Mis ojos se extasiaron con una hermosa pero fúnebre mansión, los hermosos arbustos a su alrededor resaltaban la belleza de una arquitectura no solo clásica, sino también artistica.
Era una de esas mansiones que solo se ven en películas de suspenso, los techos eran de tejas hechas a mano, en la arte superior habían dos gárgolas, y finalmente una puerta de madera tallada a mano.
Mientras avanzabamos a la casa de Tristan, la emoción de una vida plena me consumía, la espectativa me llenaba, y en mi interior se cocinaba una felicidad cruda.
-¿Es aquí?- Le pregunté.
-Estas en lo correcto.- Afirmó, sin siquiera desviar la vista un momento de la carretera, respondiendo por inercia.
Balbuceé un audible "hum" sin querer dar mucho alargue a la situación.
El auto se detuvo y Tristan sin por lo menos hacer el intento de abrirme la puerta siguió su camino hacia el interior.
Abrí la puerta y caminé detrás de el como un perrito faldero siguiendo su amo, si el exterior me había impresionado, el interior me dejó doblemente impresionada, pero que tipo de escritor vivía con tantos lujos, seguro tenía algo ilegal, o algo así.
El interior de la casa estaba compuesto por muchos cuadros retratos de mujeres, un tapete que se veía carisimo, muebles antiguos, mejor dicho, parecía más una casa de el siglo pasado que la de un escritor del 2016.
estaba mirando la hermosa casa cuando choqué con un superficie dura y fuerte.
-Fíjate por donde vas, ten cuidado.- Dijo Tristan, había chocado con su fuerte y hermosa espalda, a la cual añoraba pasarle las uñas.
-Lo siento- Contesté mientras me alejaba.
-Te voy a mostrar la casa, esta es la sala, a tu izquierda se encentra el comedor, en la primer planta, además, se encuentra la cocina, un cuarto de servicio, una habitación de entretenimiento y un baño auxiliar, subiendo las escaleras hay cuatro habitaciones y mi estudio.- dijo mientras con su masculina mano, y los dedos en ella, señalaba cada instancia rápidamente.
-Pero esta es tu habitación- Señaló en último lugar.- Está al lado de la mía por si presentas algún inconveniente.
- Gracias, intentaré no molestarte-. Dije alzando los ojos, no era una niña chiquita que tras una pesadilla saldría corriendo hacía la habitación de quien la protege, mi vida ya había sido un completo desastre, aunque no se sabe, quizá si me pasara por su lecho.
Al entrar a mi habitación me choqué contra un tapizado de flores, con una ligera fragancia a rosas, unas de esas camas que parecían de princesa, incluso había un lava manos, para que putas alguien querría uno de esos en la habitación, no se me ocurría ningún uso provechoso.
Entré mis cosas a la habitación, que no eran muchas que dijéramos,aunque pesaban más que mi poca dignidad.
Me senté en el suave colchón sintiendo como me hundía, como si fuera mantequilla liquida.
-Gracias- dije suavemente hacía ese hermoso hombre que me miraba con curiosidad, como intentando leer mis poco profundos sentimientos.
-No agradezcas, igualmente tendrás que pagar por todo, con trabajo.-Dijo toscamente mientras sus ojos adoptaban un tono mas oscuro, y su postura se tornó ligeramente defensiva, como si yo pudiera causarle algún daño, o como si el estuviera pensando hacerlo a mí.
desapareció por la puerta, y siguiéndolo con la mirada, lo vi perderse en la oscuridad del pasillo.
-Que descanses.-Susurró, como quien no quiere ser oído.
Me tomé el tiempo de disfrutar ese nuevo sentimiento, mi cerebro maquinando a toda marcha para entender y asimilar esta nueva situación, esa paz que sentía me consumió, y poco a poco y sin ni siquiera lavarme o quitarme la ropa que tenía, todo se apagó.
Al despertar ya no me sentía hundida la suave mantequilla de mi colchón, me sentía petrificada; ya no olía a rosas, sin embargo un penetrante olor a humedad fue percibido por mis fosas nasales y el tapizado de flores había sido sustituido, por un horrible concreto sin color, ni gracia, abrí mis ojos de golpe, asustada por el cambio drástico de locación.
Al estar totalmente despierta caí en cuenta de algo que hasta entonces, mi adormilado cerebro no me había permitido ver, estaba en una celda, con barrotes a mi alrededor, había otro ligero detalle, no era la única allí.
De mi garganta solo pudieron salir dos expresiones.
-oh... Mierda.-Susurre más que todo para mi misma
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El diario de una Perra sin suerte
General FictionSer una de ellas era una parte de mi, mi nombre es estrella y esta es mi triste y patética historia...