Pokemon

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- Mamá, ¿Me has comprado el sobre de cartas de pokemon?

- Claro que sí, mi niño, y te lo daré después de comer, cuando te hayas lavado los dientes y le hayas ayudado a tu hermana a ponerse el pijama.

- Yuppy!

- Alicia –dirigiéndose a su hermana menor- si me sale un pokemon repetido te lo voy a dar, y tú no me tienes que dar ninguna a cambio porque tienes muy poquitas y tienes que guardártelas para tener un mazo lo suficientemente grande para jugar, pero no podrás jugar conmigo porque yo tengo a Charmaleon con 140 puntos de vida y a la evolución de Pikachu, que se llama Raichu, y que con esas puedo matarlos a todos. Tú no te preocupes que si algún día quieres luchar, yo me las guardo porque si no perderías todas tus cartas y te quedarías sin ninguna.

- Mamá! Alejandro quiere quitarme todas las cartas de pokemon que tengo!

Estar con sus hijos, lejos de ser la actividad estresante y cansada de cualquier padre, para Beatriz era un relajo. Por lo general, cuando hablaban sus pensamientos coindicían con sus palabras y al prestar atención cuando escuchaban, no se producía el eco tan molesto de ideas contradictorias e hipócritas, de dobles verdades y morales distintas, de mentiras pensadas o engaños en fase de estudio. Todo era claro y diáfano. Solo en esos momentos podía escuchar a su propia mente como cualquier madre que, pasando un rato con sus hijos, desconecta un instante pensando sobre sí misma.

Lo que sucedió en la parada del autobús con ese chico volvió del revés su mundo tal y como lo conocía. Su rareza había dejado de ser exclusiva y su superpoder, ahora compartido, la dejaba vulnerable. Toda su vida de mentiras y engaños estaba al alcance de alguien en quien se reconocía muchos años atrás, cuando iba al instituto. Entonces deseaba con todas sus fuerzas encontrar a alguien como ella, un ser afín, alguien especial con quien fuera imposible mentir. E innecesario.

Recordó los cursos de meditación sobre cómo poner la mente en blanco, cómo conectar con uno mismo. Sentir la mente vaciarse de toda la carga. Debía pensar un mecanismo para poder bloquear sus pensamientos, poder poner la mente en blanco y sólo escuchar, por si volviera a encontrarse con ese muchacho. O no.

De pronto se sintió avergonzada sobre la serendipia de la situación. Aparece una persona en tu vida y directamente le cierras las puertas. No puede decirse que haya aparecido, tan solo chocaron en una parada de autobús. Sí, hay algo excepcional en ello. Una casualidad nunca sucedida. Una ruta de autobús nunca tomada hasta ahora. Nunca antes estar tan cerca de alguien como uno mismo. De pronto saber que existe alguien más. Saber que existen el uno y el otro.

- Mamá! A ver si sabes en qué se evoluciona Metapod !

Butterfree! Mama, es Butterfree!!!


- No lo sé, cariño. –dijo Beatriz con ternura- No tengo ni idea.

- Es Butterfree, mamá!. Tú tranquila, mamá, algún día te los sabrás todos! Yo te los enseñaré!

El eco en sus miradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora