Ahí estaba la misma chica. Su cabello era oscuro, asta los hombros. Movía el pie al son de la vieja canción en sus audífonos. Está se dió cuenta que la miraba. Intente alejar la mirada pero ella me atrapó. De nuevo, ella sostuvo la vista en mi. Esta vez algo diferente paso. Me sonrió. Las otras veces intentaba decirme con gestos, que la incomodaba.
Era linda. No era linda como las demás chicas, ella era muy preciosa en otra forma.
En el instituto era de las únicas chicas que cargaban algún libro, en su mochila. No como ese tipo de chicas que los traen todo el rato en la mano para decir "Mírame a parte de ser una perra básica también leo mierdas sobrevaloradas"
Sus libros siempre estaban viejos y arrugados.
Pensé en escribirle algo para poder decirle que quiero ser su amigo.
"Querida Nora. Espero que no te incomode esto, de hecho jamás solo he hecho antes.
Pienso que eres una chica tan agradable que con tan solo verte por las aulas de clase me inspira hablarte, pero soy tan tímido que cuando intento hacerlo mi cerebro recibe órdenes diferentes.
Quisiera invitarte el almuerzo algún día de estos, nose tal vez mañana.
Cole"
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Entre a la sala de música y mire su vieja mochila sobre un pupitre. Inmediatamente puse la nota entre la bolsa más práctica de abrir.
—¿Que haces aquí Sprouse?— salte hasta el otro lado. —Me asustaste Eva. —Supongo que tu no tocas ningún instrumento. —Solo... Vine a tomar fotos para el próximo proyecto del periódico escolar.— la chica miro desconfiadamente.
—Bien, estaré vigilandote. Asentí algo asustado y salí del cuarto junto a ella.
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