Parallel | Yoonmin » BTS.

Tres (Part. 1)

—Está despertando.. ¡Jiminie está despertando! ¡Llama a los demás Jungkook, rápido!— Pidió el de sonrisa cuadrada al menor mientras ayudaba al que recién despertaba a incorporarse en la cama.

A comparación de Taehyung que estaba relajado por ver a su hyung despierto al fin, Jimin se encontraba desorientado, no terminaba por aceptar la realidad que estaba frente a él, y es que.. ¿quién podría aceptar como sí nada el que estés en otro mundo? Y no uno cualquiera, sino uno paralelo, donde todo es contradictorio al que perteneces.. o al menos eso decían en los libros y por internet, de todas formas no podía fiarse mucho de eso, tendría que averiguarlo por él mismo en el dichoso tiempo que tuviese que quedarse en ese lugar. 

Al cabo de unos tres minutos se escucharon los fuertes pasos de varias personas, los cuales si mal no recordaba debían de ser sus compañeros no compañeros en realidad, los cuales, efectivamente eran ellos. Entraron todos de una vez a la habitación y observaron de pies a cabeza al de cabello rosa, poniéndolo nervioso. 

—¿Ya estás mejor Jimin? ¿Qué fue lo qué sucedió?— No todo en ese lugar era diferente al que él conocía, el  Seok Jin que Jimin conocía era alguien que se preocupaba por todos, hasta por un cachorro que viese en la calle. Y el hyung que tenía en frente tenía esa similitud con él, lo único que lo hacía diferente era que éste parecía fanático del rosa, mientras que el Jin de su mundo prefería el morado. 

—Sí, hm.. no lo sé.

—Pues Jungkook vino a ver como estabas y como no contestabas a sus llamados y la puerta estaba cerrada, se preocupó. Por suerte encontramos las llaves de las habitaciones, pero cuando entramos; estabas desmayado en el suelo.— Explicó de manera tranquila Hoseok, no quería volver a ser tratado mal por Jimin como hacía un rato, sencillamente no sabía porque se había enfadado el menor con él. —Lamento sí te moleste por algo antes, chimchim..

—Oh, eso pasó.— Suspiró y se dejó caer en la cama, agotado. —No es nada.. Hoseok.— Murmuró lo último, no sabía como llamarle, capaz y lo metían a un hospital psiquiátrico sí les contaba a todos que él no era el Jimin que ellos conocían.

—¿Cómo qué "Oh, eso pasó"?  ¡Por Dios, Jimin! Te desmayaste,  ¿cómo puedes decirlo de esa manera? ¡Pudo ser algo peor! Me vas a escuchar ahora. Has estado muy raro desde que te despertaste, no recordabas que estamos ahora de vacaciones, le hablaste mal al manager, te encierras en el baño y ahora esto. ¿Qué es lo qué sucede? ¿Porqué no nos dices nada? ¿No somos amigos?— Explotó de frustración el mayor de todos, miraba con tristeza a su dongsaeng, él era como la madre de todos, quería que estuvieran bien, que comieran bien y disfrutaran de todo como una familia, porque eso eran, una familia. 

El más bajo escuchó todo con atención, cerró sus ojos y empezó a pensar en que haría. No podía decirles la verdad, no si quería seguir libre y no en un hospital donde estaban las personas con problemas mentales. Pero tampoco veía justo que lo tratasen como alguien que no era, él no era cercano a ninguno de ellos, por más que quisiese intentar verlos como sus amigos y actuar como sí fuera el Jimin de ahí para no formar problemas, no podía. No podía mentirse y mentirles a ellos, además de que no era bueno con las mentiras. 

¿Decirles o no decirles? He ahí el dilema, ahora entendía a la perfección eso, aunque sea de otra forma, igual no le importaba mucho. Empezó a vagar entre sus pensamientos y no prestó atención a más nada de lo que le decían los presentes en el lugar, sin embargo, al notar que lo movían de un lado a otro, dejó sus pensamientos y centro su mirada en la persona que estaba frente a él, YoonGi. Se alejó lo más rápido que pudo quedando algo distante, grave error, golpeó su cabeza con la pared a su espalda, llevó ambas manos a su cabeza y la sujetó con fuerza, no sabía sí fue por el golpe que se acababa de dar pero una punzada tras otra se hacia presente, provocando que soltase unos cuantos gritos de dolor. Los miembros al principio se rieron al ver como el más bajo se había golpeado accidentalmente, pero al ver como él se quejaba y ahogaba unos gritos, se empezaron a preocupar.

Imágenes borrosas se venían a la mente de Jimin, escuchaba unas voces, las cuales identifico como las de él y YoonGi, pero no recordaba nada de aquello, por lo que le vino a la mente que quizás la conversación que pasaba por su cabeza era la del Jimin que pertenecía al mundo en el que él estaba y obviamente debía de ser reciente, pero ¿cómo podía saber él de lo que hacía su yo de otro mundo? Quizás estaban conectados, pero lo dudaba. Empezó a sudar y el clima frío no ayudaba mucho, un escalofrío lo invadió por completo, mantenía los ojos cerrados y una punzada más vino, provocando que abriese sus párpados y soltase un leve grito, los chicos lo veían algo incrédulos, como si no pudiesen aceptar lo que estuviesen viendo, el pelirosa desvió su mirada de ellos hacia el celular que estaba a su lado.

Sus ojos habían cambiado de color. 

Se levantó como alma que lleva el diablo colocándose frente al espejo donde hace rato se había fijado en su apariencia actual, con su diestra acarició su rostro, observando con un poco de fascinación el color que tenían sus ojos en ese momento, era un mezcla de celeste y un jade, poco a poco el color fue cambiando al habitual de siempre. Se quedó un rato parado frente al espejo, pasmado, ¿qué seguía? ¿qué soltase rayos láser tipo Superman?

—Hey..— Lo llamó Namjoon.

Esta era una buena oportunidad, ¿no? Algo demasiado absurdo acababa de pasar, porque era así, era algo absurdo de creer, ni a los niños de preescolar seguro se les ocurriría algo así. Pero.. viendo las cosas de este modo, podía explicarles a los demás todo de mejor manera, no había forma de que le tratasen de loco después de lo que ellos también vieron.  

—¿Qué fue eso?