Capítulo Uno.

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CAPÍTULO UNO.

Despertó, pero esta vez no había cama con sábanas de seda, ni baños con duchas relajantes, tampoco el desayuno en la mesa de noche. Nada de eso.

En cambio, Luhan se vio rodeado por unos barrotes de hierro oxidado, más gruesos que sus muslos y tan juntos que apenas podía distinguir por fuera de la jaula en la que lo habían confinado; como raro, la cuenta de los días que llevaba secuestrado se había ido al garete desde que dejó de ver el sol. Sabía que su captor tenía su jaula en un sótano insonorizado, que la puerta estaba a treinta escalones del suelo y que la comida que le daban nunca era entregada por el mismo hombre; tenía entendido que había más personas con él ahí abajo, pero no sabía ni el número ni el sexo de ellas, todos permanecían callados y quietos, algunos dormidos aprovechando la impenetrable oscuridad y otros simplemente esperando la hora de enfrentar su destino.

Se había negado a entrar en pánico, tenía que mantener la cabeza fría para poder ser una mínima ayuda en caso de que Sehun lograra llegar a él de alguna u otra forma, porque Sehun iba a rescatarlo, ¿verdad?

¡Por supuesto que sí! Se reprendió mentalmente, su esposo levantaría cielo y tierra para lograr dar con él, de eso seguro.

-¡Atención! -Escuchó el sonido del altavoz, el cual anunciaba la hora de la comida y los momentos en los que entrarían los hombres para dejarlos hacer sus necesidades fisiológicas en una letrina bien alejada y ventilada. -Se ordena a todos los esclavos a permanecer quietos en sus respectivas jaulas para la selección mensual para la subasta. Se les recuerda a los posibles elegidos seguir al pie de la letra las órdenes dadas por el equipo de selección si no desean atenerse a las consecuencias.- Luhan pudo escuchar un coro de gemidos asustados y algún llanto nervioso, aquello no pintaba nada bien.

Decidido a hacerse lo más invisible posible, el pelinegro se sentó sobre sus talones, puso las manos sobre sus rodillas y dejó que el cabello le callera por encima del rostro para evitar el contacto visual. Escuchó la puerta abrirse y en vez del golpeteo pesado y monótono que causaban las botas militares de los hombres que veían de él, escuchó cómo varios tacones repiqueteaban por las escaleras seguidas también por una multitud apabullante de risas y voces.

-¡Veamos qué nos trajo la cosecha este mes! Espero que el jefe se haya esmerado más en su búsqueda esta vez, porque el mes pasado fue una misión casi imposible lograr adecentarlos para la subasta, ¡incluso un miserable comprador primerizo se atrevió a devolver su compra! Ingrato malagradecido. En fin, ¡Hyuk, prende la luz que de milagro me puedo ver los pies!

De repente, una luz blanca y brillante cegó a Luhan momentáneamente, después de acostumbrarse, miró a su alrededor por el rabillo del ojo y notó que habían alrededor de 10 jaulas idénticas a la suya con mujeres y hombres jóvenes y también alguno que otro niño; frente a él pudo distinguir a un grupo de más o menos 15 mujeres, todas muy bien vestidas, peinadas y maquilladas, ningún hombre a la vista.

-De acuerdo damas, ya saben; uno por uno, minuciosamente: uñas, cabello, dientes, piel sin cicatrices o si acaso mínimas, ojos, nariz, pies, tobillos, rodillas, cuello, pecho y espalda. ¿Entendido?

-¡Sí señora! -Automáticamente todas las mujeres se unieron en parejas mientras se acercaban a las jaulas y las abrían para empezar a revisar a todos los prisioneros; algunos gritaban para evitar que los tocaran, otros lloraban en silencio mientras eran desvestidos y los niños eran consolados por una mientras que la otra les hacía carañotas al tiempo que los analizaba. Luhan estaba tan distraído viendo todo lo que sucedía a su alrededor que no notó la puerta abierta de su jaula hasta que sintió una mano fría y fina halar de su muñeca.

-Vamos, tienes pinta de ser muy calmado, ayúdanos con esto y nosotras veremos qué podemos hacer por ti, anda lindo, arriba. -El pelinegro se dejó sacar de la jaula y se puso de pie algo tambaleante. Vio cómo una mujer empezaba por sus pies mientras que la otra revisando su cuero cabelludo.

-Tienes un cabello muy saludable, mantienes tus uñas muy cuidadas y tu piel parece haber sido tratada siempre con delicadeza, a excepción por esa cicatriz que tienes en el labio diría que eres un muñeco de porcelana, sí. -Dijo una de ellas - ¿Cómo te llamas, lindo?

-Eh... Lu... Lu Han.

-Bueno Luhan, infortunadamente tienes que venir con nosotras porque, de no escogerte, sería muy sospechoso y eso nos traería problemas tanto a nosotras como a ti. -El pelinegro asintió levemente y siguió a las dos mujeres por las escaleras a la vez que veía cómo otras cuatro personas cautivas eran escoltadas por otras mujeres para salir del sótano.

-¿Qué... qué pasará con las que no fueron escogidas? -Preguntó una chica más o menos de su estatura y con rasgos muy lindos.

-Lo más probable es que los hombres que los mantenían en el sótano los rifen para jugar con ellos una temporada y después deshacerse de ellos. -Musitó una de las mujeres que acompañaba a la chica. Luhan sintió ganas de llorar, aquello parecía una telenovela barata en la que todo va de mal en peor; sintió por primera vez temor de que Sehun no lo encontrara.

Being Yours  [EXO FanFic] {HunHan}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora