Estuve toda la tarde esperando a que mamá se fuera a trabajar. Ahora estamos viendo la televisión los tres como cada miércoles familiar hasta que ella recibió una llamada de su jefe diciendole que la necesitaba urgente para dar clase a los de último año. Ella en seguida se preparó para salir de casa. Al cabo de unos veinte minutos contados di la escusa a mi padre de que se me olvido darle unos papeles a mamá de su trabajo y debía llevarselos no vaya a ser que tenga que devolverse. Mi padre no se negó así que me puse mis zapatillas lo mas rápido posible, cogí unas hojas cualquiera que después depósito en la papelera cuando estoy lo suficiente lejos de casa. Paso por la cafeteria favorita de mi madre para llevarle un café y no sospechara de mi repentina aparición por la universidad en la que trabaja. Llegué a dicho lugar para dirigirme a su despacho, pero de lo despistada que iba en mis pensamientos por conseguir esa bendita llave choque con algo o alguien que me hizo caer y tirarme a mi misma el café sobre mi blusa turquesa. Este día no podría ir peor.
-discúlpame- me ayuda a levantarme el chico que me tiro al suelo -no te vi - alzo mi vista para toparme con un rubio despeinado.
- no te preocupes- contesto rápida.
- tu eres... Zenerie ¿cierto? -agito mi cabeza asintiendo a su pregunta. Sus grisaceos ojos se posan sobre los míos provocando que suba un leve rubor a mis mejillas.
- ¿cómo sabes mi nombre? - frunzo mis labios.
- tu madre es mi profesora de literatura. Habla muy bien de ti a todos - sonrie mostrandome su perfecta dentadura. Escondo mi rostro entre mi oscara cabellera de la vergüenza. No suelo venir a la universidad ya que no me gusta molestar a mi madre en su trabajo, pero ahora entiendo porque hay gente que murmura cuando me ve entrar.
-asi son las madres -me encojo de hombros- bueno....
- Izhan - se apronta a decir - Izhan Kreslye -extiende su mano y yo la acepto para presentarnos.
- es un placer conocerte, pero tengo que ir a ver a mamá.
-el placer es mío ¿necesitas ayuda? -al parecer se a dado cuenta de que estoy pérdida.
- eh... Si -respono apenada - ¿podrías llevarme a su despacho?
- sigueme - Izhan y yo caminamos por diversos pasillos de la institución, en estos personas (que no conozco) me saludan, al principio pensé que se lo decían a Izhan puesto que él estudia aquí. Pero todo cambio cuando empezaron a saludarme por mi nombre. Mientras que el rubio aquí a mi lado solo se reía por mis muecas confusa.
-te dije que eres muy conocida.
- solo espero que no haya enseñado mis fotos de pequeña en la bañera.
-oh si lo hizo - me mira con burla. Solo quiero salir corriendo o que la tierra me trague. Izhan se echa a reír sujetando su estómago por mi inexpresiva cara - es una broma. Nos las ha prometido, pero todavía no las ha traido -me guiña un ojo.
- me encargaré de esconderlas tranquilo -doy dos palmaditas en su hombro. Observo mi mano y la retiro de inmediato dandome cuenta de mi osado gesto. Sus ojos curiosos conectan con los míos, tengo una sensación de haberlo visto hace mucho tiempo - ¿nos conocemos de antes? -entrecierro mis ojos analizando lo. Sus músculos se han tensado de repente desconcertando me.
-si nos conociéramos estoy seguro de que no te habría olvidado - relame sus labios con disimulo.
Desvío mi mirada de él para llevarla a la puerta blanca que tenemos enfrente. Vuelvo a fijar mi visga en Izhan esperando una respuesta de su parte. Parece que esta nervioso quizás por lo que dijo.
- ya hemos llegado - sujeta su mochila con inquietud.
-gracias- doy una corta bocanada de aire- ¿te apetece ir a tomar un café algún día? -hablo tan rápido por la vergüenza que no se si logra entenderme -como agradecimiento por ayudarme y bueno... Por chocar contigo -me escuso.
Ahora que me fijo bien gran parte de su camisa gris esta manchada de café igual o incluso peor que la mía. Otra cosa de la que no me había fijado es la buena forma en la que esta. Su camisa esta moderadamente ceñida a su cuerpo dejando a la vista sus musculoso brazos y pectorales marcados.
- claro - sonrie dejandome nuevamente ciega con el brillo de su impolutos dientes. Intercambiamos números y después se marcha con esa ladeante sonrisa.
Entro al despacho de mamá.
- ¡Zenerie! ¿Hija que te a pasado? - mira la mancha de mi blusa.
- venía a traerte un café cuando me choque con alguien -extiendo mis brazos.
-hay mi niña, esperame aquí. Voy a por un paño con agua a ver si logramos sacar la mancha -se va como toda madre preocupada.
Quién lo diría Izhan me a brindado la oportunidad perfecta para alcanzar mi objetivo en la búsqueda de la llave. Rebusco por el escritorio lleno de papeles hasta que doy con un juego de llaves, pero para mi suerte ninguna es la que busco. Reviso con un ápice de esperanza los cajones en los laterales de dicho objeto y tampoco. Me siento en una silla a esperar a que vuelva dandome por vencida en mi patético acto de detective fallido. Me entretengo en la espera dando golpecitos con el pie en el suelo. Oigo un leve chirrido bajo la alfombra que llama mi atención. Me agacho al suelo para descubrir de que se trata, levanto la alfombra polvorienta dejando a la vista una tabla suelta. Doy suaves toques oyendo que el sonido es hueco como si fuera una caja. Quito dicha madera del suelo apareciendo por arte de magia la llave que con tanto entusiasmo he venido a buscar. Unos pasos provinientes de afuera se acercaban poco a poco. Tome la llave y coloque todo como estaba. Sacudo mis rodillas, guardo la llave en mis pantalones para después sentarme en la silla para recibir a mi madre quien se asoma segundos más tarde como si nada.
- aquí traigo el pañuelo. A ver levantate -sigo sin ningún reproche su orden.
- sabes que mamá, mejor me voy a casa para meter la blusa a lavar rápido. No te preocupes- ya tengo un pie fuera de la puerta - nos vemos en casa. No trabajes mucho, te quiero - cerré la puerta y salí corriendo antes de que preguntara cualquier cosa.
Corrí hasta llegar a casa. Papá seguramente se fue a hacer la compra como le pidió mamá. Era el momento preciso para saber más sobre ese secreto que ambos me esconde el cual me incumbe ya que trata de mi (o eso creo).
******
Al abrir aquel baúl fue como soltar a mil espectros malignos. Un escalofrío recorre mi cuerpo dejandome helada. Jamás en mis diecisiete años de vida había experimentado un ambiente tan pesado como ahora. Cojo entre mis manos este espeluznante libro. En seguida antes de que alguien me interrumpa pillandome con las manos entre la masa. Empecé a leer aquellas páginas, ansiosa por descubrir que misterio se oculta entre ellas. Fue precisamente la curiosidad la que me hizo conicedora y temerosa a mi futuro. El libro consistía en una antigua leyenda de hace varias decadas donde dos hermanas gemelas se burlaron de una vieja hechicera australiana muy poderosa. Por lo visto estas hermanas le robaron unas tierras. Entonces la bruja les echo un maleficio a sus infantes que casualmente también eran gemelos. Esta maldición consistía en que sus futuras generaciones tendrían gemelos y uno de ellos moriría, pero todo no quedaba ahí. El gemelo vivo al cumplir los quince años se quedaría huérfano porque sus padres tendrían un horrible accidente donde dejarían a la deriba la vida de el único sobreviviente de la familia que daría paso a otra generación. Años tras años, generaciones tras generaciones a ocurrido lo mismo salvo conmigo. Que por una razón todavía desconocida para mi famila no se a cumplido.
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El secreto de Zenerie.
Misterio / Suspenso¿No has sentido alguna vez la necesidad de abrazar a un ser querido aunque te cueste la vida? Pero no esta... Porque ya no forma parte de este mundo sino de algo mas grande, de algo inimaginable, algo que no serias capaz de descifrar ni en un millon...