C4

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Carol se despertó con una gran sonrisa de lado a lado por el increíble sueño que había tenido. Había soñado que Jair Parra su cantante favorito se había mudado al lado de casa lo cuál era maravilloso, lástima que solo hubiera sido un sueño.

Carol se levanta de su cama algo decepcionada y entra a su baño, se lava la cara y luego se hace un chongo. Enciende sus bocinas y conecta su celular para reproducir una de sus canciones favoritas.

—¡Para enamorarte yo voy a cantarte!

—¡Bonita canción!

—¡Ahahahah!

Carol se asusta y ve por la ventana que está a lado de cama a Jair mirándola con una gran sonrisa.

—Lo siento no fue mi intención asustarte —dice él con una gran sonrisa.

Ella se queda tiesa como una estatua ya que no había sido un sueño, Jair Parra de verdad se había mudado al lado. Y si todo lo que creyó que soñó fue real entonces, lo de la anterior noche también lo fue cuando lo vio con tan solo una toalla.

—Ho... Hola —dice temerosa viéndolo con cara de tonta.

—Bueno, adiós —responde Jair disimulando una risita al verle el rostro y se va.

Carol se sienta en su cama y toma la almohada enterrando su cabeza en ella gritando a todo pulmón su emoción.

—Pero que fea estoy, toda desarreglada —preocupada ahora de su aspecto corre al baño a mirarse al espejo—, ¡Dios! ¿Eso es un moco?

Se pone roja de la vergüenza que ahora recorre todo su cuerpo. Tenía un moco saliendo de su nariz muy verde y su novio, esposo, su crush, su todo, ¡Jair! La había visto así. Con los ojos cristalizados toma papel de baño y se limpia la nariz hasta eliminar todo rastro de esa sustancia verde y babosa. Se mira de nuevo al espejo y no puede aguantar la vergüenza, sale del baño y cierra la ventana y las cortinas. Quita la música y se hecha a su cama. Se sentía horrible, Jair la había visto y de seguro ahorita debía de estar pensando que es una chica cochina.

Ahora enojada con sigo misma se mete al baño y se da un baño para estar más limpia. No deja de sentir esa vergüenza dentro de ella, ¿ahora con que cara vería a Jair? De seguro ya la debió de haber puesto en su lista de "Nunca hablar con estas chicas".

Despejando su mente, pero no mucho, se viste y se maquilla porque puede volver a encontrarse con Jair, pero esta vez estaría lista y arreglada. Tiene puestos unos jeans y una blusa algo floja que le queda de lado y sus converse negros.

—¡Carol te busca el chico de al lado! —grita su madre, mientras Carol se cepilla el cabello, pero lo deja de hacer para bajar rápido las escaleras y ya abajo se queda en la entrada, pero no hay nadie.

—Mamá, no hay nadie y... ¡Ahahah mamá!

Karla le embarra algo en el rostro y con un rociador le echa encima sabe qué cosa. Ríe con malicia luego toma un trapo y le limpia toda la cara a su hija mientras Carol trata de zafarse. La chica deja de forcejar y abre los ojos concentrándose en un asqueroso olor. Se asusta cuando se da cuenta que proviene de ella.

—¿Pero qué carajos? —ve a su madre y esta tiene unos guantes amarillos y algo café en ellos y en su otra mano tiene un rociador con un líquido amarillento —. ¡Ay no! ¡No! ¡No!

—¡Oh si! ¡Si! ¡Si!

—¡Mamá! ¿Me acabas de llenar la cara de mierda y rociar con orina?

—Ah y de tu abuela mi amor —dice Karla sonriendo inocentemente. No hay duda de que cuando se las cobraba lo hacía muy bien.

—Me iré a bañar de nuevo y luego hablaremos —dice la niña caca entre dientes mirando a su madre.

—¡Ah no! Mijita tú tienes visita —le informa luego se quita los guantes y los mete en una bolsa negra que Carol no se había percatado de que estaba ahí, también desecha el rociador y se acomoda su cabello de manera coqueta.

—¿Quién?

—Ya te dije el chico de al lado.

Karla toma de los hombros a su hija con fuerza y la empuja hasta la cocina, ella forcejea para irse corriendo, pero es imposible.

—Tranquila Carol, te limpie toda la mierda de Canelo, solo te quedara el olor —susurra Karla en su oído —, y la orina de tu abuela no huele tan mal.

Carol abre los ojos como platos al ver a Jair sentado en una silla al lado de la mesa donde hay platos servidos con el desayuno.

—Hola señora —saluda Jair levantándose. Estaba vestido todo de negro y con el cabello húmedo señal de que se había bañado hace poco.

—Tranquilo siéntate, Jair —dice Karla y él obedece amablemente—. Ella es mi hija Carol. Carol invite a Jair a comer, siéntate.

Ella asustada se da la vuelta para irse, pero su madre la toma de los brazos y la sienta a lado de Jair. Karla se va a la cocina por el resto de la comida. El chico le sonríe, pero luego su sonrisa se ve reemplazada por una mueca de asco. Ella se pone roja y se voltea esperando que todo sea un sueño, pero lástima porque no lo era.

—Ya volví —dice Karla luego mira a Jair—. ¿Te sientes bien? Tienes una cara de asco.

—Sí —responde nervioso abriendo los ojos—. Solo fue un mareo.

—Ah yo pensé que era por mi hija —dice Karla sentándose—. Huele muy mal, le he dicho que se bañe, pero no quiere. Se hace del baño en la cama, a la pobre hasta le dicen en la escuela la niña caca— Jair mira a la chica y recorre un poco su silla alejándose. Karla agacha la mirada como triste y Carol no puede dar crédito a lo que su madre estaba haciendo.

—¡Eso no es cierto! —exclama Carol y se para acercándose a Jair—. Te juro que no es cierto, yo si me baño— trata de tocarlo con su brazo en el hombro, pero él se levanta antes de que eso suceda y se aleja de Carol.

—Me tengo que ir mi... Mi madre me espera.

Y con rapidez rodea la mesa para no tocar a Carol y sale de la casa dejando a la chica roja como tomate. Se le cristalizan los ojos y se va corriendo a su habitación.

—Mi amor báñate bien, que así no conseguirás novio.

Karla come como si nada mientras tararea la canción de Cometa, pero cambiándole la letra.

—Si, si te vas a ir, no me dejes nada... Llévate a Carol y su pestilente olor —la cantaba con sentimiento y burla a la vez—. Y te iras... como un perro que se va buscando lo que no encontró en Carol.... La la la laaaa.

A través De Mi VentanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora