IV. Confusión

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CAPÍTULO IV. Confusión.

"Pensamientos"
-Diálogo
Parcel
Escritura del diario de Harry

SIRIUS

El tiempo pasaba, no sabía cuantos años exactamente llevaba encerrado pero sabía que ya eran más de dos, durante un tiempo considerable estuve en una celda desprovista de luz y con muy poca comida horrible, me mantenían débil y cansado, cada tanto algún mortífago aburrido me lanzaba maldiciones, lo único positivo eran los hechizos de limpieza que los elfos domésticos realizaban en las celdas y sus habitantes, con el paso del tiempo terminé en el olvido como cada prisionero en ese lugar; de un momento a otro todo había cambiado yo no entendía la razón para mantenerme con vida, todo me resultaba cada vez más inquietante, todos los días un elfo me llevaba alimento, uno por la mañana y uno por la tarde, en las noches sólo me daba una poción que era más que reconfortante y me realizaba un hechizo de limpieza, algo había pasado de eso estaba seguro, pero no sabía que era.

Mi cuerpo se recuperaba y cada día me sentía mejor, la basura de supuesta comida que aún me llevaban la dejaba intacta hasta que recibía los deliciosos platillos que ese extraño elfo me daba, sabía que era contra las reglas del lugar lo que pasaba conmigo, en más de una ocasión intenté hablar con el elfo y en cada una me lanzó un muy doloroso hechizo aturdidor y me dejaba sin voz por lo que restaba de ese día, no es que usara mucho mi voz pero me resultaba incomodo de cualquier forma, en una noche donde el frío era insoportable el elfo se apareció en mi celda como cada noche para entregarme la poción y al notar el frío realizó un hechizo de calor sobre mi cuerpo después del de limpieza.

Sus acciones no venían de él por supuesto, cada elfo pertenecía a algún mago o familia de magos, así que me arriesgué a recibir un doloroso hechizo y perder mi voz por lo que quedaba de ese día y le pregunté quién era la persona que cuidaba de mi, éste se quedó mirándome de forma extraña, estaba seguro que no me diría nada pero quería decirle algo. -Sé que no me dirás nada y tampoco darías un mensaje, pero sea quien sea la persona que me ha ayudado este tiempo, por favor agradece de mi parte y dile que si puede hacer más de lo que ya ha hecho por mi, por favor le diga a Severus Snape que lo amo y que cada minuto sin él ha sido el infierno, pero en ese infierno lo único que me hace seguir es su imagen, su recuerdo, su amor y la firme esperanza de verlo.

Los grandes ojos del elfo se quedaron clavados en los míos mientras me escuchaba, parecía que había perdido la respiración, intenté acercarme a él, pero inmediatamente me lanzó los dos hechizos y desapareció, después de recuperarme tomé la poción y en efecto nuevamente había perdido mi voz pero había valido la pena, esa mirada y el sentirme mejor cada día me brindaba esperanza de volver a verlo, pensaba mucho en Harry también, deseaba con todas mis fuerzas que se encontrara bien.

Recostado con una nueva sensación, mi mente divagó en un vago recuerdo, después de la noche en que había visto a Snape regresar al castillo me sentía ansioso por lo que evité a toda costa verlo, por fin habían llegado las vacaciones y me encontraba en casa de James junto con Remus y Peter, habían sido una vacaciones buenas, visitamos lugares muggles como bares, antros, librerías por supuesto por petición de Remus, centros comerciales y todo tipo de entretenimiento, Remus nos explicaba cada cosa, incluso conocimos el cine, teatro y lo más impactante y estupendo que pude conocer, las carreras de autos y motos, eso si que fue un descubrimiento fenomenal, todo ese tiempo no pensé un sólo momento en Snape.

Estábamos de vuelta en nuestro sexto año en Hogwarts, todo parecía genial, nuevamente me encontraba en lo que consideraba mi hogar, algo había cambiado en estas vacaciones, hubo un tiempo en que la unión con mi hermano era indiscutible pero en cuanto había sido asignado a la casa de los leones todo se había derrumbado en mi familia, no es que me encantara pero lo mejor de ella era Regulus mi pequeño hermano, por supuesto él seguiría los pasos de mis padres, de nuestra familia sin dudarlo, se había quedado en Slytherin y todavía nos alejamos más.

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