Inicio de un nuevo proyecto.

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La rutina de JinYoung pasó a ser también mi rutina. Llegué a familiarizarme con el polvo y la suciedad. Cada tarde regresaba a clases con algún detalle fuera de lugar dentro de mi vestimenta. Manchas de pintura me arruinaron un par de pantalones, múltiples ampollas sobre las manos que me obligaron a usar guantes y benditas adhesivas, además de agotamiento físico. Convencí a JinYoung de usar cubre bocas para limpiar el polvo del piso y paredes.

El armonioso sonido de la música de radio acompaña nuestras tardes. Bailamos y cantamos cada que una canción es de nuestro agrado. JinYoung baila bastante mal, pero es divertido ver que aquello no le importa y continúa presumiendo de sus pasos anticuados y rígidos.

Durante los momentos de descanso se la pasa dibujando en un cuaderno los bocetos que se plasmarán sobre las paredes. Ese mismo cuaderno que antes se negaba a dejarme hojear. La historia trata sobre un zorro rojo y un oso pardo que aprenden sobre el verdadero significado de la amistad, la felicidad, el verdadero significado de vivir soñando y alcanzar dichos sueños. Me parece una idea conmovedora.
No hemos avanzado con los dibujos, JinYoung quiere esperar a que toda la casa esté limpia para visualizar con más claridad su proyecto.

He comprado tela oscura que hemos puesto como cortinas en las habitaciones donde la luz es demasiada. JinYoung dice que necesitaremos de la oscuridad en un futuro.
Aún hay detalles de los que no me he enterado y que muero por descubrir.

He llegado a comprender el cansancio que JinYoung siente durante el día y también comprendo la emoción que le impide querer descansar. Me contó que su idea surgió a través de un sueño de la infancia donde los dibujos de un libro cobraron vida y una especie de película se proyecto frente a sus ojos.

—Vamos a necesitar mucha pintura de color —dijo JinYoung golpeando un gran bote de pintura blanca —. Por el momento tenemos que acabar con esta. Espero no cueste mucho.

—¿Para quién será este proyecto? —pregunté tomando parte del agua embotellada que traía conmigo. Diario terminamos tomando al menos dos botellas cada uno.

—Para los niños.

—¿Cobrarás la entrada?

—Quisiera que no, pero de alguna forma debo mantener este lugar. Aún... No tengo el dinero suficiente para hacer todas las remodelaciones que deseo —Su entusiasmo decayó un poco y por primera vez noté un rastro de decepción en su delgado rostro —. Pero ya veré cómo arreglo todo. Mientras estoy muy agradecido por el hecho de que estés aquí. Shin Dong Woo, eres una muy buena persona.

La botella de agua que yacía a una lado suyo fue alzada en señal de brindis. El sonido del plástico chocando entre si nunca había tenido tanto significado como ahora. Recién comenzábamos y aún quedan habitaciones por limpiar, detalles por pulir, ilustraciones por plasmar y deseos por cumplir.

Contamos anécdotas para pasar el rato. Las mías son simples; cuando fui por primera vez al dentista, la vez que me tragué una moneda, cuando me perdí en un parque de diversiones. Por el contrario los recuerdos de JinYoung historias son divertidas y emocionantes, anécdotas a las cuales no puedes dejar de poner atención. Contó la vez que de niño se perdió en el súper mercado y armó una expedición para encontrar a su madre entre tanta gente; los pasillos se volvieron su selva y él era el valiente explorador. Contó la vez que perdió su primer diente de leche y escribió una carta con las razones de por qué debería ser premiado con más dinero de lo habitual. Me contó toda una aventura de lo que fue su mañana el día del examen de admisión a la universidad, nunca antes he escuchado que alguien cuente de manera tan elocuente su mala suerte.
De a poco abro los ojos y me adentro dentro del mundo que JinYoung percibe. Si no es el mejor, si es que no es el único en su clase, me alegra compartir mi tiempo con él y ser contagiado con esa aura que emana a su alrededor.
Admiración. Esa palabra describe a la perfección mi relación con JinYoung.

—Mañana nos encontraremos en un lugar diferente —anunció el chico delgado mientras cubría rastros de vejez en la pared con pintura blanca.

—¿En dónde?

—En la biblioteca. Hay algo que quiero hacer. Hagamos, mas bien. A la misma hora, ¿cuento contigo?

—Ahí estaré.

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⏰ Última actualización: Apr 10, 2017 ⏰

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C o n c o r d i a ; ShinYoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora