♣ Punti Di Vista. ♣

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Caminaba por los pasillos del hospital hasta la habitación, sumido en sus pensamientos preguntándose sobre su reacción a verlo nuevamente. Al llegar frente a la puerta de la habitación vaciló un poco en, si debía o no, tomar la manija de puerta de la habitación.

- ¡Maldito miedoso, tienes que tomar en serio tu trabajo! - discutía consigo internamente. - Él es tu paciente, tienes que actuar con profesionalismo como siempre lo haces! - se dio un pequeño golpe en la frente con la carpeta para despistarse. Inspiro profundo y tomo la manija para entrar a la habitación.

El lugar se veía algo lúgubre. Con las persianas impidiendo el paso de la luz solar, solamente iluminado por un par de lámparas. Otabek Altin, acostado en la cama con un brazo y una pierna enyesados; vendas sobre su cabeza, un par te puntadas sobre su piel, en el brazo que logro salir a salvo de una fractura; y las gasas, que estaban sutilmente manchadas con la sangre de aquella persona.

El rubio no pudo evitar llevar una de sus manos hacia su pecho, aferrándose a su camisa, y sin darse cuenta una traicionera lágrima amenazaba con caer de su ojo hacia su mejilla. Era una escena desgarradora y confirmativa a la vez.

Aun seguía sintiendo algo por él.

Cerro sus ojos e inspiró profundo nuevamente. Logro tranquilizarse e inicio su rutina de revisión con su paciente. Reviso sus signos en el monitor, vio que los sueros estuvieran en orden y, en eso, Otabek dejo salir de su boca un pequeño quejido. Señal de que la anestesia estaba pasando y el dolor comenzaba a hacerse presente en su cuerpo.

- Hmm... Мен қайдамын? [Men qaydamın?/ ¿Dónde estoy?] - preguntó despertando, el kazajo. Intentando sentarse...

- Ya despertó... You are in the hospital in Moscow...- contestó dandole la espalda y apuntando unas cosas en el expediente. Comunicándose con él en inglés, sabiendo que ambos hablan ese idioma. -You were in a car accident ... remember?

- I don't... remember tha... - un dolor punzante en la parte baja del abdomen lo hizo callar.

Yuri se apresuró a revisar la zona en la que el otro mantenía su mano y contenía una expresión de dolor.

Al ver la bata de hospital, apenas queriendo mancharse con sangre, supo que la herida que había en su abdomen - según los reportes, al tener clavado un trozo de vidrio en dicha área - supo que se estaba abriendo porque su paciente había intentado sentarse, aun ignorando su condición.

- No es nada grave - aseguro al subir su bata hasta la altura de la herida y ver que solo era por la sangre que, la gasa que cubría ese lugar, había absorbido.

Retiro la gasa empapada de sangre, limpio el área y colocó una nueva gasa en la herida.

- Listo, solo basta con que no te muevas mucho para que sane bien la herida y... - por primera vez sus ojos hicieron contacto desde que Otabek ingreso al hospital. No, sus ojos hicieron contacto por primera vez desde que se vieron por ultima vez, hace casi ya ocho años.

Su respiración se detuvo por un instante al sentir aquellos ojos oscuros viéndolo directamente.

- Un... ángel. - fue lo primero que pensó el moreno al verlo.

¿Ya lo había visto? ¿Por qué se sentía tanta familiaridad al ver a su doctor? Realmente no lo sabia. ¡Pero valla que quería saberlo!

- Yo... tu, ¿lo he visto... Antes? - soltó de su boca; y era algo que realmente quería saber. - siento que, ya nos habíamos visto antes... o es solo... mi imaginación...

- ¿Qué esta dic... - en su mente se encendió un pequeño foco. - ¿Cuál es tu nombre? - preguntó. Si era lo que tenia en mente, no seria nada agradable.

- Eh, pues es... - se quedo en blanco. - es... yo, no... lo recuerdo. - cierto tono de pánico se escuchaba en su voz. Sus ojos miraban fijamente las sabanas arrugadas bajo su mano que las aferraba.

Tal y como lo supuso. Su paciente presentaba un cuadro de amnesia, pero ¿a qué grado?

Lo averiguaría.

- ¿Edad? ¿Fecha? ¿Cumpleaños? - preguntó esperando que contestara aquello correctamente, lo cual hizo.

Continuó con varias preguntas más, las cuales tenían que ver con su familia, profesión y otras cosas mas. Tomando nota de las cosas que recordaba y que no, al final de hacerlo, se puso frente a él y respondió a varias cosas que sabia sobre su pasado.

- Tu nombre es Otabek Altin. Eres, o eras, un patinador de patinaje artístico y en tus ratos libres. - comenzó. - Te gustan los paseos en motocicleta, y... - continuo con lo que él sabia sobre su vida; al terminar de relatarle, el rubio se disculpó y se dirigió hasta la salida de la habitación. Con la mano a punto de girar la manija...
- Gracias por contarme sobre mi pasado. Eso me confirma que ya nos conocíamos antes y... no recuerdo tu nombre pero ¿podrías... decírmelo?

Giro su cabeza lentamente hacia aquella voz y le dedicó una sonrisa.

- Yuri Plisetsky. - abrió la puerta y desde el marco de ella pudo escuchar...

- Gracias, Yura. - él no sabia porque lo había llamado de esa manera. Solo salio de su boca.

Su corazón dolía.

Nuevamente llamado de esa forma por aquella persona que aun significaba tanto. Recordando el haber manipulado la memoria del otro; convirtiendo los momentos que vivieron como amantes en cosas de amigos.

Era momento de regresar a la realidad.

Camino por los pasillos a paso rápido hasta donde se encontraba su consultorio. Analizando los expedientes -al llegar al consultorio - de sus pacientes con detenimiento, entre ellos un herido de bala en el hombro; un anciano que sufrió un pre-infarto; una señora que se esgunzó el tobillo, bailando jazz en el retiro de ancianos; un niño de 12 años con una alergia al maní, que no tardo mucho en tratar. Y su nuevo paciente, el accidentado en un accidente automovilístico y con un cuadro de amnesia.

Aventó los expedientes sobre el escritorio, dejo escapar un largo suspiro y echó la cabeza contra el respaldo de la silla de cuero en la que estaba sentado. Cerrando los ojos por un momento para organizar mentalmente las citas que daría.

Volviendo a levantar su cabeza, tomo el celular e hizo una llamada.

El timbre sonó tres veces, y cunado iba a sonar una cuarta vez, se escucho como su llamada era contestada.

- ¿Hola? - se escuchaba una voz adormilada.

- ¿Puedo hablar contigo como en... - miro su reloj. - dos horas?

- Si, claro pero... ¿paso algo malo? Tu voz se escucha algo rara. - y era algo cierto.

Su voz se notaba apagado y un poco áspera.

- Eh! Mejor te lo cuento en persona.

- Hmm... esta bien. ¿En la cafetería de la o última vez esta bien?

- Si, esta bien. Entonces... hasta el rato. - colgó la llamada y solo restregó su rastro con la palma de sus manos del cansancio.

Solo quería dormir, y era lo que iba a hacer hasta que recibió a su nuevo paciente, el cual impidió que fuera a casa después de esa jornada nocturna y matutina.

Continuará...

♣ Destinato A Voi ♣©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora