R.C.: Al corazón

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Cada noche veía esa tierna luz verde salir de tus ojos, alumbrándome el camino para no llegar tan hecho trizas a casa, aunque realmente, tú no sabías que tenías ese efecto en mí.

A menudo me sentía solo, sin ganas de vivir, de luchar... Sin embargo, el verte, me llenaba de esperanzas. Quizás algún día podría hablarte, podría decirte lo mucho que me gusta el brillo de tus ojos, tu encantadora sonrisa y tu dulce voz angelical. Eras mi ángel de la guarda.

¿Me podía enamorar de ti? Me preguntaba. ¿Sería correspondido? Preguntaba mi temor. ¿Podría yo iluminar su vida como lo hace ella con la mía? Preguntaba mi ilusión. ¿Podríamos compartir un camino juntos? Le preguntaba al destino.

Y todas las respuestas me fueron respondidas en el momento que ella se sentó a mi lado en el tren, clavó sus ojos en los míos, me sonrió y me pegó un tiro al corazón.

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