El Vuelo

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Los llamados Defensores Valóricos me tenían rodeado, acorralado contra el precipicio, mientras ladraban sus repugnantes acusaciones, decían que yo había cometido un crimen imperdonable contra la Familia, que iba a ser ejecutado por mi impertinencia sin derecho a juicio.
Estos ogros inquisidores no me dieron más opción, ya no había esperanza de recuperar mi hogar ni mis viejos trofeos. El único orgullo que aún no me quitaban era mi libertad; así que, antes de que me empujaran, yo me lancé seguro.
Me alejé convertido en tórtola blanca, con el sol reflejado sobre lo último que me quedaba, elevándome con gracia digna de ser acompañada de arpas.

Historias de MaricasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora