En medio de la noche una fantasmal figura atravesaba los frondosos y diversos bosques.
-Kaoru-niichan...
-Estás despierto -contestó sin voltear a verlo.
-Hak-niichan se fue...
-¿También lo sentiste?
-Uhm... -afirmó -¿Puedo dormir aquí hoy? -no respondió -La casa está muy vacía, me siento sólo.
-¿Trajiste tu almohada?
-¡Si! -exclamó con alegría -¿Ayudaremos a Hak-niichan?
-No hay mucho que podamos hacer.
-¿Dónde crees que esté el abuelo? -preguntó somnoliento- Se fue hace mucho...
Kaoru observó al niño dormido junto a él y sus labios dibujaron una imperceptible sonrisa.
-No te preocupes, estoy aquí.
A primera hora de la mañana los ojos de una amigable anciana brillaron con ternura, pues ella conocía el lamentable origen de estos niños.
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Fush...
Shu...
¡Clang!
-¡¿Qué demonios están haciendo?! -gritó un adolescente -¡Déjenme pasar!
-No tienes permito ir más lejos que esto.
Él fruncio el ceño y apretó los dientes -¡Háganse a un lado!
-Esta es una orden de tu superior, regresa por donde viniste.
-¡Yo no sigo órdenes tuyas! -gritó con ferocidad mientras blandia su alabarda.
-¡Detenganlo! -ordenó un hombre de negro- ¡No tiene permitido entrar en los terrenos de la casa principal!
¡Clang! ¡Clang! ¡Clang!
Una intensa y feros batalla tuvo lugar en los alrededores de un bosque tropical. El olor a sangre inundó los alrededores pero la fuerte presión que emanante de la lucha mantuvo aprensiva a las bestias.
-Maldición, son demasiados.
Hak retrocedió un poco y se resguardo tras unos árboles para verificar la condición de su cuerpo; sin heridas fatales, no querían matarlo, pero eso no significaba que no estuvieran dispuestos a dejarlo en cama por un año.
Pero él era necio, demasiado necio como para rendirse. Preparado para las consecuencias sujetó firmemente su alabarda con una mano y con la otra recogió cuatro pequeñas piedras.
Al ver que Hak se paró frente a ellos el hombre de negro al mando gritó -¡Recuerden él es un elemento clase S! ¡Ataquen a matar!
-¡Si!
Hak cargó hacia el frente a máxima velocidad listo para la batalla, oculto en la oscuridad de las frondosas copas de los árboles cuatro individuos vestidos de negro dispararon cinco flechas cada uno a los puntos vitales de Hak.
-¡No sean presuntuosos! -rugio Hak mientras lanzaba las cuatro pequeñas piedras para derribar doce de las flechas, mientras que las ocho restantes fueron bloqueadas por una pequeña daga conforme se acercaban a su cuerpo -¡Un truco tan barato no funcionará conmigo! -agitó su alabarda generando una corriente de aire que alejó de él cada daga, aguja o kunai que lanzaron los que tenía en frente a modo de distracción.
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Amados Por El Mundo
RandomExisten quienes han recibido una protección de este mundo, ya que son amados por él. Quienes reciben ésta bendición son especiales, uno en cien millones. Con un destino a su elección pueden elegir cuál seguir. Pero en su corazón la elección fue hec...