---Kagami T.---
—Aomine...no puedo...no...hah. —Mis ojos se van para atrás y mi aliento se atasca pesado en mi garganta mientras una convulsión de sensaciones me abruma como centellas palpitantes, al igual que a Daiki dentro de mí. Respiramos agitados y dándonos un par de besos antes de separarnos aun disfrutando la pasión que pareciera no tener fin desde que comenzamos a tener sexo hace más de un mes.
Suspiro agotado, pero también sumamente satisfecho, feliz y hasta relajado, recostándome boca abajo abrazando una almohada mientras miro a mi lado como Aomine se recarga en la cabecera y saca un cigarrillo de su cajón de la mesita de noche. —Creí que lo habías dejado.
—Uno después de hacértelo siempre se me antoja.
—Huh...cuando estés muriendo de un enfisema pulmonar no me vengas lloriqueando.
—Eres más listo de lo que aparentas Bakagami, mira que saber palabras como enfisema pulmonar se merece que te ponga una estrellita en la frente.
—¡Ahomine! —Mi estúpido novio se ríe mientras yo le saco la lengua, pero finalmente sonrío pegándome más a él mientras bostezo adormilado. —Tengo sueño.
—Duérmete.
—Ya amaneció desde hace como tres horas por si no lo has notado. Y debo prepararte el desayuno, sino eres capaz de irte sin comer nada. Pero apenas te largues me dormiré de aquí hasta que regreses.
—¿No iba a venir Tetsu?
Gruño al recordar que es verdad, Kuroko vendrá a verme después de todas estas semanas en que he estado evitándolo. Y lo peor es que aunque quisiera seguir durmiendo suena mi alarma del celular que me dice que es hora de tomar mi medicina.
Aunque usualmente me la saltaría, no quiero que ocurran más 'incidentes' frente a Daiki. Por lo que sin falta me meto un par de pastillas a la boca y le doy un trago de agua a un vaso que tengo siempre preparado. Así para cuando él regrese del trabajo todo efecto ya habrá pasado.
Aomine me observa en silencio, y yo como siempre evito su mirada, recostándome y cubriéndome con las colchas de nuevo. Esta vez mi novio que ha terminado de fumar se acerca y recarga de lado mirándome y acariciándome un brazo.
—¿Puedo preguntar algo tigre?
—Puedes.
—¿Cuándo...no, más bien, cómo supiste que estabas enfermo? Sino quieres hablar no importa.
Permanezco en silencio, observando cada uno de los detalles de su rostro en búsqueda de algo que me indique cuánto le asusta lo que tengo. Pero más que miedo o desprecio hay mucha curiosidad. Aomine jamás diría algo que me lastimara, es demasiado simple para eso, así que le sonrío y me aclaro la voz.
—Cuando cumplí quince, papá decidió que regresaríamos a Japón por su trabajo, pero como él siempre viajaba yo vivía prácticamente solo. Recién entré a la preparatoria y ahí conocí a Kuroko. Supongo que nos hicimos amigos de inmediato no solo por el basquetbol, sino porque ambos éramos raros y encajamos perfectos. Nos hicimos inseparables.
No sé por qué, pero a mediados de mi segundo año aquí comencé a marearme, confundirme en situaciones simples y a perder la noción del tiempo y del espacio. A veces perdía lapsos enteros del día. Pero lo confundía con agotamiento por los entrenamientos del equipo de baloncesto.
O eso creía... hasta que un día desperté oyendo susurros a mi alrededor. Eran montones de voces que hablaban al mismo tiempo, dándome órdenes, contándome cosas, insistentes, ruidosas, catastróficas. Juraba que eran personas afuera de mi cuarto hablándome. ¿De qué otra manera podría explicar las voces en mi cabeza?

ESTÁS LEYENDO
Tigre de Bengala (AoKaga)
FanfictionKagami no era normal, Aomine lo supo desde la primera vez que lo vio. Kagami era cautivante e hipnótico, pero también sumamente impredecible y misterioso, justo como un feroz tigre de Bengala al asecho. Kagami le enseñará a Aomine a base de mucho ca...