Capítulo 4

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Tenía seis ojos mirándome seriamente.

  —¿Por qué faltaste al instituto?—Preguntó el castaño que me volvía loca pero no aquella locura tipo psicópata sino de la locura normal, esa locura la cual es cuando ves a tu cantante favorito y te dan unas ganas tremendas de llenarlo de besos y hacerle cosas malas.


  —Pereza—Sonreí y cuatro de esos ojos me miraron de mala manera— ¡Oigan!, estoy embarazada, tengo derecho a dormir más.


El silencio seguía y rodé mis ojos frustrada.


  — Ya hablen que les parto la cabeza con...—Agarré una banana rápidamente  ya que frente a mi se encontraba una fuente de frutas— la banana..., Sí, ¡Con la banana!.

Ellos comenzaron a reír escandalosamente y sentí que mis mejillas ardían, me mordí el labio y para disimular lo que pasó, comencé a sacarle lo que cubría en está.  De un momento a otro comencé a comérmela olvidándome de las tres presencias que estaban frente mi, los miré comiendo y ellos estaban sonriendo.


  —No hablan, me miran, sonríen ¡Hablen que me desespero!—Dije cuando terminé de comer el pedazo de mi rica banana.


—Te ves tierna comiendo—Comentó Cáncer haciéndome sonrojar, a su lado Capri asintió repetidas veces y a lado de ella. Escorpio se limitó a mirar a su amigo con su entrecejo fruncido.


De un momento a otro, me encontraba limpiando mis manos ya que había acabado dos bananas y estaba pegajosa, En ese momento estaba preparándome psicológicamente al ver a mi mamá, mi papá y mi hermano menor en la entrada de la casa dejando las maletas y bolsas que traían, atrás mio todavía seguían mis visitantes, aterrada giré mi vista a Capricornio pidiéndole ayuda, ella tampoco sabía que hacer. Mis manos temblaban, tenía más miedo ahora que ver una cucaracha que volaba cerca de mi. Una mano se entrelazó con la mía, giré mi vista y estaba Escorpio sonriéndome.


—Todo saldrá bien...—Susurró en mi oído, me estremecí y apreté fuertemente su mano por el miedo y por su cercanía repentina.


—Gracias—Musité sonriendo agradecida por su apoyo.  


Mi madre tenía una ojeras de mapache, su pelo rubio desaliñado y la ropa que tenía puesta la cual era una camisa con una falda de tubo estaba adornada por una gran mancha circular marrón que estaba en el medio de su falda color crema, cuando me miró tenía su entrecejo fruncido pero se suavizó y corrió a abrazarme. La mano que me mantuvo protegida aquellos minutos de desconsuelo se había ido, estaba triste pero a la vez feliz por que mi madre estaba a mi lado. No sabía lo que ocurriría luego de que sepa sobre el embarazo, pero ahora quiero disfrutar este abrazo hasta que ella sepa todo.

 —Mi amor, te extrañé muchísimo. 

 —Yo t-también mamá—Las lágrimas descendieron en mi mejilla captando la atención de mi madre.

 —No llores pequeña, mamá está aquí...—Me limpió las lágrimas y sonreí con una felicidad enorme, ella me acunó en sus brazos.


No me imagino una vida sin mi madre a mi lado...


Escorpio es el PadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora