CAPÍTULO 4: Frustración, diccionarios y una biblioteca.

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CAPÍTULO 4: Frustración, diccionarios y una biblioteca.

Seungcheol

9 de abril.

Seungcheol se encontraba en la biblioteca, estudiando, pero no podía concentrarse. Desde que tuvo esa charla con sus amigos y recordó el beso que le dio a Jihoon hacía 5 años, no había podido evitar pensar en repetirlo. Y el menor no ayudaba, mordiéndose el labio mientras fruncía el ceño, mirando los ejercicios de inglés. No podía despegar la mirada de su labio inferior, observando como los dientes del menor lo capturaban para soltarlo segundos más tarde entre un suspiro.

Quería besar a Jihoon. Quería besarlo con desesperación, y cada día que pasaba la situación empeoraba.

Nunca se había sentido así. Sí, tenía claro que el menor le gustaba desde hacía demasiado, pero nunca había tenido la necesidad de demostrarlo. Hasta ahora.

Suspiró, apartando la mirada, y dejó caer la cabeza entre sus manos, revolviéndose el pelo y captando así el interés de su acompañante.

-¿Qué haces? - preguntó en un susurro.

-Nada - contestó, intentando centrarse en el libro que tenía delante.

Jihoon se encogió de hombros, volviendo a su actividad anterior.

Minutos después, en los que siguió sin poder concentrarse, el pelirrosa se levantó, dirigiéndose al último pasillo de la biblioteca, donde se encontraban los diccionarios, los atlas y las enciclopedias.

Seungcheol lo siguió con la mirada hasta que lo perdió de vista, y aprovechó ese mismo instante para dejar la cabeza sobre la mesa y suspirar, frustrado.

Esperó, perdido en sus pensamientos y recuerdos, pero pasados varios minutos el menor no volvía y se preocupó. Se levantó de su sitio y fue hasta el pasillo, sin importarle dejar sus cosas sin vigilancia.

Jihoon

Llegó hasta el pasillo y suspiró aliviado. Llevaba media hora intentando completar dos frases en inglés, pero la mirada de Seungcheol lo estaba poniendo nervioso, y no lo dejaba concentrarse en los ejercicios que tenía que hacer. Se sentó unos instantes en el suelo, intentando calmar su corazón, y cuando notó que sus latidos se habían ralentizado se levantó y buscó el diccionario de inglés.

Lo encontró rápidamente, pero suspiró con cansancio cuando vio que estaba en los estantes más altos, a los que no llegaba ni de puntillas.

-Maldita sea -murmuró, buscando algo a lo que subirse.

Lamentablemente, no encontró nada, e intentó ponerse de puntillas para cogerlo, pero no llegaba.

Se agarró a la estantería, volviéndolo a probar y estirando su brazo lo máximo que pudo, pero sus dedos ni siquiera rozaban el libro, por lo que maldijo de nuevo.

De repente notó un cuerpo pegado al suyo, y una mano con un anillo que conocía perfectamente (porque era el que le regaló por su cumpleaños número dieciocho) cogió el diccionario.

Se giró rápidamente, encontrándose con el pecho de Seungcheol a escasos centímetros de su rostro, casi rozando su nariz.

Sintió como se sonrojaba mientras levantaba la cabeza, mirando directamente el rostro del mayor, que tenía el libro en su mano.

-Tardabas mucho, estaba empezando a preocuparme - susurró Seungcheol, con la voz ronca.

-Gracias - cogió el diccionario que le ofrecía, pero no se movió.

-Jihoon... - su nombre salió en un susurro más grave que el anterior, y no pudo evitar mirar los labios del mayor.

Se relamió los suyos propios, con nerviosismo, e iba a hacer algún comentario para que su compañero se moviera y le dejara pasar, pero unos labios sobre los suyos se lo impidieron.

Abrió los ojos, sorprendido, pero los cerró con fuerza segundos después y pasó los brazos por el cuello del mayor, dejando que el libro cayera al suelo. Seungcheol puso las manos en su rostro y lo acunó con ternura, aunque su beso era necesitado y feroz.

Jihoon no supo cuánto tiempo estuvieron así, besándose desesperadamente, como si su vida dependiera de ello, pero cuando se separaron, se dio cuenta de lo que acababa de pasar.

Sintió que se sonrojaba aún más, si eso era posible, y rápidamente huyó de entre los brazos del mayor, empujándolo con fuerza, y se dirigió a su mesa.

Recogió sus cosas con prisa y salió corriendo de la biblioteca, haciendo caso omiso a los gritos de Seungcheol. Siguió corriendo hasta llegar a su casa y entró, cerrando la puerta de golpe y apoyándose contra ésta.

Su corazón volvía a latir a cien por hora. Maldito idiota.

Don't you hate each other? - JicheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora