El diario vivir...

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El anciano me llevó a las afueras de una Capilla, al final de la calle, se sentó en las escaleras y me invitó a compartir su espacio para luego continuar; mire, los siguientes días este pequeño no se dejó ver, yo pensé que con el tremendo susto que se llevó no le quedarían ganas de andar por estos lugares, mas encima cerca de eso malandras que le quisieron hacer daño pues. Creo que fue como una semana en la que no se le vio ni la punta del pelo, hasta que un Viernes Santo, si justamente un Viernes Santo, había una procesión, el vía crucis que le llaman, y de pronto entre la multitud lo veo muy peinado para el lado ja ja ja como si le hubiese pasado la lengua una vaca mi amigo, y abrazado a su perro miraba muy concentrado la salida de nuestro Señor y la cruz, eso me llamó mucho la atención, miraba fijamente a la imagen y a la cruz, entre tanta gente se destacaba el mocoso oiga, y quise ir a preguntarle como estaba o de donde era, la cosa es que me vio y corrió nuevamente como si yo fuese el demonio, ahí me preocupé porque pensé que quizás me veía muy andrajoso y el niño se asustaba de mi presencia o en su mente se imaginaba que yo era algún hombre malo que me lo quería llevar y cuantas cosas más que se ven en estos tiempos. Lo cierto es que se me perdió y no le pude hallar mi amigo.

El anciano se quedó un buen rato en silencio, yo no sabía si estaba recordando alguna otra anécdota del muchachito o estaba inventando alguna nueva mentira para mantenerme con él hasta el almuerzo. Bueno debo irme, le dije, para ver si lograba sacarlo del trance, me miró y me pidió que me sentara nuevamente. Disculpe mi caballero lo que pasa es que se me vino a la mente la primera vez que pude hablarle y me lloran los ojos, es que aún no me repongo de verlo así, no es justo, no lo es. Aquí hay gente como yo que no tiene nada que perder y a nadie a su lado, que si nos caemos muertos somos retirados del suelo como escoba que barre la mugre y somos botados quizás donde, pero este angelito de Dios, que hizo para sufrir tanto.

Emilio, la calle y las sombras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora