Día 365 desde que tomé el lugar de Emily, la hija prodiga, recibía a mis clientes en lujosos hotel, me bañaba en rosas y vivía mejor que nunca, teniendo en cuenta el hecho de que mi corazón estaba frio y congelado.
el día de hoy era especial, cumplia un año desde mi primer día con "mamá" pero eso no quitaba el hecho de que debía trabajar, tenía que seguir haciendo lo unico en lo que era buena.
vestía un traje negro de encaje, y como siempre, algo que nunca faltaba en mí, un brazalete, simbolo de mis cadenas psicologicas, mi maquillaje resaltaba mis rasgos y mis labios, casi siempre sellados, esperaban al próximo cliente, un joven ejecutivo que, según mi criterio, era un niño que quería aprender de una verdadera mujer, ya que al ser joven en realidad no necesitaba pagar por un acostón.
me paseaba por la habitación, con calma, como un león que espera su presa, puse un CD de música para aligerar el ambiente, y entonces oí los pasos acercandose a la puerta, dandole la espalda a la puerta pude oír el chirrido de la madera con el suelo, y pude sentir los pasos acercandose, pude oler la fragancia de perfume de hombre, y sentí como trazaba con su dedo la linea de mi espalda.
Volteé, y vi su rostro, había visto de todo tipo de hombres, pero este no era un hombre, este era un dios, era el hombre perfecto, espalda ancha, mandibula cuadrada, ojos color gris, manos tentadoras, cabello castaño, por un momento me sentí como la colegiala que solía ser, pero fueron solo milésimas de segundos, me pregunté que hacia este hombre, este Dios sexual, pagando para acostarse con alguien, y como la persona directa que siempre he sido le dije ..
-¿Qué haces aquí?
-¿Qué crees?
-Porque alguien como tú, esta dispuesto a pagar por sexo, cuando puede tener a quien quiera, y cuando quiera.- me cuestione .
-Porque el dia de hoy no busco sexo, busco a alguien con quien hablar- Era marica, estaba claro que era marica, nadie pagaba por sexo, para hablar, sus actos no tenian coherencia.
-¿De que quieres hablar?- Dije con un ligero toque de incredulidad en mi voz.
-no quiero hablar de mi, quiero hablar de ti, verás, no tengo una vida muy interesante, y soy escritor, necesito de tu experiencia para mi libro, necesito del picante de tu vida, necesito emoción y dolor, pues mi vida ha sido perfecta, y centrada un cien por ciento en estudio y trabajo.- dijo com un tono profesional, el maldito pero hermoso quisquilloso.
-porque querría yo ayudarte, porque querría hacer algo por ti chico de la vida resuelta...-Lo miré con una ceja arquedada, el olor a su colonia fina extasiaba mi sentido del olfato, llevandome a instintivamente inclinarme hacia el ...
-Puedo darte una vida, puedo hacer que salgas de acá con una sola llamada-
-No quiero salir de aquí, es lo único que tengo, esta es mi vida, o lo que queda de ella-
-puedo hacer que tengas una vida de verdad, que tengas una casa propia, un empleo honrado, incluso que continues tus estudios, puedo hacer que tengas lo que mereces, lo que siempre has merecido.-
Esto era mas como hacer un trato con el diablo, demasiadas promesas en muy pocos párrafos, demasiadas mentiras juntas, aunque había algo en el que te hacia creer que no mentía, pero después de tantos años aprendi que con los ojos no se ve el alma, y en ellos tampoco se ven las intensiones.
- Tengo que pensarlo, así que si no quieres nada de indole sexual puedes dejar una tarjeta e irte.-
-Ruegas por mi-infirió, como si el fuera lo mejor del mundo, y si, lo era, no me disgustaba acostarme con el, pero si no tenia que hacerlo no iba a morir,
-No ruego ni por mi misma pequeño niño.-Me acerque a el, me relamí, y justo cuando estaba a unos centimetros de su boca, tome su billetera, ante su atenta mirada, puse entre mis dedos una de las tarjetas, y la puse en mi escote. Le devolví su billetera y le abrí la puerta, esperando atentamente que se fuera .
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El diario de una Perra sin suerte
Fiction généraleSer una de ellas era una parte de mi, mi nombre es estrella y esta es mi triste y patética historia...