Capitulo 14

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-por aquí- dijiste

Me zafe de tus dedos, deje unos pasos entre los dos. Me guiaste por la sala, donde las cortinas seguían cerradas y tuve que parpadear para ver. Al dar un paso algo me atravesó el pie. El dolor me subió disparado por la pierna, los ojos se me llenaron de lágrimas pero me las seque rápido, antes de que te dieras cuenta. Levante  el pie y me saque un clavito dorado, deseos que se usan para colgar cuadros. Me pregunte que hacia allí si no había cuadros que colgar.

Atravesamos por una especia de área de porche para llegar al otro lado de la casa. Cuando abriste la puerta entorne los ojos por la luz. Había una veranda a lo largo de la construcción. Camine cojeando hasta un sillón de mimbre, me deje caer en el y me agarre el pie sobándome la marca roja del clavo.

Cuando levanta la mirada vi las rocas. Eran enormes, lisas y circulares, quizás a unos cincuenta metros y del doble de largo de la casa. Había dos rocas grandes al frente con profundas grietas de erosión, y como cinco más pequeñas que las abrazaban fuerte. Arboles flacos y puntiagudos salían del medio y de todo alrededor.

Me quede sentada mirando. Esas rocas eran diferentes al resto del paisaje, que simplemente no encajaban. Eran casi el final de la tarde y, después de un momento, me di cuenta del color rojizo de las rocas porque el sol pegaba y daba a su superficie arenosa un tono rubí.

-las separadas- dijiste-  así les puse. Se ven tan distintas… casi como… separadas de todo lo demás, bueno, de lo que hay por aquí. Están solas, pero al menos están juntas en eso.

Te quedaste de pie junto al sofá. Me aleje de ti y agarraste una varita de mimbre. Moviéndola hasta que se zafó.

-¿Por qué no las vi antes?- pregunte-¿cuando corrí?

- no ibas viendo- dejaste y me volteaste a ver. No te devolví la mirada y te cruzaste a uno de los postes de la veranda- estabas demasiado alterada para ver algo ese día.

Recorrí las separadas con la mirada, buscando caminos, cualquier indicio de cosas hechas por el hombre. Había una tubería de plástico que salía de esas rocas y llegaba hasta la casa. Se metía bajo el otro extremo de la veranda, cerca de donde estaba baño. Había postes de madera en intervalos reguladores alrededor de la base de las rocas como si alguna vez hubieran estado cercadas.

-¿qué hay del otro lado?- pregunte

- no hay gran cosa. Más de lo mismo- inclinaste la cabeza hacia el suelo polvoriento alrededor de la casa- no es una ruta de escape, si es  lo que estas pensando. Tu única ruta de escape es atreves de mi. Y mala suerte para ti supongo, pues yo ya me escape viniendo hacia acá.

-¿ y esas tuberías?- pregunte, pensando que si llegaba hasta tu casa, podía haber otras tuberías y otras casas detrás de las rocas.

- yo la puse. Es para el agua.

Sonreíste, casi orgulloso y empezaste a buscar algo en el bolsillo de la camisa. Luego metiste de la mano. Luego metiste la mano al bolsillo del pantalón y sacaste un paquetito de hojas secas y papeles de liar. Me fije en tus otros bolsillos. ¿Había algún bultito? ¿Guardarías allí las llaves del coche? Te hiciste un cigarro delgado y largo y lo lamiste a los lados.

-dónde estamos?- volví a preguntar  

- en todas partes y en ninguna - recargaste la cabeza contra uno de los postes y te quedaste observando las rocas- yo encontré este lugar. Es mío.

Estudiaste tu cigarrillo mientras pensabas

-fue hace mucho tiempo. Cuando era un chico, a lo mejor de la mitad de tu tamaño.- te lance una mirada-

-¿Cómo llegaste aquí?

-camine. Me tomo como una semana. Al llegar aquí. Me desplome.

-¿tu solo?

- sí. Las rocas me dieron sueños… y agua, desde luego. En especial, este lugar. Me quede aquí como dos semanas, acampando en medio, viviendo de las rocas. Cuando llegue a casa, todo había cambiado.

Me voltee hacia otro lado, no quería saber nada de ti ni de tu vida. Había un pájaro volando en círculos muy alto de nosotros, una equis diminuta en el cielo pálido. Me hice bolita, abrazándome las rodillas, apretándolas más fuerte, tratando de evitar que el miedo dentro de mí se abriera en un grito.

-¿porqué estoy aquí?- murmure

Te tocaste los bolsillos, luego sacaste una caja de cerillos. Señalaste las rocas.

-porque es mágico, este lugar… hermoso. Y eres hermosa… tienes una hermosura separada. Todo encaja.- giraste el cigarrillo entre el índice y el pulgar. Luego me lo ofreciste- ¿quieres uno?

Negué con la cabeza. Nada de esto encajaba. Y nunca antes me habían llamado hermosa.

-¿qué quieres? - la voz de me quebró

- eso es fácil- sonreíste y el cigarro que tenias en  la boca quedo colgando hacia abajo, pegado a tus labios- compañía

Cuando encendiste el cigarro salió un olor extraño, más natural que le tabaco pero no tan fuerte como la yerba. Inhalaste profundamente, luego volviste a ver el conjunto de rocas.

Seguía tu mirada y note un pequeño hueco que pasaba por en medio de ellas. Parecía un camino

-¿hasta cuando me vas a tener aquí?- te encogiste de hombros

-hasta siempre, claro

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Hi!!!!! aca otro cap de carnal feelings, si se dan cuenta este cap lo hemos subido mas rapido que otros, pues hay una buena noticia y es.... que vamos a subir mas seguido, puede ser que el miercoles estemos subiendo el siguiente cap.. 

bueno lindas espero que les guste un monton y plizz no se olviden de votar y comentar <3 xoxoxo

Carnal Feelings °Harry Styles°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora