El Castigo del Emperador [Cancelada]

[04] Seremos grandes compañeros.

[04] Seremos grandes compañeros.

— Listo, chicos. Podemos dar por finalizada la clase de hoy—dijo el profesor, comenzando a acomodar sus cosas—. Y antes de que se me olvide, recuerden que la persona que se encuentre sentada a su lado será su compañero en cualquier actividad realizada en esta materia por todo el transcurso escolar. ¡Y no quiero quejas!—agregó, alzándose ante los abucheos de varios que se calmaron al escucharlo.

Akari se atragantó con su propia saliva y cuando se recuperó, se volvió a ver horrorizada a Akashi, que ni se había inmutado por tan espeluznante noticia. Guardaba sus cuadernos con serenidad, pero al parecer sintió que lo miraba y también volteó a verla. Había una ligera diversión en sus ojos que la hizo enfadarse.

—Seremos grandes compañeros, Sakurai. —Cruzó los brazos encima de su mesa, inclinándose sutilmente hacia delante sin separar la vista—. No lo dudes.

Sonrió tensamente, apretando su lápiz con fuerza.

Jesús, ¿por qué a mí?

— Matemáticas era mi materia favorita. Hago énfasis en era porque por tú culpa ya no lo es más.

Akashi sonrió lentamente y miró hacia al frente.

—Es así, ¿eh?—Se recostó contra el respaldo de su silla y reclinó levemente hacia atrás, mirándola de reojo—. Matemáticas siempre ha estado entre mis favoritas, pero ahora que tengo a mi nueva mascota como compañera por todo el transcurso escolar, lo es con muchas más razón.

Y el timbre sonó, anunciando a los estudiantes que era hora del receso y antes de que ella le clavara el lápiz en el ojo a su compañero. Algunos salieron charlando entre ellos animadamente mientras que otros prefirieron quedarse dentro del aula, sacando sus bentos contentísimos de la vida.

Akari no compartía ese mismo humor. Estaba que echaba fuego por la boca. Ya no sabía qué era lo que más le enfadaba de todo aquello. Quería matar a alguien, específicamente a un chico llamado Seijūrō Akashi.

—Puedes irte, Sakurai.

— ¿Disculpa?—Ella alzó ambas cejas con incredulidad, sin comprender a qué se refería, o mejor dicho, no quería comprenderlo porque iba a matarlo si significaba lo que creía que significaba.

Él se levantó de su asiento, planchando su camisa con las manos.

—Te estoy dando permiso para que te vayas. Por el día de hoy seré condescendiente y te daré el día libre.

Akari se levantó con rapidez, casi tumbando su silla.

— ¿Acaso crees que soy tu jodida mascota?—le preguntó con dificultad, aunque ya conocía la respuesta por lo que no tenía sentido preguntarle.

Akashi metió una mano en su bolsillo y arqueó una ceja, lo cual le hizo admitir a regañadientes que ese gesto le proporcionaba más atractivo.

—Sí—contestó simplemente, si bien luego agregó: —Creí habértelo dejado claro con anterioridad.

Solo inhala y exhala, Akari. Y no lo mates. Irás a la cárcel si lo haces.

—Escucha, Akashi…

—Amo—la interrumpió.

— ¿Qué?

—Me llamarás amo de ahora en adelante.

Akari lo miró fijamente, conteniéndose. Se tranquilizó lo máximo posible después de darse de cuenta que tenía que jugar de otra forma con él si quería ganarle. Se giró y tomó sus cosas con sumo cuidado, guardándolas dentro de su mochila. Seguidamente se la colgó en su hombro y le lanzó una mirada fulminante al chico delante de ella.

—Primero tendré el culo de Kim Kardashiam antes de llamarte de esa forma. —
Dio por finalizada esa absurda conversación y comenzó a salir, pero cuando iba pasando por su lado, no pudo evitar añadir: —. Nos vemos luego, Seijūrō-kun.

—Nos vemos luego, Akari—dijo el pelirrojo, mirándola fríamente. Lo había molestado.

Ella salió, sintiéndose triunfante.

Duró poco.

¡Olá, belas!

Confesaré que me gusta escribir para esta historia, pero curiosamente es una de las que menos actualizo.

Los capítulos son cortos porque así me gustan. Le dan un toque bonito. (?) Ninguno tendrá más de 600 palabras, o eso espero mantener. Este capítulo tiene 599. LOL.

Finalmente creo que nunca pondré el adelanto que les di. Espero no se hayan emocionado con el. Sorry xd

Posdata: también es curioso que sólo actualizo esta historia cuando tengo algún problema con mi computadora o internet. Escribir y actualizar desde el teléfono es jodidamente arrecho. Lol.

Se aceptan donaciones para esta pobre diabla, que llora por un pobre diablo.