Estoy escondido en un ropero polvoriento, tengo mucho miedo y no dejo de temblar. Mis pequeñas manos se sujetan de mi ropa en un intento por calmar esta sensación de estar temblando sin parar.
Mi respiración es lo único que puedo escuchar en aquel momento. Mi corazón está agitado y parece querer salirse de mi pecho.
Me duele mucho gran parte del rostro, aún puedo sentir sus dedos sobre mi mejilla impactandose con fuerza.
La oscuridad en la que me encuentro me permite sentirme seguro, sé que no podrá verme aquí. Estoy hasta ese punto convencido de que puedo aguantar lo suficiente hasta que llegue la hora.
De repente escucho pasos en la primera planta.
Ahora sé que ha llegado.
Como si mi cuerpo lo supiera, involuntariamente me arrincono más en una esquina de aquel closet y me escondo entre la ropa colgada en ganchos con polvo en su superficie.
Escucho sus pisadas aproximarse, las escaleras crugen bajo su peso. La puerta es abierta con aquel sonido tan escalofriante y entonces las luces de mi habitación se encienden.
Puedo ver la luz colarse por las ranuras de la puerta y por un momento no escucho nada. Me obligo a mi mismo a no hacer ruido, a que mi respiración sea silenciosa.
Mis manos sudan, mi corazón empieza una desenfrenada carrera y siento que voy a explotar. Mi cabeza duele, mi mejilla arde y sé que pronto será mi fin.
-¿Cielo?
Su voz hace que mi cuerpo tiemble aún más. Trato de mantener la calma y no llorar, sé que si lo hago me va a encontrar y no quiero volver a ver a esa horrible criatura.
El recuerdo de sus largas uñas arañarme diferentes partes del cuerpo y de su sonrisa maniática cuando me veía llorar, provocan en mi un remolino de sentimientos desagradables.
-¿Dónde estas?
Escucho como se mueve en la habitación, parece estar buscándome con cuidado. Va de un lado a otro a pasos lentos y firmes que hacen sonar la madera debajo de sus tacones.
Siempre es la misma rutina.
Trata de matarme cuando me ve, cuándo no hay nadie más en casa. Yo tengo entonces que huir y esconderme, no debo dejar que me encuentre porque entonces va a hacerme daño.
Papá dice que el monstruo no existe, que sólo es producto de mi imaginación y debo enfrentar mis miedos. Pero sé que eso no es un invento de mi imaginación. Sé que eso es real y que viene por mi para atormentarme, llevandome en vida al peor de los infiernos.
Las pisadas regresan al otro lado de la habitación y veo su sombra por las rendijas de la puerta. Apenas está oscureciendo y papá no debe tardar. Solo debo aguantar unos minutos más, solo un poco.
-No me hagas ir por ti.
Llorando en silencio miro a la puerta rogando porque no se le ocurra buscar aqui. Siempre me tengo que esconder en lugares diferentes y así logro retrasar lo inevitable. La mayoría de las veces sus torturas no duraban mucho, papá siempre fue muy puntual con sus horarios.
Pero en esta ocasión escucho como sus pasos se acercan a la puerta y su sombra se detiene frente a la puerta del closet. Me siento desfallecer en aquel momento y mi respiración se corta de golpe a la espera de lo que puede suceder.
La perilla gira lentamente y se entreabre un poco dejando entrar la luz. De repente el sonido de mi alarma suena terminando con el silencio abrumador y asofocante de hace unos segundos. El reloj al lado de mi cama se enciende y provoca que la criatura se aleje de la puerta.
He puesto la alarma en mi reloj para recordarme que mi padre está por llegar. Es una buena estrategia que he ido perfeccionando con los años.
Sólo debo aguantar unos minutos más.
La figura se acerca de nuevo y sin previo aviso se detiene en la puerta del armario. Mis ojos se encuentran con los suyos sorpresivamente y sonríe de forma macabra mientras su labial rojo le da un aspecto grotesco.
Observa mi rostro y sonríe aún más al ver el miedo que le tengo. Da un paso para entrar en el reducido espacio, cuando entonces el auto de papá se escucha estacionar frente a la casa.
La criatura se gira para mirar fuera del armario y entonces suspira molesta.
- Jugaremos después.
Entonces se recompone y vuelve al rostro amable y femenino que suele enmascarar su verdadera identidad. Caminando tranquilamente se aleja de mi y el sonido de sus tacones se apresura a abrir la puerta principal.
- ¿Cómo te fue en el trabajo?
Salgo de mi escondite, arrastrandome con mis extremidades temblorinas para salir del closet. Tomo fuerzas para correr escaleras abajo y no me importa que mis pies se tropiecen uno con otro peligrosamente.
Veo la figura de mi padre de pie en la puerta y sin esperar me arrojó a sus brazos llorando sin control. Sintiéndome de nuevo protegido y amado, sabiendo perfectamente que mientras que él esté aqui nada malo puede pasarme.
Al verme me abraza y preocupado seca mis lágrimas. Veo en su rostro confusión y angustia.
-¿Qué pasó, pequeño?
-¡El monstruo, quiere matarme!
-Hijo, ya te he dicho que el monstruo no existe.
-Si, te juro que si existe.
-¿Cómo se llama?
Entonces miro como detrás de mi padre la criatura me sonríe con malicia y burla, posando una mano en el hombro de papá, sabiendo perfectamente que él no va a creerme. Se muestra burlona y con aires de arrogancia, pero aun asi, miro a los ojos a mi padre intentando demostrarle la verdad.
Desesperado exijo la mirada de mi padre, tomandolo de la camisa y sintiendo las lágrimas desbordarse de mis ojos. El temblor ha vuelto a mis manos y con el más sincero semblante, susurro.
-Quiere que le llamé "Mamá "
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Espero que les guste, déjenme su voto y comentario para saber si les ha gustado mi trabajo :)

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El monstruo
HororHay monstruos que son reales. Están ahí y no siempre lucen aterradores. En ocasiones se disfrazan para poder acercarse y no ser descubiertos. Hay monstruos que simplemente quieren destruirte.