Capítulo 3

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Pasó una semana y no sabía nada de Alejandra, pero decidió darle ese tiempo para que se calmara, tampoco era un desalmado para no darse cuenta que la estaba llevando aún precipicio, aunque estaba seguro que con él estaría mejor que como está ahora. La vida no es fácil a veces tienes de más y muchas veces careces de mucho, este era el caso de él tenía demás y carecía de mucho.

-Ana, comuníqueme con la agencia de eventos de la empresa. - tenía que mandar a preparar la boda quería hacerla el siguiente sábado y sabía que Alejandra o movería un dedo para que eso ocurriera.

Así paso todo el día gestionando lo necesario para la boda más sencilla del mundo, aunque estaba utilizando la agencia de eventos pero solo para que hicieran el papeleo y algunas cosas más, está boda no tendría invitados ni recepción, solo era por el registro civil con los testigos necesarios. Pero quería que por lo menos ella vistiera bonito, así que le pidió varios trajes para que escogiera.

Ya llegando la tarde decidió irse, tendría que hacer una visita a alguien.

Alejandra estaba en su cuarto arreglando un poco su pequeño departamento solo contenía un cuarto, sala-comedor, un pequeño baño para ella eso era suficiente. Estaba concentrado cuando escucho que tocaban su puerta, intrigada miro por su ojo mágico se quedó perpleja, él estaba allí.

- Sé que estás allí, así que abre necesitamos hablar. - como que si le adivinara el pensamiento, no le quedó de otra que abrir.

- ¿Qué haces aquí? - pregunta apenas abre.

- ¿Yo? Bien gracias, nena. - dice él irónicamente y pasando sin ser invitado.

- Si claro, pasa estás en tu casa. - ella no se quedó atrás también sabía ser irónica, él alza las cejas.

- ¿Mi casa? Esto es solamente mi cuarto. - mirando alrededor de manera despectiva.

- Bien por ti, si piensas que me voy avergonzar por el lugar donde vivo estás equivocado, aquí soy feliz. - alzando la mirada viéndolo directamente a los ojos.

- Me imagino que sí. - ahora él es se torna un poco triste. Bajando la mirada decide sentarse.

- Alejandra tenemos que casarnos ya. - ella se queda estática pensó que tenía más tiempo.

- ¿Porque? Pensé que esperarías un poco, digo nadie sabe de nuestra supuesta relación. - Juan Pablo se acomoda en el sillón, era realmente cómodo.

- Por lo menos el sillón es cómodo. - cambiando un poco el tema.

- Era uno viejo que estaba aquí cuando llegue, utilicé la armadura para hacer uno nuevo. - en realidad le había costado mucho llevarlo a ese punto.

- ¿Lo tapizaste tú? - Realmente sorprendido.

- Sí, no creo que hayas venido hasta aquí para hablar de mi sillón, dime porque tienes tanta prisa de que nos casemos. - ella se sentó en un cubo que tenía frente de él.

- Quiero salir de esto ya, mientras más rápido lo hagamos más rápido obtengo la presidencia. - en realidad el motivo de su premura era ella, no quería que se viera necesitada de dinero tenía ya semanas sin trabajar y eso le preocupaba un poco.

- Claro por supuesto, ¿dime algo?, ¿habrá un tiempo estipulado para este matrimonio?, ¿podremos separarnos después de un tiempo? - Juan Pablo tenía su mano sujetando su cara inmediatamente la bajo para enderezarse y mirarla bien.

- No hay tiempo estipulado pero si nos es insoportable tolerarnos, creo que llegara el momento que nos separemos. - no había pensado eso pero su respuesta era la más lógica.

No Eres Nadie #01Donde viven las historias. Descúbrelo ahora