Veme a mí y sólo a mí

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Lo peor, lo peor ha ocurrido, siempre he sabido que Grecia cumple su palabra... pero nunca pensé que tan rápido, no tenía ni una semana de haberme metido en problemas con ella cuando un día en la mañana recibí una llamada de mi hermano menor Rafael.

-¡Será mejor que sea rápido porque estoy trabajando¡-le dije bastante apurada en grabar una canción en casa.

-No te preocupes hermanita, sólo serán por unos minutos-me dijo tiernamente-además no tienes porque gritarme.

-Rafael ya madura, ya tienes 26 años, no puedes seguir hablando como niño de primaria, actúa según tu edad.

-Luego, por el momento tengo importante que decirte.

-Dime-le dije sentándome.

-Pues... acabo de ver a Grecia con... con... emm

-Ya dilo de una vez-me reí-¿con quién está Grecia?-yo esperaba que se tratara de una amiga suya.

-Con Gabriel.

-Ah Gabriel... ¿quién es Gabriel?-no recordaba a alguien con ese nombre.

-Por Dios, Lillian, es el hombre que desde que conoció a Grecia ha querido ser su novio, no, novio no, su esposo.

De inmediato cerré mis puños con fuerza tratando de contenerme y no golpear cuanta cosa tuviera en frente, recordé a ese tal Gabriel en cuanto mi hermano me dijo quien era, un presumido, egocéntrico que siempre quiso andar con Grecia, mi Grecia y eso ya es horrible.

-¿Y qué quieres que haga?-pregunté seriamente, pero mi tono era de enojo-ella decidió dejarme, si quiere rehacer su vida no la detendré.

-¿Segura?

-Mucho-me mordí el labio.

-Permitirías que a quien tu amas se la lleven lejos de ti... incluida a tu hija... porque Gabriel está dispuesto a adoptar a la niña como suya en caso de casarse con Grecia.

-¿Y tú como sabes eso?... alto... no me digas que fuiste tú quien le aviso a Gabriel que Grecia y yo estábamos peleadas.

-Emmm el caso es que tú amas a Grecia, jamás dejarías que ella se alejara de tu lado y no te creo capaz de dejarla ir tan fácilmente, tú la amas y ella a ti, de eso estoy seguro y mira que para amarte y aguantarte todo lo que haces hay que de verdad ser alguien muy bueno.

-No me importa lo que ella haga con su vida, es libre de decidir eso. Pero ahora me doy cuenta de que cada vez que algo malo pasa entre ella y yo siempre llamas a Gabriel ¿qué esperas con ello?

-Pues que no la dejes ir, yo sé que ustedes dos son la una para la otra y la pequeña Caro te prefiere a ti como su madre mil veces antes que a Gabriel como padre.

-Ni modo.

-Haz algo.

-Lo siento, ya me tengo que ir, tengo mucho trabajo, cuídate.

-Que sea como tú quieras querida hermana, adiós.

-Adiós.

Enojada colgué el teléfono y me dispuse a seguir con mi trabajo, pero estaba tan impactada de que Grecia pudiera salir con ese perdedor que del enojo deje de trabajar y después de casi un año de estar sobria bebí como nunca... de verdad algo andaba mal conmigo, ¿cómo podía permitir que esto pasara? Grecia me gusta y eso es seguro, amo a mi hija más que a nadie en el mundo y por ellas daría hasta la vida... ¿pero por qué me detengo aún? ¡Ya basta!

Sin más que hacer, tome el teléfono y marque a casa de Senichiro, esperando que él me respondiera y poder platicar con Grecia, estaba planeando mi mega discurso con el hermano, cuando fue Grecia la que me contesto.

Hola, mi nombre es CarolinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora