¿El final?

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Después de haber pensado unos días, decidí apuntarme a una clase de karate que había cerca de mi instituto, por supuesto que mis padres que sabían lo que le pasó a Noah, no se opusieron. Fui a mi primera clase. Al entrar me senté en el suelo junto a mis nuevos compañeros de lucha, como decía el profesor. Mi profesor tenía una barba mal afeitada y una expresión agresiva. Tenía el pelo hasta los hombros y sus patillas eran muy largas.
-Esta es la nueva compañera de lucha- dijo con su voz energética. -Quiero que todos la trateis bien, saludadle- dijo medio gritando.
Como dijo el profesor, todos me saludaron, gritando también.

Esta academia de karate, tenía mejor nivel de lo que parecía. El lugar estaba bastante viejo y sucio y algunas paredes estaban rotas. Yo no me esperaba mucho de esta academia, pero me equivocaba, tan pronto como empezaron a pelear, quede sorprendida. Y entonces supe que quería pelear como ellos lo hacían. Como el resto de alumnos empecé a pelear aunque como era de esperar, me lleve una gran paliza, pero no lo hice tan mal para ser mi primer día.

Al salir de allí fui lentamente hacia casa sola, a cualquier lugar al que iba, estaba siempre sola. En el camino ví cuatro chavales más mayores que yo. Ellos estaban insultando y molestando a un compañero de mi clase, el más inteligente de mi clase. Me paré y tensé la mandíbula, estaba rabiosa. El lider del grupo tenía el pelo de color fantasia como yo lo tenía, aunque él tenía una llamativa cresta verde y yo solamente tenía el pelo rojo. Él era muy alto y corpulento. Sus "esbirros" por llamarlos de una manera, eran muy diferentes entre ellos, uno era muy alto y tan delgado como un espagueti, el otro era muy grande y gordo y no parecía tener una pizca de inteligencia y el último era tan bajito que el segundo casi le podría pisar la cabeza sin quererlo.
-Oye empollón, te he dicho que me des el puto dinero.-dijo el grandote.
-Pe-pero lo necesito para comprar lo libros de trigonometria- dijo mi compañero Takebayashi, mientrás subía sus gafas con un dedo.
-Gordi te ha dicho que le des el dinero, Takebayashicchi- dijo el espagueti, con una voz llena de gallos.
-Eso, eso- dijo por último el bajito.
-Lo-lo siento pero no puedo, además no es mío- dijo Takebayashi.
-¿¡Cómo dices!?- dijo "Gordi" mientras le levantaba del suelo. Le quitó las gafas, las tiró al suelo y las pisó. Después empezó a pegarle y Takebayashi empezó a sangrar de la nariz. Entonces me harté de ver la pelea y empecé a correr hacia "Gordi" y cuando llegué a él le solte un puñetazo tan fuerte que mi mano hizo un sonido extraño y él salió volando.
-¿¡Quién cojones te crees que eres para pegar a Gordi!?- dijo el espagueti
-Eso, eso- añadió el tapón. Pero sin que me diera cuenta el lider me agarró de la corbata del uniforme del instituto y me levantó. Me puso la mano en la garganta y empecé a quedarme sin respiración. Agarré sus brazos intentando escapar de sus manos. Entonces reaccioné y le pegué una patada en la cara. Su cara se fue a un lado mientras su cuello hacía crack, pero sus manos no dejaron de apretar mi garganta. Giró su cabeza y me miró con una mirada que asesinaría a cualquiera, pero no a mí. Empecé a perder fuerza, pero entonces le lance una mirada aún más terrorífica que la suya.
-¿Uh? Así que eres una perra con un par de pelotas-
Me tiró hacia sus esbirros y me agarraron de los brazos y piernas. Mientras Takebayashi observaba aterrado sentado en el suelo pegado al muro de una casa. Yo no lo culpaba, eran unos tíos que aterraban y yo los acababa de desafiar, además acaba de ver como uno casi me ahogaba con sus enormes manos, esa era una razón más que válida para tener miedo. En cuanto me agarraron y el lider vió que no podía moverme, empezó a pegarme puñetazos en el estomago. No tenía nada que ver con los golpes de karate, dos puñetazos y empecé a escupir sangre. Luego empezó a pegarme en la cara y en las piernas.
-¿Esto te gusta verdad? ¿Era lo que buscabas desde el principio, no? Pues aquí lo tienes perra de mierda.- Me dijo mientrás me seguía pegando. Y al ver su cara le enseñé una sonrisa que ni yo sabía que exsistia en mí, una sonrisa burlona. Él pareció asustarse en un principio, la verdad es que disfruté bastante con su cara de perrito asustadizo. Al ver que le desafié con esa sonrisa, enfureció más y me pegó en la cara con tanta fuerza, que solo oía pitidos en mis oídos y empezaba a ver todo borroso. Solo veía siluetas. Podía apreciar al matón supremo, que me pegaba sin descanso,  a sus esbirros y también pude ver la silueta de Takebayashi que se agarró la cabeza con sus manos y pude escuchar su grito muy de lejos. Luego ví como salía corriendo. Creo que ese sería mi final. Ví a Noah lejos, ella me estaba mirando y me saludaba con la mano bien alta, me decía que fuera con ella hacia la luz blanca que tenía detrás. Noah, espérame.

Murder SceneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora