Capítulo 11: Nuevos amigos

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Bill se despertó por la mañana en una cabaña bastante grande cerca de la carretera. No sabía como había acabado allí. Seguramente alguno de aquellos cabrones lo habría llevado hacia allí. Él se encontraba atado de pies y manos en una silla. Intentó zafarse, forcejeando con las ataduras que lo retenían, pero fue inútil. En un último intento se impulsó y se tiró al suelo con el propósito de romper la silla en la que estaba. Pero su esfuerzo fue en vano pues sólo hizo ruido lo que puso en alerta al guardia que entró en la habitación donde estaba.

Guardia: ¿Intentas escaparte sabandija? -dijo con tono burlón-. Luego le propinó una patada en el rostro que lo aturdió. Tus intentos de huir no servirán de nada -le dio un puñetazo cerca del ojo-. Ahora quedate quieto. En un rato vendrá Gregory. Quiere hablar contigo -explicó.

Bill no pudo hacer nada más que callarse, pues sabía que cualquier respuesta grosera o no sería una excusa perfecta para darle una paliza. El guardia salió de la habitación, cerró la puerta y se quedo en medio custodiandola. Unos 20 minutos después apareció Gregory. Venía con varios utensilios e instrumentos envueltos en una especie de manta.
Sin decir nada, se dirigió hacia Bill qu seguía tirado en el suelo. Lo observó varios segundos y luego con las dos manos levantó a la silla con el hombre girandola 90° y poniendola derecha.

Gregory: ¿Cómo te llamas?

Bill: Ja tengo muchos nombres pero tu llamame amo -dijo desafiante.

Gregory: Jajajaja -rio-. Me gustas tio. En serio, tienes huevos. Pero eso aqui no te sirve.

Gregory agarró a Bill por el pelo y con furia hizo caer una lluvia de puñetazos dirigidos a la cara de Bill y terminando por darle un cabezazo en la nariz.

Gregory: ¿Y bien, tu nombre?

Bill le contestó con la respuesta que aquel tipo quería. Estaba algo mareado. El cabezazo había hecjo que comenzara a sangrar levemente por la nariz.

Gregory: ¿Como has llegado hasta aquí?

Bill: En coche. ¿Vale? No tienes nada en mi contra.

Gregory: En coche ehh. ¿Y por qué estabas en el bosque sólo de noche?

Bill: Estaba cazando -mintió.

Gregory: Vamos Bill, no estabas allí por eso. ¿Para qué cazar de noche pudiendo hacerlo de día? No ne mientas chico -explicó con una amplia sonrisa en la cara.

El hombre dió un pequeño paseo por la habitación negando con la cabeza. Luego se paró frente a Bill y le dio otra tunda. El ojo derecho empezaba a hincharse y su rostro no tenía buena pinta.

Gregory: ¿Me vas a decir ya que hacías?

Bill: Tuve un accidente con mi coche y desperté por la noche. Deambulé un rato y me encontrasteis.

Gregory: ¿El coche que estaba en el bosque es tuyo?

Bill: Si -afirmó aparentando seguridad.

Gregory: Que casualidad. Porque un pequeño grupo de personas me robo uno igual hace muy poquito. Juraría que es el mío.

Bill se quedó en blanco algunos segundos pero reaccionó enseguida.

Bill: Es mio de verdad iba solo.

Gregory: ¡Mientes! -gritó alterado.

El interrogador cogió uno de sus alicates y se lo puso en la mano a derecha al interrogado que estaba ya muy castigado.

Gregory: ¿Qué dedo quieres?

Bill: No lo hagas, esto no es necesario.

Gregory: Bueno pues elegiré yo por ti.

The Last Of Us: Una Nueva OdiseaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora