Caputulo 4

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Nos sentamos y un señor llevó mi maleta arriba luego nos dirían donde íbamos a dormir. Ahora que lo pienso, April no trajo maleta, entonces ¿que va a usar? Bueno supongo que se las arreglará. Por otro lado sus abuelos y ella hablaban de un montón de cosas de las cuales yo no tenía ni la más remota idea, llegué a pensar que se habían olvidado de mi presencia pero supongo que era por el tiempo sin verse y ahora que las clases empezaran menos tiempo tendrían para compartir.

—¿Recuerdas aquel verano April,que fuimos todos a la playa y tu le tenías miedo a las olas? —dijo Susan riendo
—aún eras una bebita de seis años, te abrazabas a las piernas de tu abuelo a modo de refugio.

—Claro que lo recuerdo abu, fueron días muy buenos.

Entonces todos comenzaron a reír y yo entendí que realmente se habían olvidado de mi, en eso unas mujeres aparecieron con unas bandejas, traían pastel y jugo de naranja, sentí mi estómago reaccionar ante aquel aperitivo, así empezamos a comer y estaba April sonriéndome, se le veía feliz o era el hecho de recordar que yo estaba ahí. Cuando terminamos nos dirigieron a nuestras respectivas habitaciones. Agradecí el hecho con solo ver la cama en la que dormiría, así que sin mas me tumbe sobre ella de cara al techo, y pensé en por qué tendrían los abuelos de April una casa tan grande en el campo, bueno supongo que cada quien con su gusto.

No tenía sueño pero mi cuerpo estaba cansado y cielos esta cama si que era cómoda. Y como si no hubiera paz recordé aquel sujeto que me habló cuando al parecer yo estaba desmayada, pero ¿quién era? ¿a qué se refería exactamente? Suspire agotada y decidí que era mejor olvidarme de eso.













¿De quién es esa voz? Un momento no es una, son varias voces, pero no entendía que decían, solo eran murmullos, de repente pude escuchar a alguien pronunciar mi nombre, pero no reconocía aquella voz, entonces me armé de valor y pude hablar.

—¿Quién está ahí? —dije con un poco de temor, volví a escuchar mi nombre que se repetía en ecos. Empezaba a entrarme el pánico porque no sabía lo que sucedía y mucho menos como había llegado hasta allí.

Abrí mis ojos y me sobresalte al escuchar que alguien tocara la puerta.

—¿Si? —dije para que pasara quien tocaba la puerta.

—Juliet ¿es que acaso no me oías? —dijo entrando con cara de sorpresa.

—La verdad no. Estaba dormida, no tenía sueño pero caí en uno muy profundo.

—Ultimamente estas muy dormilona. Vamos, la cena esta lista.

Me levanté para ir a cenar y pude observar que April no traía la misma ropa, tenia puesto un pantalón blanco de corazones y una blusa de la misma forma y no pude evitar preguntarle.

—¿April, de donde has sacado ese pijama? —pregunté un poco confundida.

—Es que tengo una habitación aquí, tengo ropa y otras cosas por eso no me molesté en traer nada.

—Ah ya veo, se me hacía extraño.

Entonces bajamos a cenar. Después de la cena, Lucas, Susan, April y yo tuvimos una pero muy interesante plática, agradecí aquello así no tenía que irme a dormir a mi cuarto a dar vueltas en la cama ya que no tenia sueño y tampoco quería aventurarme a quedarme dormida sin más y tener una pesadilla, que por lo visto ya se estaba haciendo costumbre.

—Abuelo, mañana quiero llevar a Juliet al río que está cerca de aquí. Se que a ella le gustará.

—Esta bien, pero tengan cuidado.

—Abuelo este lugar no es peligroso.

—Pero nunca está de más tener cuidado.— Agregó Susan.

Mi vida es un misterioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora