Hoy encontré aquella prenda que terminé vistiendo en una noche lluviosa.
Luego de recorrer nuestros recovecos, tanto mentales como físicos, mirarnos a los ojos y jurarnos el mayor de los amores; me encontré, otra vez, como al final de cada noche, desnuda.
Y no sólo lo estaba, si no que aún en tu compañía, me sentía desnuda.
Entonces como un atajo, como rehacio a vestirme con abrazos, me prestaste aquella prenda que en mi cuerpo menudo, se sentía enorme.
Como cada uno de tus toques, los cuales producían reacciones eléctricas en todo mi cuerpo, como una sensación enorme; como aquella prenda.
Entonces, esa noche me quedé observando tus ojos cerrados, tus labios juntos y fruncidos (como cuando te enojas, o eso es lo que recuerdo)
Observé el lunar que tanto te desagradaba y mentalmente pensé que se trataba de arte.
Y me pregunté por qué tu no te sentías desnudo aquella noche, me pregunté qué me faltaba.
¿Por qué aquella prenda me hacía sentir aún más frío?Y hoy, ya hace meses que no te veo; que no siento sensaciones enormes, choques eléctricos. Y hoy, hoy me doy cuenta que aquella noche me faltaba un abrazo, un te quiero, un buenas noches.
Aquella noche me di cuenta de que lo pequeño es lo que llena el alma, lo que te abriga, lo que te viste.
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27 Inviernos.
Teen FictionSegunda parte de mi primer comienzo "Ve más allá" Los pensamientos vienen y van, otra vez, como cada vez.