Salió por la puerta trasera de aquel bar-restaurante y suspiró:
¡Era perfecto!
La paga, el horario, la seguridad...
Definitivamente le encantaría quedar entre las chicas elegidas para las dos vacantes disponibles como camareras en el local.
Y lo que más le encantaba era que al ser en un horario nocturno, no intervendría en las clases que le impartía a Kieran.
Ese chico con aspecto de ángel... Tan hermosamente único.
Sacudió la cabeza y se obligó a alejar aquellos pensamientos. Mentiría si dijera que no los tenía a menudo. Y le asustaba, era consciente de lo que la presencia de Kieran le causaba, de una manera tan fuerte que se repetía que eso sólo terminará con ella lastimada.
Kieran nunca se fijaría en una chica como ella.
Sara no imaginó poder llegar a hacerse amiga de un chico como Kieran. Y es que siempre tenía en mente que chicos tan guapos como Kieran y Joshua, herederos de una gran fortuna podrían ser de los más crueles, creedores de tener el derecho de pisotear a todo el que se le cruza por delante sólo por tenerlo todo.
Fue testigo de algunos casos, por lo que aprendió que lo mejor era alejarse de ese tipo de animales —como con gusto ganado— les llamaba.
Pero no, este no era el caso de ese par de tontos encantadores.
Subiendo al autobús que la dejaría cerca de su casa, sacó el celular de su bolso de lado y sonrió al reconocer el nombre que aparecía en la pantalla de su celular:
—Hey Wen.
—¿Hey Wen? ¿Es en serio? !Sara López! tengo dos semanas sin verte, y desde hace una ni siquiera me llamas y es todo lo que dices, ¡¿huh?!
Sara rodó los ojos sonriendo ante los gritos histéricos de su mejor amiga —Tranquilízate Wen...
Al instante se arrepintió de haber dicho eso:
—¡No me digas que me tranquilice Sara!
Tuvo que alejar el aparato de su oído por un momento para no quedar sorda, y le dirigió una sonrisa de disculpa a la persona que se encontraba a su lado mirándola con malos ojos.
—De acuerdo Wen, lo siento. Pero en serio, cálmate o me echarán del autobús por tus gritos parecidos a los de las brujas de salem.
—Muy graciosita Sara López. Vamos, espero tu explicación... Pero primero dime, ¿en dónde andabas?
A su amiga le encantaba saber todos sus paraderos.
—¿Sabes cuál es el bar Three Circles?
—¡Por supuesto! no sabes como muero por ir allá.
—Bueno, vengo de una entrevista de trabajo del local para un puesto de camarera.
—¡Ay! —Gritó de emoción su amiga —. ¿Y qué pasó? ¿lo obtuviste?
—Estaré esperando la llamada la próxima semana.
—La pequeña Sara trabajando en una discoteca, ya que quiero que Steve se entere... Pero espera, ¿Y tu trabajo de dar clases al irresistible dios griego?
Sara rió por la ocurrencia de su loca amiga —Es un horario nocturno, por lo que no tendré problemas. Escucha Wen, estoy llegando a mi parada y tengo que colgar; ¿que tal si mañana paso el día en tu casa y nos ponemos al día?
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Más fuerte que el viento
RomanceUn viento fuerte puede derrumbar muchas cosas a simple vista carentes de debilidades. Una vez que lo hace, no deja ningún rastro de dudas. Pero, aquel chico con aspecto de ángel quería demostrarle a esa inigualable pequeña que los sentimientos que...