Dos.

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Jack, Jack..., Jack ¿Que?
Nunca le dijo su apellido, no es como si deseara saberlo, simplemente la curiosidad le ganaba cada que podía, y esta vez no era la excepción.

No lo sabía, ni siquiera había charlado con el, solo fingía escucharla, tal y como lo hacían los demás..., pero el no parecía ser como los demás.

No era por sus lentes, o por su forma de vestir ni mucho menos, simplemente creyó ver algo en el diferente. Pero... ¿Que era?

–¿Anna...?–La chica dejó de mirar la revista juvenil estando con la cabeza al aire, y se acomodó en su mullida cama de manera correcta.

–¿Hmm?–Su hermana volteó hasta mirarla, acostada en la cama enfrente de la suya, de donde compartían habitación.

–De los chicos nuevos, ¿Conoces a algún Jack?–Preguntó curiosa.

–Seh'–Habló despreocupada, volviendo su vista hasta su ordenador–¿Que hay con el?

–Oh, nada, nada, solo curiosidad. Parece ser... distinto.

–Es un nerd–Rió–Pero entiendo lo que dices, es lindo..

–No me refiero a eso–Respondió entre risas, mientras se levantaba de su cama y hacia que su hermana despegara la vista de su computadora– Solo es.... distinto.

–¿Hablas de su cabello? Sino, no tiene ningún sentido.

–No hablo de su cabello, Anna–Rió libremente.

–¿No? Entonces no tiene sentido–Sentenció, cerrando su ordenador.

–No tiene que tener sentido para ti, hay algo que lo hace distinto, algo que lo hace como yo...., ¡Y lo voy a descubrir!

–¡Oh, ya vas a empezar!–Espetó cansada– ¿Y ahora que vas a hacer?

–Seremos amigos.

–Puff, eso no es un reto, yo ya lo soy.

–¿E-Enserio?

–Si–Rió.

–Pe-Pero, ¿Como le hiciste? Es muy extraño, e indiferente y...

–Si, pero yo soy yo. ¡Yo le caigo bien a la gente! A comparación de~

–Juro que no me estás cayendo nada bien ahora, Arendelle–Gruñó, tirándose sobre su cama.

–¡Anna! ¡Tu padre llegó por ti!–Se le escuchó decir a una voz madura, que resonaba por las paredes del hogar, dejando a ambas chicas cabizbajas, mientras que la pelinaranja se decidió por guardar sus cosas en su pequeña valija.

–A veces odio a papá, ¿sabes?–Comentó

–¿Por?

–No me gusta estar lejos de ti...

–Anna, son solo dos días y yo iré a tu casa a quedarme...

–Si por otros tres días, para que comience todo otra vez–Bufó cansada, mirando a la chica de cabellos rubios sonreírle ampliamente– ¿Por qué siempre estás sonriendo, Els?

–¿De que hablas?

–Si.. Siempre estás sonriendo, incluso después del divorcio, seguías sonriendo aunque todo nuestro mundo se derrumbaba.

–Bueno, mis padres sabrán lo que hacen, ¿No?–Susurró, haciendo que Anna rodará los ojos, mientras reía amargamente. Estaba realmente cansada, ¿Cuando su hermana podría dejar de cambiar de tema en lugar de afrontar el problema?–Si creen que eso era lo mejor, es porque probablemente eso era lo mejor.

–Eres imposible–Rió la ojiceleste de pecas, mientras negaba rotundamente la cabeza– Nos vemos pronto.

Elsa la miró salir de su habitación con el morral contra su espalda, azotando la puerta al salir. Volcó su vista hasta el espejo al otro de lado de la habitación y caminó hasta quedar frente.

Miró su rostro con duda, miro las pequeñas ojeras que prefería cubrir con productos cosméticos, miró sus labios amoratados, su nariz delicada, hasta llegar hasta sus ojos; Esos hermoso orbes de ese azul destellante, el que si te fijabas bien, podías notar lo falso de su color infinito.

¿Desde cuando había comenzado a ser de ese modo? ¿Desde cuando las hojas de los árboles ya no le parecían verdes? ¿Desde cuando había dejado de oler la esencia de las flores? ¿Desde cuando había empezado a mirar al mundo de ese modo?

Sabía que el sol seguía siendo brillante, que el río seguía siendo río, que la luna seguía siendo blanca, que  la hierva seguía siendo verde..., y que, efectivamente, su mente le seguía jugando malas pasadas.

LIAR. [Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora