Me fui acercando a Noah lentamente. Llegué a donde estaba Noah, y nos dimos la mano. Nos miramos y una lágrima cayó por mi mejilla. Mi vacio se había vuelto a llenar. Estabamos en frente de la luz blanca. Parecía un portal a otra dimensión. Noah me soltó la mano y se echó hacia atras. Yo me quede mirando la luz fascinada y al girarme para mirar a Noah, me pegó un empujón y empecé a caer cruzando el portal.
-No puedo dejar que mueras, Nara. Tienes mucho que hacer todavía- me dijo Noah en voz baja. Ella me dijo algo más pero como estaba cayendo, su voz se alejaba más y más y no la pude escuchar.
-¡Noah, no quiero volver, quiero estar contigo!- grité.
Abrí los ojos lentamente y ví una luz blanca, pero no era aquella luz, erala luz del hospital. Escuché los pitidos de la maquina que tenía al lado y ví a mi madre sorprendida y llorando. También ví a un médico que parecía estresado por algún motivo.
-¿Ma-ma?- dije
Mi madre se me echó encima y me abrazó mientras lloraba. Mientras estaba con mi madre el médico salió casi corriendo y avisó a mi padre y a un médico superior, seguramente porque él estaría haciendo practicas de médico.
-Gracias a dios, Nara- dijo mi padre y vino corriendo hacia mi camilla. No sabía muy bien que había pasado, ¿Por qué estaba en el hospital?
-¿Quién te ha hecho esto? ¿Nara, te has peleado con alguien? - dijo mi madre. Entonces me acordé. Les expliqué a mis padres lo que había pasado.
-Nara, me alegro de que estes bien, pero como se te ocurre meterte en una pelea?- dijo mi madre preocupada. Yo mire hacia el techo, porque siempre creo que se preocupan demasiado.
-Tu madre tiene razón, además esos chicos no le iban a hacer nada a tu amigo, ese tal ¿Takebayashi?- dijo mi padre. Acababa de despertar después de una paliza en el hospital y no me apetecía discutir.
-Cuánto tiempo he estado aquí?- pregunté.
-Has estado aquí durante cinco días.- Dijo el médico que estaba al lado mío.
-Soy tu médico ¿Cómo estas?- me preguntó mientras me alumbraba con una linterna la cara.
-Bien, estoy bien. ¿Puedo ir a casa?- le dije.
-Si pero necesitarás estas mulaetas- me enseñó unas muletas blancas. No entendía el porqué de las muletas, aunque al mover la pierna me dí cuenta. Tenía rota la pierna derecha y por lo visto, tenía un esguince en la mano, devió de ser por el puñetazo que le di a "Gordi".Cogí las muletas y las apoyé en el suelo.
-Es mejor que te quedes en la cama, puede que todavía te cueste and...- Mi caida lo interrumpió. Me ayudó a ponerme depiés y a andar. No me costó mucho tiempo cogerle el truco. Mis padres cogieron todas sus cosas y se pusieron a mis dos lados por si me volvía a caer.
-Voy al baño, no hace falta que me acompañeis- les dije a mis padres. Fuí al baño lentamente y me miré al espejo. Tenía el ojo morado y postillas en la cara. Levanté la bata y lo que me encontré fue un moratón mayor que el del ojo. Pasé mi mano por encima de mi tripa. A parte de un moratón había un bulto enorme. Ese tío destrozó mi estomago. Él médico me había dicho que incluso podría vomitar estos días a cuenta de todo lo que había sufrido mi estomago.
-Estoy hecha una mierda- le dije a mi reflejo en el espejo. Aunque no sentía nada de dolor, mi aspecto desde fuera era horrible. Me cambié de ropa. Como era el uniforme no tardé mucho, fue una suerte que tuviera falda y no pantalones. Me miré una vez más al espejo y sonreí.Como estaba tan mal, no pude ir al entrenamiento de karate. Pero el siguiente día si que podría ir al instituto. El siguiente día me levante antes ya que llegaría más tarde por la escayola y las muletas. Me preparé y salí con las muletas. En el camino ví a unas de mi clase juntas riendo y hablando. Un nudo inundo mi garganta al ver lo felices que estaban juntas. La verdad es que cada vez que veía a la gente así me apenaba el no poder estar con Noah. La echaba tanto de menos. Siempre estaba con Noah, no tenía ninguna amiga o amigo a parte de Noah, aunque nunca había creido que necesitara. Noah era tan alegre, incluso en mis peores días me alegraba. Me apareció el dolor que sentía en el pecho. Me solté un poco la corbata para respirar mejor.
Llegué al instituto, este tenía un patio en la entrada. Mientras cruzaba el patio, notaba como las miradas de todos estaban puestas en mí. No hacía más que escuchar susurros, risas, miradas...
- ¡Callaos todos!- grite sin darme cuenta.
-¿Pero que le pasa? Seguro que se ha vuelto loca- dijo una chica de mi clase riendose.
-Estaría mejor si habría muerto, a nadie le habría importado, la verdad- Todo el mundo decía.
-Será gilipollas, ¿A quién se le ocurre pelear con esos?- decían por otro lado. Ya no aguantaba más. Empecé a subir las escaleras con cuidado, y llegué a mi clase, 3.G y me sente en el pupitre. Takebayashi se acercó a mi pupitre.
-Gracias, aunque te arriesgaste demasiado. Les habría dado el dinero, y se habrían ido sin pegarte.- me dijo.
-Te equivocas, esos no se habrían quedado satisfechos con que les dieras el dinero. Si no habría intervenido habrías sido tú el machacado- le dije. Se quedó callado durante unos segundos.
-De todos modos gracias, me salvaste. Pero me siento culpable por la paliza que te dieron, lo siento- me dijo.
-No te preocupes, me alegro de que estes bien- le dije.
Él sonrió y se sentó en su pupitre, que estaba cerca del mio. La verdad es que me alegro de que no le hayan tocado, no se merecía nada de lo que yo había sido capaz de experimentar.
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Murder Scene
RandomNara es una chica de 15 años. Un día Noah, su gemela, no vuelve a casa y Nara se duerme sin esperar a que vuelva. Cuando despierta se entera de que Noah está muerta. Nara se colará en la información de la policía e investigará el caso. Encontrará qu...