Su corazón dolía. Dolía como nunca. Por más que tratara de ignorarlo, de concentrarse en lo que el profesor estaba diciendo, no podía. Aquella sensación aplastaba su corazón, y quería llorar, llorar como un niño pequeño, tomar todas aquellas lagrimas que su padre nunca le dejo derramar a pesar de que nunca estaba con él, porque los hombres no lloran, y sería una vergüenza para él si se atrevía a hacerlo. Las que su abuela tampoco dejo salir porque los niños valientes tampoco lo hacen. Y tal vez alguna vez él fue un niño valiente, pero ahora era un hombre, bueno en camino de convertirse en uno y era de todo menos valiente.
Se estaba asfixiando, y no sabía cómo enmendar el error que había cometido, no sabía qué hacer para que Changkyun perdonara su traición. Nunca se prometieron nada. Porque nunca fue necesario. Porque confiaban en que el otro nunca les abandonaría, ya que eran el único soporte que ambos tenían. Pero ahora que lo pensaba tal vez si debieron hacerlo.
Ah, pero también culpaba a Changkyun si este no hubiese dicho nada, Jooheon no se habría dado cuenta de la mala persona que era.
Jooheon no era homofóbico, ni tenía alguna clase de prejuicio. Él sabía muy bien lo que ser homofóbico significaba. Todos sus compañeros lo eran, porque eran estos mismos los que atormentaban a un pequeño chico pelirrojo de la clase de enfrente.
Pero Jooheon no había ignorado a su único y mejor amigo durante tres semanas porque tuviese miedo a ser molestado por culpa de este. No. Ninguno de sus compañeros le agradaba, por lo tanto, no le interesaba la opinión de ninguno de estos.
Estaba asustado por otras cosas. Muchas en realidad. La opinión de su padre era muy importante. Más de lo que debería. Sabía muy bien lo que pensaba acerca del tema y le tenía un terror inmenso al rechazo de su padre. Pero por otro lado también había aprendido a odiarlo. Por abandonarlo. Por casarse y tener otro hijo en el extranjero, por creer que el apoyo económico sería suficiente para seguir teniendo el amor de su primogénito.
También estaba asustado de su abuela, lo que esta podría pensar al enterarse no solo de lo de Changkyun, sino también de que su nieto seguía juntándose con este.
De repente también estaba asustado de su futuro. Lo que haría, o lo que dejaría de hacer. Quien sería, en qué clase de hombre se convertiría. Es que no tenía muy buenos ejemplos a seguir a su alrededor, y no quería terminar como ninguno de ellos.
Pero ahí va la cuestión más importante ¿por qué de pronto estaba preocupado por todas estas cosas? Changkyun había dicho que le gustaban los chicos, no que estaba enamorado de él. Jooheon no había recibido ninguna clase de confesión de amor como para estar pensando en ello detenidamente. Y es que ese era el problema precisamente. El que Changkyun dijera que creí que era gay, es porque había alguien por ahí que lo había hecho pensar eso.
Alguien que lo alejaría de él. Entonces Jooheon se quedaría solo, justo como en ese momento, pero sin posibilidades de que todo volviese a ser como antes. Incluso llegó a pensar que, si Changkyun le hubiese dicho que estaba enamorado de una chica, él habría reaccionado exactamente de la misma manera.
Estaba asustado de acercarse, y odiaba estar solo. Quería ir y buscar a Changkyun, porque ya no lo soportaba. Tres semanas había sido el tiempo más largo del que no sabía nada acerca del que aun consideraba su mejor amigo.
Cuando llego a casa, luego de almorzar junto a su adorada abuela la cual se movía con dificultad por el peso de los años sobre su frágil columna; intentó distraerse un rato en su habitación. Mirando la televisión o jugando con su celular, pero al final no aguantó más y terminó dirigiéndose hacia el ático.
Tenía el número de Changkyun listo para ser marcado en su celular, pero no necesito tocar la pantalla una vez más porque su mejor amigo estaba ahí, sentado en el viejo colchón mirando hacia arriba donde las luces de navidad iluminaban la habitación. Lucía decaído, sus ojos brillaban con tristeza ante las luces parpadeantes del cielo falso. El corazón del mayor latió pesadamente contra su pecho, y se sentó junto al menor sin decir nada.
