Me despierta la dulce melodía de un piano siendo tocado tan frenética y dulcemente, camino hipnotizado, sonámbulo hacia donde éste se escucha, Nocturne op.9 No. 2 de Chopin invade mis oídos y de una manera maquinal se me acelera el corazón al sentir tan sublime magnificencia.
La acecho desde la puerta pues no quiero interrumpir su arte, su inspiración tan natural, tan delicada, tan apasionada, tan excitada, ¿Cómo puede haber tanta divinidad en el cosmos actual? Admiro el esplendor en cada uno de los pequeños huesos de su espalda desnuda, de sus punzantes hombros, y de su afilado cuello, su cuerpo bañado en sudor matutino y su cabello alborotado agarrado en un moño, tiene mi camisa amarrada en sus piernas dejando a la vista las preciosas curvas de su cadera, con perfecta afinación tararea la melodía, con sus labios que se yerguen entre el silencio y la voz de los cansados.
La música se desvanece y me indica que ha terminado. Ella recarga su cabeza sobre su brazo, baja la mirada con melancolía y lanza un derrotado suspiro. Después de unos segundos ella se percata de mi presencia, voltea a verme y, acomodándose un mechón de cabello detrás de su oreja, me sonríe, radiante, adormilada, dejando escapar su singular y majestuoso hoyuelo, palmea el espacio sobrante del banquito y me dirijo hacia ella sin titubear, me siento a su lado, toma mi rostro con sus manos y deposita un beso sobre mis labios, me mira con sus negros ojos, muerde su labio inferior y ríe a lo bajo y coloca su cabeza entre mi cuello, hundiéndonos así en un abrazo profundo, extasiado de su calor, soy presa poseida por su nombre, sexo roto de ternura, en sus pestañas derrumbó un imperio, difuminada, oscuridad palpita en la habitación reconciliada con sus ojos, cegado por su bandada de pezones, espero su alma cansada en mi pecho, escafandrista errante en su interior.
"No es de ti esto que siento como ritmo sollozo, este amor que se expande por cada parte de mi ser, blanca musa, de cabellos rojizos y castaños, encontré tu alma, eres mía y yo soy tuyo hasta que mi muerte enmudezca la música de nuestros cuerpos.
Que ausencia más perversa y dulce me diste tú, mi aura incontrolable..."
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Moonlight Sonata
Roman d'amourAaron parecía tener todo lo que un hombre podía pedir; trabaja con su padres en una famosa compañía que poseía un gran poder en la ciudad de San Francisco, era inmensamente talentoso y un pianista y vocalista nato, tenía harta belleza, misterio y er...