Capítulo 14: Viaje
— ¿A dónde dices?
— A HendelTown. Es uno de los lugares que más frecuenta nuestro Alfa, pues ahí está el mejor aliado de bright moon.— Me explica la señora Alin, mientras dobla mis prendas de ropa para luego acomodarlas en una maleta.— Será un viaje de veinticuatro horas, así que quiero preparar su maleta a la perfección.
Al parecer tenía que ir con Nathaniel a una zona la cual nunca he visitado en mi vida. Me sentía rara al respecto, ya que sé que no tengo derechos a opinar, pues básicamente estoy secuestrada. Extrañaba mucho a mis niños... y en serio que era un pensamiento que me consumía día a día. ¿Cómo estarían? Lo único que hace que no me mate a mi o a alguna otra persona es el simple hecho de saber que los gemelos están cuidando de ellos. Oh... Cameron y Camila... aun me siento algo afligida por su traición. Adoraría decir que los perdono y que no le tomo importancia a todo ese asunto, pero la única verdad aquí es que ya no les tengo tanta confianza como antes. Ahora puedo aceptar que les entregué mi confianza porque fueron buenos conmigo y porque en el tiempo en el que los conocí yo era tan ilusa. Lo siento por ellos, lo siento por mí, pero nuestra amistad nunca será la misma. Ya no me puedo arriesgar, no más. Mi error fue el abrir mi boca ante ellos. Me siento tan tonta. Pero no obstante, no los odio. Hicieron tanto por mi, hasta se ganaron mi gratitud. ¡Me duele pensar en todo este asunto!
— ¿Dónde están Anna y Cara?— Pregunto con algo de timidez.
Siempre que llega ella, las otras dos mujeres la acompañan. ¿Por qué ahora no?
— Están encargándose de comprarle ropa, zapatos, accesorios y de más para su viaje, mi señorita.
Asiento, tratando de no mostrar mi sorpresa. ¿Más ropa? Entiendo que sea un viaje importante, pero se me hace increíblemente absurdo gastar en eso. ¡Todo suena muy caro! ¿Cómo le pagaré todo esto al Alpha? Yo me quedaría sin orgullo si no le pago todo esto a él cuando yo me vaya... porque me iré. Una vez él se aburra de mí, yo correré lejos de aquí con mis niños. Comenzaré otra nueva vida. Si pudimos acoplarnos una vez, otra no será dificil, ¿No?
— Es hora de arreglarla.
(***)
Me quedo con la boca seca cuando lo veo. Se mira... guapísimo. Las prendas que está utilizando le queda mejor que bien. Jamás había visto sus ojos acá afuera. La nieve que hay a nuestro alrededor parece ser reflejado en aquellos diamantes; su cabello negro resaltaba como nunca, su nariz roja me incitaba a tocarlo y apachurrarlo, al igual que sus mejillas. Sentí mi corazón golpetear mi pobre pecho cuando supe que se dirigía al vehículo en el que yo me encontraba. De manera rápida me recorrí hasta el otro lado de la puerta, y regrese a ver a la nada.
Entonces se escuchó el sonido de la puerta siendo abierta.
Por la Diosa Matb, por la Diosa Matb...
Escuchaba de manera leve la voz de mi loba, aullando por Logan. Me sentí aún más culpable cuando pude sentir el dolor de mi pobre Keyla. Cuanto lo lamento... pero ya no encuentro las palabras exactas para repetirle de manera clara que yo estoy aterrada por ese hombre. Le dije que tal vez le daría una oportunidad, pero ella bien sabe que no soy capaz de hacerlo. ¿Acaso no nota que yo también sufro? ¿Acaso no puedo ser egoísta por un momento?
Miles de vibraciones se incrustaban a mi piel como agujas; por el reflejo de mi ventana lo observé de manera detallada, y es que me era imposible no hacerlo. Esa atracción seguía ahí, pero ¿Cómo hacer que desaparezca?
Entonces me acordé de lo que alguna vez una hechicera me dijo: "El amor es imposible de borrar por completo por medio de magia, menos para un lobo, que unión fue elegida de manera cautelosa por la gran Diosa Matb..."
Las esperanzas empezaban a apagarse en mi. Nunca podré salir... nunca...
— Alissa...
Sentí algo raro en mi estomago al escucharlo decir mi nombre. Trague en seco. Con miedo, voltee mi cabeza, pero no me atreví a verlo a los ojos. No resistiría. Siempre que lo regreso a ver, suceden cosas inapropiadas...
<< Como besos >>
— ¿S-Si?
— Que hermosa eres.— Noté como se recargaba un poco en la puerta para verme en una mejor posición, y el como cruzó sus piernas de manera elegante, poniendo uno de sus dedos en sus labios, los cuales formaban una sonrisa la cual no sabría interpretar.
Mis mejillas se encendieron de inmediato, y agaché mi mirada. ¿Ahora qué se supone que tengo que hacer? ¿Agradecerle? ¿Cambiar de tema? ¿Ignorarlo? ¡Pero si ni siquiera puedo hablarle sin tartamudear!
— G-Gracias.— Supongo...
Levanté un poco mi vista, y mis ojos solo pudieron llegar hasta sus labios, de nuevo. Tuve que voltearme de manera rápida, pues empezaba a imaginarme cosas inapropiadas, y que eran imposibles. Entonces me volví a preguntar, ¿Por qué tuve que ser yo la mate de Nathaniel Campbell? ¿Por que la Diosa Matb me unió con un asesino...?
<< No es justo que preguntes eso. ¿Es que acaso tu no te has manchado las manos nunca? No te engañes, nadie es perfecto. La amada Diosa Matb nunca se equivoca al unir almas. ¡Debes entender! Él te ama, y yo se que este lazo es más fuerte que nada, tu te enamoraste a primera vista de este chico. ¡Acéptalo! ¿¡Por qué no nos dejas ser feliz?! ¡Todo ese rollo sucedió hace mucho!>>
Keyla estaba empezando a enojarse, y no pude evitar fruncir el ceño. Era cierto, esto pasó hace mucho, pero él fue el que marcó mi niñez. Por él empezó todo. Y ademas, los malos acontecimientos pasaron mucho después, y fue por una buena causa.
Pasaban las horas, y la incomodidad estaba presente. Tenernos tan cerca estaba afectándome, cada segundo era una tortura, en la que siempre terminaba pensando en un beso apasionado como el que alguna vez nos dimos en el balcón, o en su oficina. ¡Estaba volviéndome loca!
Me sentí un poco mejor cuando el sol empezó a bajar, indicando la pronta llegada de la noche. Traté de dormirme, pero por miedo a que me hiciera algo, no lo logré. Estaba a punto de recostar mi cabeza en la ventanilla, cuando de repente un frenón casi me saca volando. Posiblemente mi cabeza hubiera impactado con la puerta de no haber sido que Nathaniel me sujetó con fuerza. El susto hizo que no me diera un paro cardíaco por su toque.
— ¿Q-Qué pasó?— Murmuré alarmada, cuando noté que el conductor salió del coche.
—Alissa, escúchame muy bien, a la cuenta de tres te vas a agachar y te vas a cubrir la cabeza. Por nada del mundo te levantes hasta que yo te indique, ¿Está bien?— Me sorprendí al escuchar su tono de voz. Esta vez estaba serio.
No tuve pánico, supe controlarme. En el pasado aprendí que el pánico es uno de los factores que más afectan en este tipo de situaciones.
—Si.
—Uno... dos...
Se escuchó el crujido de algo, cosa que me hicieron sentir nauseas. En un parpadeo el pelinegro ya estaba al volante.
— ¡Tres!
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La loba de la manada
WerewolfSer la más grande es una mierda. Pero una mierda muy bonita. Tengo que cuidar de mi pequeña manada. Mis hermanos y hermanas. Jamás conté con otra persona para protegerlos, y no es como que los necesite. Antes de mi transformación, supe de la exist...