No importaba si pescaba un resfriado, o si su teléfono se averiaba por estar en contacto con el agua, realmente ya nada le importaba.
Se encontraba corriendo por las deshabitadas calles de la ciudad, con la lluvia a su máximo esplendor. Tal vez era mejor así, tal vez era mejor que las gotas de agua se llevasen consigo el rastro de lágrimas que había en su pálido rostro, sus labios formaban una mueca de tristeza, sus ojos cristalinos no le permitían ver bien con claridad el camino que estaba tomando así que opto por detenerse en unas escaleras y tomo asiento, el frondoso árbol que se encontraba a lado de ellas le cubría de la fuerte tormenta... Pero solo un poco.
Bueno, ¿Quien es esta persona que se encuentra llorando desconsoladamente a mitad de la lluvia? Es un lindo doncel pelinegro de 19 años ¿Cual es el motivo de tan desgarrador llanto? ¿Enserio quieren saber eso?...
Hoy cumplían 3 años de novios. Hacia año y medio que su adorado novio y el se habían mudado a un departamento en una de las zonas mas tranquilas del Red Line, ambos vivían muy felices.
El menor se encontraba buscando algún regalo indicado para la ocasión, estaba claro que no podía hacerle una cena romántica, en primera porque era un asco en la cocina y en segunda... Por dios Sanji era uno de los mejor cocineros que podían existir. «Tal vez hoy deberia hacer por primera vez el amor con Sanji. El ha sido muy paciente conmigo y ha respetado mi decisión de entregarme completamente solo hasta que me case» Sacudió su cabeza, alejando esos pensamientos, no, eso era algo especial para su noche de bodas, tenia que pensar en algo mas ¿Pero que? ¿Ropa? ¿Alguna joya? ¿Salir a algún lugar en especial?. Entro a una tienda de regalos y dio vueltas por la misma... Nada
—¿Busca algo en especifico?— preguntó amable una de las encargadas
—Esque... Hoy cumplimos tres años mi novio y yo... Pero no se que regalarle— comento decaído, eran cuarto para las 5 y Sanji llegaba a las 6.