Primer Mal Comienzo

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_¡ Nick vete a la cama, es tarde!
_¡Ya voy mami, solo reviso todo por última vez!

La señora Eleonor tiene un pequeño hijo de 4 años, es Nick, un niño un poco más alto que sus contemporáneos, los ojos verdes y el cabello algo claro. Nick está asegurándose por décima vez que su uniforme y su mochila estén en perfecto orden, está muy emocionado, pues faltan pocas horas para ir a su primer día de clases del segundo nivel en la guarderia, la Guardería Colibrí, para niños entre tres y cinco años.

Son las 7.00 de la mañana, la señora Eleonor se levanta, hace el desayuno de su pequeño con gran amor, va a su habitación a despertarlo, pero para su sorpresa, Nick ya estaba vestido y con su mochila de carritos en la espalda. Con risa y los ojos llorosos le da un abrazo.

_¡Mami, mami, se hace tarde, corre!
_¡Calma Nick aún tenemos tiempo!._ le dice mientras le da la vuelta para meter el desayuno en la mochila._Sonríe, te tomaré una foto._ El pequeño se cubre el rostro con las manos, mientras dice:
_¡Mamá! Eso lleva mucho tiempo, llegaremos tarde, ¡anda, corre!._ La señora Eleonor, busca entre su bolso color café la cámara, Nick Sonríe lo más rapido que puede, pero, apenas ve que el flash sale, corre hacia la puerta pensando que la foto ya estaba capturada. "El segundo día, será" pensó su madre mientras guardaba todo para llevar a su emocionado hijo a la guardería.

Para Nick, el viaje fue extremadamente largo, tanto que su mamá perdió la cuenta de cuantas veces pregunto "¿ya llegamos?" al llegar se encontró su nuevo salón, un lugar lleno de pequeñas mesas perfectas para su tamaño, un gran tobogán de color rojo, un montón de juguetes, una pila de disfraces y una pequeña cocina que aunque pensó que era real; se dio cuenta de su equivocación al tratar de lavarse las manos en el grifo. Al esperar unos minutos (que para Nick fueron otra eternidad) fueron llegando más niños y niñas, él saludó a sus amigos, los que tenía desde el año anterior y decidieron jugar en el tobogán. Pero una niña, en especial, llamó su atención, nunca la había visto, "¡Una niña nueva!", pensó inmediatamente, no dudo un segundo en ir a hablarle:

_Hola, ¿cómo te llamas?._ Pregunta con timidez, sin mirar su rostro y con las manos en la espalda.
_Hola, me llamo Índigo, ¿y tú?._ le dice la pequeña niña con una sonrisa bastante amable

Nick la observa detalladamente, tiene el cabello color castaño, un poco rojizo; un peinado que él no entendía, el rostro lleno de pecas; cosa que el pequeño no habia visto nunca, al sonreír los ojos de la niña se tornaban pequeños, tanto que Nick no pudo ver su color.

_¿Índigo? Que nombre tan extraño, no me gusta._ le responde con un gesto de extrañeza, mientras la niña de los ojos diminutos borraba la sonrisa de su rostro._¿Qué tienes en la cara? La tienes sucia._ Índigo empezó a llorar, aunque Nick no sabía por qué. Durante el resto del año, ella evitaba su compañía, y, por más que él le rogara, no había forma de que la pequeña le dirigiera la palabra. Solo podía ver como esta, se subia todos los días al tobogán pero al llegar a la cima, se devolvía por miedo a las alturas, una y otra vez, trato de ayudarle pero, aún dolida, se negaba

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