomodaba el rostro en su pecho, entrelaza sus dedos, quizá, solo quise ambos eran más fuertes estando juntos, creaban una barrera donde los pensamientos negativos se detenían, se filtraban perdiendo su poder, ya muchas lagrimas derramaron en el pasado, recorrieron una senda solos descubriendo que ese no era el anhelo de su futuro deseado.

Sexy vs SweetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora