Capítulo 32

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El camino se hizo más largo que de costumbre. Los pensamientos no me dejaron dormir ni pensar en otra cosa que no sea las heridas que le había causado a mi hermano.

-Elliot, ya casi estamos en casa de aimara-Avisó Demian

-Lo sé, conozco el lugar- dije abrumado.

-Pensé que no volvería a este lugar- reclamó Felisa- pensé que me entrenarías Elliot

-Yo pensé que me entrenarían también Felisa- reclamé enojado

-Felisa, ¿Por qué no mejor descansas? Llegaremos en unos minutos- Dijo Diana. Felisa se acurrucó y se durmió- No puedes tratar así a una niña Elliot

-bufé- ¿te pondrás de su lado?

-Elliot, basta, no es nuestra culpa que te sulfuraras con Jasper y lo lastimaras- reclamó Diana

- ¡Si mal no recuerdo, iba a matarte y te salvé la vida Diana! - grité

-Silencio los dos-dijo Demian deteniéndose

- ¿por qué te entrometes? - reclamé

-Elliot, he dicho silencio- dijo interponiéndose entre mi camino

- ¿qué es lo que pretendes? - pregunté enojado

-Mira eso-dijo escondiéndonos tras unos árboles. Miramos con cautela y observamos un grupo de gente atacar la casa de aimara

- ¡Mamá! - gritó Felisa

-silencio-dijo Diana tomándola en brazos

-Elliot, ¿crees que puedas darle a uno de ellos desde aquí? - preguntó Demian

-será todo un placer- sonreí y alisté el arco. Mire con detenimiento para encontrar la cabeza del que tenía a aimara. Dispare y la flecha le atravesó la cabeza. Cayó al suelo ensangrentado. El resto de los compañeros que lo ayudaban a sacar a aimara de la casa miraron sorprendidos y asustados

-la flecha debió venir desde esa dirección- gritó uno apuntando hacia dónde estábamos

-rápido Diana Corre- ordene- esconde a Felisa, si tienen a su mamá vendrán por ella también- Diana asintió y se la llevó lejos.

- ¿estás listo para esto Elliot? - pregunto Demian

-lo he esperado hace mucho tiempo- respondí con una sonrisa

-Demian miró mis ojos y vio que se tornaban rojizos. Cargue el arco y corrí hacia donde se encontraban los demás- cubre mi espalda, yo me encargo del frente- grite

Demian saco su arco y comenzó a disparar a aquellos vampiros que intentaban alcanzarme. Yo barría con los que tenía en el frente y me armaba camino para llegar donde aimara, necesitaba liberarla.

- ¡aimara! - grité- ¡Déjenla en paz! - dije a la vez que logré clavar una de las flechas en el pecho de quién la tenía sujeta. La tomé en brazos y evité que cayera al suelo. Ella solo me abrazó- Tranquila, estás a salvo

- ¿Dónde está mi hija? -preguntó

-A salvo con Diana- respondí- vamos, ponte de pie, tenemos que escapar de este lugar

-Mi casa, no puedo dejar mi casa Elliot- decía

-aimara, debemos irnos-le dije

-No Elliot, espera-dijo poniéndose de pie- dentro de casa hay algo que debo llevar conmigo

-La miré. Sus ojos se llenaron de lágrimas- entra, te cubriré- aimara me agradeció con la mirada y corrió dentro de su casa. Me quede fuera, haciendo guardia. tomé algunas flechas que se encontraban clavadas en el pecho de quienes había derribado y las puse en el Carjac.

Linaje [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora