♣ Rientro ♣

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Ha pasado un tiempo desde la última vez que regresé - recordaba un rubio con nostalgia al llegar al aeropuerto internacional de su ciudad natal en Rusia -…

Yuri Plisetsky, un ahora adulto de 24 años de edad, pisaba nuevamente la tierra que lo vio nacer y crecer. En el aeropuerto internacional de Moscú, su abuelo lo esperaba con gran ansia y felicidad al ver a su nieto nuevamente después de casi siete años.

¡Yuratchka! – escucho un grito llamándolo.

Sabia a la perfección de quien era ese llamado, ya que era la única persona que lo llamaba así. Rebuscaba con sus ojos a aquella persona entre la multitud de gente que había en el lugar. De izquierda a derecha; buscaba y buscaba hasta que pudo reconocer aquella mata de cabellos, ya en su totalidad, canosos por la edad.

Alzó un brazo agitándolo para hacerse notar entre la multitud y que su abuelo pudiera ver donde se encontraba.

—¡Abuelo! — se abalanzó sobre él, con sumo cuidado, para darle un abrazo a quien desde hace años no veía. —Lo… lo lamento  tanto – aún sin romper el abrazo, prosiguió —, yo no debí… irme así… de repente — dejaba escapar unas pequeñas lágrimas al pronunciar aquello.
Nikolai dejo escapar un suspiro y con una de sus manos, frotaba la espalda de su nieto para hacerlo tranquilizar.

—Creí que ya habíamos arreglado ese tema. Ya olvídalo, lo importante es que ya volviste a casa sano y salvo.

—¡Realmente lo lamento! — menciona con brusquedad al separase de su abuelo de golpe, pero sujetándolo por los hombros.

—Te dije que lo olvidaras — lo reprendió —. Cambiando el tema —rasco su cabeza —… ¿Cómo esta él?
Desvío su mirada hacia un carrito transportador, en el cual se encontraba un niño dormido en el. Un niño rubio de no mas de siete años.

Sus ojos, cubiertos por sus párpados, contaban con una mutación poco común, pero hermosa, padecían de monocromía, dándole a ambos orbes un color verduzco y café mezclándose en armonía.

—Hmm… ¿Qué quieres que te diga?

—No lo se, solo… ¿Cómo a tomado su muerte?

—Sera mejor que te lo cuente en casa, ya con calma — tomaron las maletas y se encaminaron hacia la salida del aeropuerto.

Subieron al auto de su abuelo, que de hecho tenia años con este, y partieron rumbo hacia la residencia Plisetsky. Al llegar, Yuri pudo notar como aquel lugar había cambiado poco, o mejor dicho casi nada desde que se fue a Alemania. Bajaron del auto las maletas y al niño que aun dormía, poniendo todo a un lado de la escalera para ir hacia la segunda planta; con excepción del niño, al cual Yuri lo tomo en brazos y lo llevó a la habitación que ocupaba en el segundo piso. Camino por el pasillo hasta llegar a frente a la puerta de la habitación que había estado ocupando desde muchos años antes de irse; abrió y le pareció que el tiempo no había pasado en aquella habitación. Todo estaba tal cual lo había dejado antes de irse, a excepción de las cortinas que había remplazando las grises por rojas. Acostó al niño en la cama individual y se puso a contemplar y recordar mejor todo los buenos momentos que había vivido ahí.

—Descansa— le susurro al oído y deposito un pequeño beso sobre su frente.

Bajo nuevamente por las escaleras para llevar las maletas a la habitación del segundo piso. Al terminar de subirlas todas fue a la cocina por un baso de agua, encontrándose en ella a su abuelo sentado en los bancos de la barra de cocina.

—Ahora si, cuenta me todo. — le dijo Nikolai a su nieto.

Este obedeció y se sentó frente a él en la barra con un baso de agua entre las manos. Le dio un sorbo al agua y echo su cabeza hacia atrás.

—Le afecto mucho su muerte – decía con pesar.- … llegó… a tal punto en el que ya no menciona ni una palabra. Se volvió sumamente antisocial.

—¿Ya lo vio un especialista? — preguntó con preocupación Nikolai.
El rubio asintió — Me dijo que Mika presentaba un trauma debido a la repentina pérdida de su madre, y que poco a poco se va a ir recuperando.

—Realmente… le afecto la muerte de Malena — apoyo sus brazos sobre la superficie plana. —… era tan joven.

—Si tan solo se hubiera quedado en su trabajo mientras paraba la tormenta…

—Pero tienes que entender también que ella quería pasar por lo menos un rato con su hijo el día de su cumpleaños — le interrumpió.

—Pero si tan solo…

—¡Yuri!—le interrumpió nuevamente. — deja ese tema por la paz.

Sabia que su abuelo se había molestado al escucharlo llamar simplemente Yuri. Dejo salir todo el aire que había en sus pulmones para relajarse un poco, coloco su cabeza sobre la barra y volvió a su respiración normal.

Se puso de pie, y se dirigió hasta la puerta de salida.

—¿Dónde vas?

—Necesito pensar un poco, iré a dar una vuelta por ahí. — dijo abriendo la puerta.

—Bien, pero ve con cuidado.
El otro solo a asintió con la cabeza y desapareció del umbral de la puerta principal sin un rumbo fijo en mente. Camino por un par de calles, y sin querer llego a un parque que, si no mal recordaba, antes no se encontraba allí. Camino el sendero que se encontraba en él y de pronto…

¿Yuri? — escucho detrás suyo. Volteo para encarar a aquel que lo llamaba.

Continuará...

♣ Destinato A Voi ♣©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora