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Luis.

Regresé desanimado a casa, frustrado, molesto por las mentiras de Gabriel, pero con una preocupación tan grande que sentía que el aire se iba de mis pulmones. Ricardo me lo dijo claro, él ya había elegido, ¿la razón? no sé. Pasaron horas y horas, esperaba que él volviera y habláramos pero ni siquiera atendía mis llamadas. Finalmente cuando estaba apunto de salir corriendo a buscarlo, llegó, estaba peor que en la mañana, pálido y con ojeras muy marcadas.

"Luis, ¿dónde estás?"

"Aquí" me levanté tomando fuerzas y me acerqué a saludarlo "¿dónde estabas? me preocupé mucho, no debiste irte así, te pudo pas..."

"Shh" me interrumpió y atacó mis labios, le correspondí, pero tuve que parar cuando sentí sus mejillas húmedas y un sabor salado en mis labios "tengo que decirte la verdad ya" mis ojos se llenaron de lágrimas, era verdad, Wero no mintió.

"Ya lo sé..." murmuré pero él logró escucharme, lo abracé lo más fuerte que pude y él lo hacía igual, sus manos bajaron a mi cintura y las mías sujetaron su cuello, lo besé con intensidad, ambos necesitábamos esto y yo haría lo que fuera para que cambiara de opinión "ven, sígueme" tomé su mano y camine a la habitación dándole besos en el camino, me recostó en la cama y besé su cuello de manera delicada.

"¿Seguro?" me preguntó jadeando, asentí y aunque llevábamos un mes durmiendo juntos, esa fue la primera vez en años en que estuve con él en la cama.


Gabriel

"Buenos días" Luis susurró en mi oído y yo sonreí tomando con firmeza su desnuda cintura "¿dormiste bien?"

"Muy bien" plante un beso en sus labios y miré al techo suspirando "debemos hablar"

"Lo sé, empezamos con que quiero que inicies el tratamiento o lo que sea que pueda salvarte cuando antes" me miró serio y solté una risilla "en serio, Gabriel, no te dejaré morir"

"Luis, piénsalo, si el estúpido procedimiento falla, habré pasado los últimos días de mi vida en una cama en casa, o peor aún en la cama de un hospital, y yo no quiero eso..."

"Tienes miedo" negué instantáneamente "sí, ¿pero sabes qué?, tienes miedo por qué no sabes que va a pasar, le temes a lo que te imaginas y eso, Gabriel, no tiene sentido"

"Es una probabilidad"

"Hagamos un trato, inicias con la medicación y si falla, que no lo hará" dijo seguro "en cuanto nos lo digan, te saco de ese hospital y te llevo a cualquier lado que quieras y haremos lo que más te gustaría antes de irte, ¿trato?"

"Trato" suspiré y estrechamos nuestras manos para después sellar con un beso.


Una semana después

"No dolerá, Gabriel, vamos, deja que te inyecten" escuché a Luis decir, me había encerrado en el baño de nuestra habitación cuando la enfermera vino a inyectarme "por favor, amor..."

"¿Seguro que no dolerá?"

"Bueno, quizá lo haga un poco, pero nada grave, sal"

"Hagámoslo rápido" salí del baño y lo vi sonreír victorioso, siempre me convencía, me senté en una silla y extendí mi brazo para que la mujer hiciera su trabajo.

"Si que les tienes miedo, eh" rió la mujer "serán 3 inyecciones en el mismo brazo, pero tratare de hacer que no sientas nada" dijo como si nada y quise correr de nuevo.

"La principal razón para no iniciar con el tratamiento era evitar las malditas inyecciones" me mordí el labio inferior y Luis se acercó poniendo sus manos en mis hombros, la enfermera soltó una risilla incrédula.

"Es la verdad" dijo Luis un poco serio "no quería iniciar por eso"

"Vaya" soltó sorprendida y alineó la aguja con mi piel "aquí vamos, Gabriel, sólo durará un segundo, creo que lo vale para estar con Luis, ¿no?" asentí, y exhale esta vez siendo más valiente, ella metió la aguja y después de sacar el líquido de esta, la retiró. Hizo exactamente lo mismo con las otras y cuando terminó me felicitó como a un niño pequeño para después retirarse.

