2

236 11 0
                                    

Completamente desconcertada la mire mientras negaba lentamente con la cabeza.

– Es normal, en la madrugada tuviste un accidente a unos 10 minutos de aquí. Te dormiste y chocaste contra un cartel de señalización. El vehículo quedo completamente destrazado pero de milagro tú no te hiciste mucho daño. Tan solo unos golpes leves. – dijo rápido mientras chequeaba que todo estuviera en su lugar. – Por ahora puedes volver a dormir, mañana temprano podrás irte de aquí. Y antes de que lo olvide, tu cuaderno fue lo único que pudieron salvar de los restos del vehículo. Nos ayudo a identificarte y tú familia ya sabe sobre tu situación. – concluyó señalando el cuaderno que reposaba sobre la pequeña mesa que estaba en la esquina de la habitación para después marcharse dejandome completamente sola. Extrañada seguí observando el cuaderno mientra asimilaba lo que paso.

Luego de un rato recordé que yo no tenía un cuaderno.

Me paré haciendo una mueca gracias a un repentino dolor en mi espalda, no le di mucha importancia y caminé hasta por fin tener ese cuaderno en mis manos. Era un cuaderno común de color negro. Lo abrí para confirmar que efectivamente en la primera página estaba escrito mi nombre junto a unos teléfonos que reconocí como el mío y el de mi madre. Oh por Dios, mi pobre madre. No puedo ni imaginarme como recibió la noticia de que yo también había sufrido un accidente. En cuanto salga de aquí correré a llamarla.

Seguí observando los datos notando que esa letra no era mía. Llena de curiosidad y algo asustada decidí revisar las restantes hojas del dichoso cuaderno. Nada, todas estaban en blanco. Suspire algo cansada hasta que llegué a la penultima página. Noté que había algo escrito con la misma letra de antes. Me lleve una mano a la boca aterrada debido a lo que había leído.

Hice un pacto con el diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora