Me bajé del taxi, como hipnotizado por la escena, caminé hacia la cinta policial que separaba el lugar de los hechos de la gente y el oficial me preguntó si era familiar o conocido del pobre niño.
Me di cuenta entonces que la gente observaba y seguía su camino como si la muerte de un pequeño fuese lo más normal del mundo. Traté de hablar con el hombre y la niña pero estos subieron a un lujoso auto y desaparecieron. Algo en mi se había activado y traía un triste recuerdo que serví de motor en mi actuar. De pronto sonó mi celular y desperté de mi trance.
El director Rivera gritaba del otro lado y me advertía que era la última vez que fallaba a mis obligaciones y que comenzara a buscar otro empleo que el de profesor me quedaba grande y eso si que me molestó, marqué de vuelta y lo envié a volar muy lejos, por unos minutos me quede en silencio respiré y me di cuenta que ya no tenía apuros pero sí mucho que indagar.
Consulté a la policía y no quisieron darme información solo comentaron que era un niño indigente que había muerto por el frió de la noche y que seguramente había escapado de algún hogar de menores encontrando su triste destino en la calle, esto me retumbó en los oídos como golpes de martillo, yo que todos los días compartía con muchos niños a los que sus padres cuidan como tesoros y por quiénes eran capaces de dar la vida pero este pobre ¿A quien había ofendido al nacer?, ¿que clase de realidad le había separado de los afectos de su madre?, si es que esta existía.
Alguien susurró a mis espaldas - Emilio, así se llamaba este angelito- me giré para ver a un anciano mendigo, que me señaló el nombre del pequeño. Él era un buen chico un poco travieso como todo niño, pero nada más, se las emplumaba contra el mundo todos los días, aquí todos lo conocían pero nadie le acompaña ahora, es como si fuese invisible a los ojos de la gente - ¿ Usted lo conocía ? le pregunté y de seguro me vio muy interesado porque me dijo que si yo le invitaba una taza de té y pan, me contaría la historia, lógicamente accedí y le acompañé a una plaza cercana y en un banquillo de cemento comenzó su relato.
ESTÁS LEYENDO
Emilio, la calle y las sombras.
SpiritualEmilio es un chico abandonado en las calles de una gran ciudad. Convive con el hambre, el frío y la soledad junto a Rina su amiga y su fiel perro guante.