Tomé mi computadora mientras tanto y al abrir YouTube sonreí, las cosas estaban saliendo increíblemente bien para todo el crew, en nuestro canal juntos y en los individuales, estábamos recuperando el lugar que teníamos cuando desaparecimos e incluso, más.

Por suerte, mi gran preocupación se había ido, mis amigos comenzaban a ser los de antes, nos llevábamos como hermanos de nuevo, Wero y Félix se habían ido a vivir juntos en otra casa y estaban en negocios para poner el restaurante con el que Wero siempre soñó, todo iba genial, y yo, tomaba 15 medicinas al día, inyecciones 3 veces a la semana y chequeos constantemente para descartar que pudiera dejar de respirar al dormir, nada grave.

"¿Y te dolió, llorón?" se burló Luis entrando a la sala y dejé el aparato a un lado.

"¿Cuándo me caí del cielo? No" reí y él llegó a abrazarme "andas muy cariñoso"

"No me gusta que te duela tanto, pero es por tu bien, y verás que en los siguientes estudios te dirán que la enfermedad se fue, no necesitarás una operación, lo sé" besé su frente tratando de calmarlo aunque por dentro yo estaba muriendo de nerviosismo.

"Luis, ¿quieres ir a cenar? haré algo romántico por ti" nos sonreímos y él fue por un suéter para mí, él siempre me cuidaba y yo, yo aún no podía decidirme si pedirle que fuera mi novio o dejar las cosas así.

Llegamos al lugar, estaba decorado con bellas luces de colores cálidos, el tiempo estaba fresco pero no hacía frío, nos dieron una mesa cerca de unas bonitas flores, margaritas, las favoritas de Luis al parecer, por qué les tomó como mil fotos y no dejaba de decirme que quería unas así. Nos trajeron lo que ordenamos, olía delicioso y sabía mucho mejor. Todo era perfecto. Luis era perfecto, su bonita risa y sus ojos iluminados por las luces de colores, todo. Tomé la pequeña caja aterciopelada de la bolsa de mis jeans y la deje en mis piernas esperando el momento.

"Luis" me miró rápidamente con atención y un nudo se me formó en la garganta.

"¿Te sientes mal? Llamaré una ambulancia" sacó rápido su celular y lo detuve tomando su mano "¡me asustaste!" reí.

"Tranquilo" puse la cajita en la mesa y me miró confuso pero con un toque de emoción "Luis... yo... carajo, es difícil" me miró dulcemente y con una gran sonrisa "oh, sí me miras así jamás podré hablar, ¿cómo es que hay tanta dulzura en ti?, eres simplemente perfecto, eres el chico más lindo y dulce que puede haber, joder, me gustaría poder decirte que siento cuando me abrazas por las noches, sacudes mi alma" sentí calor de pronto y me quite el saco que usaba "te llevaste mi corazón en el primer viaje que hicimos juntos ¿y sabes? he viajado con muchas personas y a diferencia de todas ellas sé que si te doy mi corazón lo traerás de vuelta completo..." solté y finalmente pude decirle todo lo que me hacía sentir, palabras más, palabras menos, él era el era mi luz en la noche "y ya no estoy tan asustado de que pueda pasar por qué estarás ahí..." se paró rápido y me abrazó, de sus ojitos caían lágrimas pero tenía una bonita sonrisa en la cara "¿quieres ser mi novio, Luis?" pregunté y él soltó una dulce risa.

"Sabes que sí, contigo siempre será sí" sonreí, tomé la caja y se la di para que la abriera él, era un collar negro con un pequeño T-rex colgando, pasé semanas buscándolo "¿te gusta?"

"¡Es increíble, Gabriel!" exclamó feliz limpiando sus ojos mientras yo le ayudaba a ponérselo, se dio la vuelta, le quedaba mejor de lo que imaginé, me besó y de pronto me comencé a marear mucho.

way [luisabo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora