II. Una nueva mirada

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CAPÍTULO II: Una nueva mirada.

"Pensamientos"
-Diálogo
Parcel
Escritura del diario de Harry

SIRIUS

Me encontraba encerrado en una celda de no tan horribles condiciones como Azcaban, pero aún así el encierro y la obscuridad me atormentaban, sabía que había sido culpa mía encontrarme aislado en ese momento y sin posibilidades de ayudar a Harry, el día en que demás Aurores y yo habíamos llegado al ministerio en busca de Harry y sus amigos, nunca creí acabar atrapado por Voldemort, mi caída al supuesto velo de la muerte no había sido otra cosa que un traslador a una habitación vacía, donde de inmediato fui capturado por mortifagos y llevado a una celda que si no me equivocaba pertenecía a la mansión Malfoy.

No supe que fue lo que pasó durante un tiempo que me pareció muy largo, pensaba que me dejarían morir de hambre, ya que sólo me llevaban agua, durante ese tiempo casi me la pasaba inconsciente o metido en mis recuerdos, sonaba humillante, absurdo y hasta egoísta no pensar en Harry, pero ya había pasado gran parte de mi vida con culpa y si ahora mi ahijado ya sabía la verdad sobre la supuesta traición a sus padres ya no tenía nada por que sentirme avergonzado y confiaba y deseaba que él triunfara; mi nombre ante el hijo de mi gran amigo estaba limpio, me sentía con tan poca fuerza y la firme idea que moriría, que mis pensamientos y recuerdos eran lo único que me quedaba y los destinaba a mi único amor.

Recordaba perfectamente la primera vez que lo vi, fue en el Expreso de Hogwarts en nuestro primer año, él era un niño pequeño y delgado, con la piel más blanca y pálida que hubiese visto, tenia un cabello perfectamente negro igual al mío pero completamente lacio, le llegaba a las mejillas, pero le cubría casi todo el rostro como si intentara ocultarse del mundo, en ese momento no entendí lo que llamaba mi atención, pero sin duda no podía dejar de mirarlo, nunca nada me había causado tanta... curiosidad, si eso es lo que me causo la primera vez que lo vi.

Esa pequeña persona caminaba tomado de la mano de una pequeña niña de cabello rojo, algo que me causo una extraña molestia que así como llegó deseché, por lo que decidí dejar de mirarlo y buscar a mi amigo James, que también entraría ese año, lo conocía de las reuniones aburridas de magos sangre pura en las que muchos ni siquiera se caían bien, como los padres de mi amigo los Potter y los míos, pero algunas veces era inevitable soportarse.

Después de la obligada despedida con mis padres con la simple acción de asentir con la cabeza y leve inclinación del cuerpo, pero sin evitar dar un abrazo a mi pequeño hermano al que sin duda extrañaría, pese a ganarme la desaprobación y una mala mirada de mi madre, susurré en su oído un -¡te extrañaré!-, me dirigí al tren donde buscaría a James.

Nunca entendí por qué la aberración de James contra él, simplemente sucedió, se convirtió en el blanco de burlas y bromas, tal vez por ser de Slytherin o por ser amigo de Lili, pero durante mucho tiempo participé junto con mis tres amigos a hacerle la vida imposible a Severus, había algo tan extraño en él, algo que me perturbaba y que me enfurecía, lo odiaba, quería desaparecerlo de la fas de la tierra.

Desde el primer día de clases, nos burlamos de él, de su aspecto sombrío y sus enormes ojeras, se encontraba fuera de la torre de Gryffindor esperando a su amiga pelirroja con la que iba tomado de la mano en la estación de tren, en ese momento sólo íbamos James y yo, algo se disparó en nuestra mente por razones distintas al verlo ahí parado mirando un pequeño dije, ignorándonos por completo; simplemente sucedió, James lo tomó de la túnica y lo aventó al suelo insultándolo y amenazándolo con que sería peor si lo encontraba nuevamente afuera de nuestra torre.

Lo miré con desagrado ahí tirado en suelo, él nos observo con tal temple y aberración, vi por primera vez sus profundos ojos negros, que una sensación absolutamente negativa se encendió en mi, Severus representaba lo que odiaba, lo que detesta de mi familia, los colores de su casa, su aspecto tan sombrío y mirada de odio, sin embargo me hacía sentir algo más que no lograba descifrar, decidí en ese momento que lo odiaba con tal fervor como él me miraba.

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