- Lo siento...- murmuró luego de unos minutos de silencio, apenado consigo mismo e incapaz de levantar la cabeza. Quería que Changkyun supiese que el haría cualquier cosa por él, de ahora en adelante no volvería a dudarlo, se ahogaría en sus creencias con tal de que Changkyun se quedara a su lado.
- No pasa nada, hyung. – Changkyun se movió para mirarlo y le sonrió de una forma tan preciosa que Jooheon no pudo evitar que su corazón se estremeciera.
Jooheon apretó sus puños y respiró con dificultad, porque no sabía que si lo estaba a punto de hacer estaba bien. Dios, últimamente no sabía si lo todo lo que estaba haciendo estaba mal. Se inclinó sobre Changkyun y lo besó con miedo, porque el que Changkyun fuese gay no significaba que le gustaban todos los chicos. No significaba que gustaba de él.
El pequeño beso que le robó a Changkyun se llevó con el su alma y corazón. Aunque este lo rechazara ya no había marcha atrás. Ya no había nada que pudiese hacer para luchar contra ello, de hacerlo solo se lastimaría. Estaba perdido. Ya no había forma de escapar de lo que sentía, y aunque intentase alejarse nuevamente, regresaría.
Cerró los ojos cuando el menor se acercó más a él, y el beso gradualmente fue subiendo de intensidad. Quería sentirlo más. Se sentía como algo que siempre había querido hacer, pero hasta ese momento se daba cuenta de ello. Lo abrazó fuertemente entre sus brazos, el miedo de quedarse solo estaba presente cuando Changkyun se sentó sobre su regazo. Todos lo habían dejado. Su madre. Su padre. Y su abuela estaba a punto de hacerlo.
"Por favor"
Su corazón dolía al tiempo que se esforzaba por concentrarse en acariciar los muslos del menor, de marcarlo con sus manos. De hacerlo sentir tan bien como él se estaba sintiendo por fuera, porque por dentro estaba tan asustado. Su mente repetía constantemente que ya no había vuelta atrás.
¿Y si todo se arruinaba?
¿Y si Changkyun también lo dejaba?
Podría pasar, debía pensar en esa posibilidad. Tenía un nudo en la garganta cuando los labios del menor buscaron ansiosamente los suyos, y Jooheon lo besó con avidez. Changkyun no podía dejarle. Nunca.
Jadeó pesadamente y echo la cabeza hacia atrás cuando se encontró en el interior del menor. Y no sabía que él estaba llorando hasta que Changkyun limpió sus lágrimas con sus labios y volvió a besarle, llevándolo lejos de sus pensamientos, y solo ahí Jooheon se permitió disfrutar plenamente de su unión.
Que importaba lo que pensaban los demás acerca de ellos dos. De si estaba bien o no. Que más daba...
Jooheon no lo sabría hasta mucho tiempo después, pero si no se hubiesen besado ese día, si todo aquello no hubiese comenzado, si se hubiese detenido así mismo y escuchado todas sus dudas; habría sido mucho mas fácil y menos doloroso para los dos.
El menor gimió su nombre y trató de acallarse así mismo volviendo a besarle en el momento en el que creyó alcanzar el tan aclamado cielo. Jooheon se vino segundos después y cuando reguló su respiración se recostó sobre el colchón con el menor descansando sobre él.
Changkyun apoyó su cabeza sobre su pecho y cerró los ojos dejándose llevar por las suaves caricias del mayor sobre su cabello y su espalda. Se estaba quedando dormido escuchando los acompasados latidos del corazón, que, sin saberlo le pertenecía. Cuando escuchó al mayor murmurarle algo.
Jooheon dijo aquello con un hilo de voz. Con tanto pesar, como si se estuviese disculpado por haber hecho algo muy malo. Y Changkyun en ese momento no entendió porque tanta tristeza en sus palabras, cuando él se había sentido tan feliz de tan solo escucharlas:
- Me he enamorado de ti...
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