Capítulo 6: Sentimientos encontrados

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—Sabes, creo que moriré joven.. podrías por favor quedarte con mi celular, tengo cosas que nadie debe saber—Decía Cáncer con los nervios a mil mirando para todos los lados, como si temiera de un monstruo.

—Relaja las que no tienes amigo.

—¿CÓMO MIERDA ME RELAJARÉ SI LA ESTÚPIDA DE LIBRA DIRÁ QUE SOY EL PADRE DE ESAS DOS CRIATURAS QUE ENGENDRASTE?.

Este chico es más dramatico que cualquier chica, es mas, para que tener una amiga si esta Cáncer, pensandolo... Capricornio ultimamente no me hablaba como solía hacerlo en las tardes y en las noches, todo cambió desde hace ya un mes ¿Qué estará pasando?.

—Hey ¿No notas a Capricornio rara?—Me recosté en el pasto verdoso y lo miré fijamente.

Cáncer tiró su mochila azul para luego tirarse en el pasto como si fuese una cama comoda, hasta cerró sus ojos pero sé que estaba  pensando y formulando una respuesta.

—No lo sé, yo siempre que la veo es rara, me mira enojada como si fuese una peste, yo antes quería intentarlo con ella y la besé pero...   ¡Ah! debe ser por eso de seguro—Soltó una carcajada la cual me hizo sonreir, recosté mi cabeza en su mochila mientras miraba el cielo.

—Creo que deberíamos de...

El sonido de una risilla hizo que me ponga alerta, era de una chica lo cual fue demasiado raro, no sabía si decirle a Can lo cual sería que él piense raro o simplemente ignorarlo, pero claro que no, yo era una persona demasiado curiosa, tanto que no me importaría saber lo que está pasando.

—¿Por qué paraste?.

—Tengo hambre, no he comido—Hice un intento de puchero, en mis adentros una mini Piscis bailaba feliz esperando a que crea ello—Porfis.

Junté mis dos manos y él me miró frunciendo el ceño, para luego suspirar y levantarse automaticamente, le pedí unos snacks tanto salados como dulces se fue, dejandome sola. Había ganado lo que sería el primer paso.
Lentamente me levante del pasto, tomé la mochila azul y comencé a caminar hacia la derecha donde se encontraban las gradas, el sonido a una piedra golpeando una tabla hizo que se me haga más raro aún.

¿Qué carajos estaría haciendo esa persona?

Estaba llegando hacia el sonido, mis pasos comenzaban a hacerce más rápidos hasta que escuché una grave voz que reconocía bastante, mi vista se fijó en un pelo violeta pero rápidamente se fue, tal vez fue una alucinación.

—¡Piscis!—Gritaba nuevamente la voz.

Giré sobre mis talones y vi de lejos como él comenzaba acercarse hacía mi, con todo el valor que tenía también lo hice.
Aquel chico que para mi era el mismisimo dios griego estaba tan cerca y a la vez tan lejos, él llegó a mi y en su mirada notaba enojo, era un enojo palpable a la vista.

—Necesitamos hablar.


💗👶👶💗


Mi mirada estaba pegada en la taza blanca marfil que se encontraba en mis manos, olía el delicioso sabor a chocolatada y suspiraba. Él me miraba espectante esperando a que hable, yo no sabía de que hablar puesto a que me trajo a una cafetería así sin decir casi nada, tomo mi brazo y ya. Pobre Cáncer, pensará que le robé su mochila y a la vez que lo planté, yo sólo quería investigar que era ese sonido raro y terminé en una cafetería teniendo frente a mi al chico de mis sueños, padre de mis hijos, el chico estúpido que no se da cuenta de nada.

Bueno, yo también era estúpida por no decirle nada pero bueno, ya era cosa mía.

—¿Entonces hablaremos o sólo me mirarás?—Me mordí el labio mientras lo miraba nerviosa y tomaba un sorbo de la deliciosa chocolatada.

—¿Qué?.

—Escorpio di lo que tienes que decir, estas poniendome nerviosa.

Él sonrió y sus hoyuelos se marcaron. Mi corazón comenzó a latir sin discreción alguna, hasta creo que se escuchaba hasta China. Tenía unas ganas inmensas de tirarme encima de él y darle unos besos pero claro que no,... no se puede.

—Hey, te pusiste roja—Sonrió de vuelta pero luego se acercó más a la mesa poniendo su mano izquierda hacía donde estaba la mia, estaba en shock, no sabía que hacer—Dame tu mano.

Mi mano rápidamente fue hacia la suya y la tomó, estaba demasiado feliz, la calidez de su mano hacía que esté en el mismisimo cielo rodeada de ángeles y comida deliciosa.

—Lo siento....

¿Qué es lo que acaba de decir?

—Maldita sea... lo lamento.

—No te entiendo—Su agarre en mi mano estaba demasiado fuerte, como si tuviese miedo a soltarme.


—Yo tenía que cuidarte y no fue así...y ahora Cáncer y tú, serán padres.

Noté en su mirada un leve enojo, soltó mi mano y se revolvió el cabello bastante exaperado, no entendía absolutamente nada, él tenía como un tic nervioso, puesto a que se encontraba revolviendo su cabello y moviendo su pie velozmente.

—Hey, hey...Calmate Escorpio, no sé que te sucede pero Cáncer no es el padre de mis bebes.

—¿Cómo que no lo es?, Tauro vino a contarmelo todo... me dijo que estuvieron en un aula—Comenzó a gruñir, como si no quisiera decir lo siguiente—Besuqueandose y toc..

Lo detuve mirandolo bastante enojada—Nada de lo que te cuenta esa maldita arpía es verdad ¿Por qué confías en ella?.

—¿No lo es?—Vi que en las comisuras de sus labios se curvaban en una sonrisa pequeña, tomé de vuelta su mano y le sonreí, malditas hormonas revolucionarias, no podía enojarme con ese par de ojos verdes y sonrisa extraordinaria.

Sentí que era el momento, tenía que decirle.

—Escorpio....yo quiero decirte algo.

En aquel momento un sin fin de recuerdos comenzaban a revolverde en mi cabeza, pero uno en especial y era de aquel día...

—Te amo Piscis—Aquel olor a alcohol se propino en mis fosas nasales para luego disiparse y que se atraviese un dulce olor calido a una sutil vainilla, su olor común de todos los días—Nunca dejaré de amarte...

Las lagrimas recorrían mis mejillas para luego chocar con su pecho, lo abracé con todas mis fuerzas y le dí un beso, uno que sabía que sería el último en nosotros, en esta estúpida y hermosa noche que jamás olvidaría.

—¿Sigues ahí pescadito?—Su voz me hizo caer en la realidad, estabamos aún en la cafetería tomados de las manos como si fuesemos una autentica pareja, quería creer que esto fuese verdad.

—Si...yo—Giré mi vista a la ventana del lado derecho, vi una silueta de una chica caminando junto a un hombre, aquella silueta la reconocería aún si fuese ciega, era ella.

Me levanté de golpe soltando a Escorpio, mi cuerpo se tambaleo hacía la izquierda, sentía que perdía todo el control de mi cuerpo, él se levantó rapidamente y me tomó de la cadera mirandome fijamente con preocupación palpable en su rostro.

—¿Estas bien?.

No, no lo estaba.

Aquella silueta de una chica no era nada más que mi mejor amiga, y aquel hombre con el que se encontraba era... mi padre, tomados de la mano y besandose como si fuesen una pareja normal de adolescentes, tenía mi corazón roto y desilucionado por aquellas dos personas que amaba en la vida.

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⏰ Última actualización: Jul 22, 2018 ⏰

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