Tú y yo, siempre juntos (III parte)

71 3 1
                                    

Aún después de trabajar en equipo, Senichiro y mi hermana a penas y se hablaban, no porque no tuvieran tiempo... sino por pena. Ninguno de los dos podía estar tranquilo sabiendo que tenía al otro a lado o si quiera a pocos metros de distancia, así que incluso para ellos era una tortura estar en el mismo salón, fácil hubiera sido si hubieran empezado a andar desde un principio, pero ambos tenían sus propios problemas, y debo de admitir que mucho en común. Ambos tenían una vida familiar difícil, por un lado estaba Senichiro, que había quedado huérfano el año pasado, teniendo 14 años, sin saber qué hacer teniendo a dos hermanos pequeños decidió criarlos por sí sólo, teniendo que estudiar por las mañanas y trabajar por las tardes, pero era demasiado para él, sin ingresos y ni un hogar que ofrecerle a sus pequeños hermanos sin ser él mayor de edad, no había mucho que esperar, para fortuna de él y su familia, los tíos de Senichiro lo convencieron de irse a vivir con ellos dos meses antes de ingresar a la prepa, los hermanos dejaron el hogar que habitaron con sus padres para irse con los tíos, los cuales decidieron conservar la casa de los padres fallecidos para cuando Senichiro pudiera llevarse a los pequeños con él, al menso tuvo ayuda. Mi hermana, por otra parte tenía un ritmo de vida distinto al de él, aunque nuestros padres no estaban muertos, parecían estarlo, una en la cama todo el día y el otro ahogado de borracho, los hijos buscando formas de pasar el día tranquilos y huyendo de la ira del padre... ¡qué vida!

Pero ambos tenían muchas cosas en común respecto a sus situaciones, ambos cocinaban, trabajaban, limpiaban, ayudaban a resolver tareas y cuidaban de tiempo completo a sus hermanos, los amaban demasiado; pero no sólo eso, a ambos les volvía locos la idea de vivir así, pero por sus hermanitos tenían que superarlo y seguir, y a ninguno de los dos les gustaba contar sus situaciones a sus amigos, no querían preocupar a nadie, Senichiro ocultaba sus heridas tras una amable sonrisa y siempre viendo por el lado correcto las cosas pero sus heridas eran psicológicas, las de mi hermana aparte de ser así, también eran físicas y las ocultaba bajo ropa en exceso donde tuviera las heridas, había días en que usaba chamarras durante semanas con el sol abrazador para que nadie viera sus vendajes, heridas o moretones y siempre se mostraba feliz y muy alegre, aunque curiosamente ninguno de los dos fingía estar feliz, porque realmente ambos lo eran, disfrutaban ver las caras de sus hermanos pequeños al volver y hacer hasta lo imposible por ellos. Tenían muchas cosas en común sin saberlo, ya que nunca se enteraron de la situación del otro hasta pocos meses después de volverse pareja.

Ellos no fueron pareja sino hasta unas semanas antes del 14 de febrero en su primer año de prepa (4º año). Todo empezó porque los amigos de Senichiro estaban tratando de convencerlo de declarársele a Charlene, ya lo habían visto trabajar muy bien con ella en equipo, pero no sólo eso, ya lo habían visto acompañarla hasta la parada de su camión, a las clases de arte y a otros lugares donde ambos no estuvieran juntos e incluso se sentaban a veces juntos en las clases, ponían atención... bueno, tal vez muy poca, a pesar de no decirse nada, estaban muy nerviosos por estar tan cerca. Pero la insistencia de sus amigos no basto para que Senichiro se declarara, ya que él pensaba que si lo hacía, obviamente tendría que pasar tiempo con ella fuera de horarios de clase, y para él, eso no le convenía, con sus tíos llegando de sus trabajos hasta muy entrada la noche y sus hermanos pequeños necesitándolo parte de la tarde y el resto en trabajo, no había tiempo de tener novias, tal vez las tendría, pero saliendo de prepa y si tenía suerte de seguir estudiando, en la Universidad, pero mientras sus hermanos estuvieran pequeños, no, definitivamente no. Pero en sí, el detonante fueron sus amigos, ya que un día, cuando él estaba desayunando con ellos, observo que Charlene llegaba con una bufanda cubriéndole la parte baja del rostro cuando hacía un Sol horrible, Senichiro se extrañaba de verla vestida así la mayoría de las veces, pero no le pareció extraño ya que Charlene le había "dicho" que sólo era porque ella no se ajustaba a las temperaturas bien (que mentira). Así que dejo pasar esa vestimenta, pero sus amigos empezaron a cuchichear cuando la vieron quitársela y sin querer dejo observar una gasa en su mejilla, Charlene había sido herida.

Hola, mi nombre es CarolinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora